¡°Me siento escritor cuando un amigo me pide que le redacte el perfil de Tinder¡±
El argentino Diego G¨¢ndara rememora en 'Movimiento ¨²nico' (Alfabia) su amistad con Roberto Bola?o y sus inicios en un mundo literario del que a¨²n no se siente parte
En una ocasi¨®n, el escritor chileno Roberto Bola?o (1953-2003) cont¨® que sol¨ªa leer en el Cercan¨ªas que un¨ªa Barcelona con Blanes, donde viv¨ªa. A Diego G¨¢ndara (Buenos Aires, 1971) aquella imagen se le incrust¨® en el cerebro cuando hac¨ªa sus pinitos como periodista cultural en la periferia de la capital argentina. ¡°Empec¨¦ a proyectarme en Barcelona¡±, recuerda. ¡°So?aba con alcanzar una especie de soledad, un lugar tranquilo y leer en un tren que, por supuesto, no tendr¨ªa nada que ver con los trenes de mi suburbio de Buenos Aires. Esa era mi idea del movimiento¡±. El movimiento al que se refiere es el que da t¨ªtulo a su primera novela, Movimiento ¨²nico (Alfabia), un relato inici¨¢tico en el que un joven de clase obrera como ¨¦l se adentra en el mundillo literario y se muda a Barcelona siguiendo los pasos de Bola?o.
"Tengo otros amigos escritores y a veces solo hablan de sus libros. Pero Bola?o no era as¨ª. No hablaba de su obra ni de su vida privada. Hablaba de chorradas, del dentista, de lo que ve¨ªa en la tele"
La amistad con el autor de 2666 (elegido por 84 expertos consultados por EL PA?S como el mejor libro de lo que llevamos del siglo XXI), cuenta G¨¢ndara, existi¨® de verdad. Pero no se debi¨® tanto al delumbramiento del autor novel con el escritor consagrado como al contacto cotidiano, casi trivial. "Fue una persona importante para m¨ª", cuenta. "Vine con miles de tel¨¦fono, llam¨¦ a unos y a otros. Yo con Roberto al principio era muy distante y apenas lo llamaba. ?l empez¨® a llamarme por tel¨¦fono a ra¨ªz de la crisis en Argentina para preguntarme c¨®mo estaba. Tengo otros amigos escritores y a veces solo hablan de sus libros. Roberto no era as¨ª. No hablaba de su obra ni de su vida privada. Hablaba de chorradas, del dentista, de lo que ve¨ªa en la tele".
Ese hombre cercano, que se pone al tel¨¦fono para hablar de temas cotidianos, es el que asoma en las p¨¢ginas de Movimiento ¨²nico, pero no es su tema principal. M¨¢s all¨¢ de la amistad con el hombre c¨¦lebre, la primera novela de G¨¢ndara es un relato inici¨¢tico que solo empez¨® a escribir trece a?os despu¨¦s de su llegada a Catalu?a, cuando los sue?os se hab¨ªan disuelto en una cotidianidad serena pero insuficiente. ¡°Un d¨ªa me di cuenta de que llevaba tres a?os sin salir de Barcelona y empec¨¦ a sentirme encerrado¡±, cuenta. ¡°Hab¨ªa tomado una decisi¨®n valiente al irme, pero me aterraba pensar que no podr¨ªa moverme m¨¢s. Escrib¨ª la novela en un estado de inmovilidad, en un s¨®tano muy cutre, de madrugada, sin otro ¨¢nimo que terminarla¡±.
Tras el fallecimiento de Bola?o y el proceso de adaptaci¨®n a Barcelona las cosas se complicaron, explica G¨¢ndara. "A partir de 2003 fui dejando de lado el periodismo y me dediqu¨¦ a vivir de cualquier cosa. Hice trabajos editoriales, pero me fui quedando sin trabajo. Incluso trabaj¨¦ una semana ensobrando lentes de contacto en un almac¨¦n, y lo hice con mucho orgullo". Fue entonces cuando comenz¨® a escribir, m¨¢s por supervivencia que por ambici¨®n. Bola?o hab¨ªa dejado dicho que "la literatura es un cuarto oscuro lleno de animales salvajes", y G¨¢ndara se adentr¨® y tir¨® la llave. "Para m¨ª la literatura fue un encuentro vital, pero nunca pens¨¦ que fuera escritor ni que quisiera serlo. Me gustaba mucho leer. Escribir, no s¨¦ si me gusta mucho. Adem¨¢s, pensaba que no ten¨ªa experiencia de vida y que sin experiencia para m¨ª no hay mucha literatura. Y tampoco quer¨ªa ser un escritor de gabinete".
El resultado es un relato que, m¨¢s all¨¢ del retrato impresionista de su amigo Bola?o, se despliega t¨ªmidamente como pidiendo permiso hasta llegar a la conclusi¨®n de que, despu¨¦s de todo, a veces no pasa nada. Y, de forma parad¨®jica, eso es mucho m¨¢s de lo que ofrecen tantos libros en los que aparentemente sucede de todo. Tal vez por eso atrajo la atenci¨®n de Diana Zaforteza, editora barcelonesa que esperaba el libro adecuado para reanudar la actividad de Alfabia. Juntos forman un t¨¢ndem singular que, en tiempos de cifras, estrategias y planes de diversificaci¨®n, defienden que la edici¨®n es una cuesti¨®n de intuici¨®n. Y que la literatura discurre por cauces imprevistos. "Me cuesta mucho pensar en m¨ª como escritor", apunta el autor. "En esta ocasi¨®n se han dado todas las condiciones para que escriba esto, pero no lo s¨¦. Quiz¨¢s no escriba m¨¢s. Me siento escritor cuando un amigo me pide que le haga el perfil de Tinder o que le escriba un whatsapp porque se ha peleado con un amigo. Me gusta jugar con eso".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.