La farsa de la relaci¨®n con Bildu
El PP sigue hoy sin asumir la legalidad de Bildu: la usa para atacar a S¨¢nchez mientras mira de reojo a Vox
El Pacto de Ajuria Enea de 1988, firmado por todos los partidos democr¨¢ticos vascos contra ETA (incluida AP, embri¨®n del PP), y el Pacto Antiterrorista de 2000, suscrito entre PP y PSOE y apoyado por la mayor¨ªa de los partidos espa?oles, exigieron a ETA su desaparici¨®n, pero a la vez asumieron que pod¨ªa defender sus objetivos pol¨ªticos independentistas por v¨ªas exclusivamente legales y democr¨¢ticas. Resulta oportuno recordarlo no por a?oranza, sino porque con el in¨¦dito encuentro entre el PSOE y Bildu se rompe un tab¨². Pablo Casado lo alimentaba hace solo unos d¨ªas: ¡°Es terrible que Bildu pueda ser un partido homologable en las conversaciones para formar Gobierno¡±. Casado no s¨®lo ignora lo firmado por sus predecesores; tambi¨¦n que desde que la izquierda abertzale recobr¨® la legalidad en 2011, como Bildu, el PP se ha reunido y cerrado acuerdos con ese partido en el Parlamento y en municipios vascos. As¨ª lo hizo un hombre de su confianza, Javier Maroto, como alcalde de Vitoria.
Tampoco el PSOE se atreve a recordar los pactos de 1988 y 2000. El PSOE no incluy¨® a Bildu en rondas anteriores por temor a la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica. Lo hace ahora, urgido por la necesidad de pactar la abstenci¨®n con ERC, socio de Bildu. Sin embargo, hace a?os que el PSE pacta con Bildu en el Parlamento y en Ayuntamientos. En Navarra, el PSN negocia con Bildu los Presupuestos. El problema no est¨¢ en hablar con un partido legal; si acaso, en lo pactado. Las relaciones con Bildu se han convertido en una farsa. Bildu y Sortu (heredero del brazo pol¨ªtico de ETA) son legales desde 2011 porque en sus estatutos condenan la violencia. Se cumplieron los objetivos de los pactos de Ajuria Enea y Antiterrorista. ?Por qu¨¦ entonces esta farsa? Por sectarismo partidista.
Con Zapatero, que protagoniz¨® un proceso de di¨¢logo con ETA, el PP us¨® la pol¨ªtica antiterrorista como arma arrojadiza. La radicaliz¨® cuando los tribunales legalizaron a Bildu. Los populares quedaron descolocados cuando ETA ces¨® el terrorismo. Y el PP sigue hoy sin asumir la legalidad de Bildu: la usa para atacar a S¨¢nchez mientras mira de reojo a Vox, cuya anticonstitucionalidad no cuestiona.
Es verdad que Bildu no ha completado su recorrido: tiene pendiente una autocr¨ªtica por la pasada complicidad de los abertzales radicales con ETA. Se la debe a la sociedad, a las v¨ªctimas del terrorismo. Los partidos deben exig¨ªrselo. Pero eso no debe ser excusa para seguir usando el terrorismo de forma partidista y alimentar la farsa pol¨ªtica.
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