¡®Dos Papas¡¯
En esta pel¨ªcula, el gran duelo interpretativo entre dos colosos, acaba en tablas. Como acaba en tablas la historia real
Cuando uno se somete, de buen grado, eso s¨ª, al tan anunciado duelo de actores, pero tambi¨¦n de doctrinas, que nos trae la pel¨ªcula Dos Papas, puede ver que poco cambia en la Iglesia cuando cambia un Papa.
El resultado es tremendo. En primer lugar, porque la Iglesia cat¨®lica (la representante de la ¨²nica religi¨®n verdadera, no se olvide) sale vencedora gane quien gane el duelo. En eso, la pel¨ªcula de Fernando Meirelles es inequ¨ªvoca y fiel a la realidad. Porque no se conoce ninguna ocasi¨®n en que haya sucedido lo contrario.
Lo malo es que la historia pretende que nos d¨¦ lo mismo. Ganara la opci¨®n que ganara entre Joseph Aloisius Ratzinger (Anthony Hopkins) y Jorge Bergoglio (Jonathan Price), a los cat¨®licos les iba a dar igual, porque ninguno de los dos hombres iba a dar de s¨ª m¨¢s de lo que se esperaba de ellos. Ni la Iglesia iba a perseguir de verdad a los golpistas y torturadores ni a los abusadores de ni?os.
Porque nunca lo hizo.
En Espa?a esta pel¨ªcula deber¨ªa acompa?arse de alg¨²n documental que situara a los cat¨®licos frente a la Iglesia y frente al franquismo durante los 40 a?os en que se produjeron con absoluta impunidad los abusos sexuales contra menores en una gran cantidad de colegios y parroquias, y las torturas y ejecuciones en casi todas las comisar¨ªas de Polic¨ªa.
La sonrisa complaciente de muchos espectadores y espectadoras al final del largometraje se borrar¨ªa. Porque la Iglesia cat¨®lica no solo fue un actor pasivo en la bestial historia franquista, sino un actor bien pagado a cambio de su silencio pero tambi¨¦n de su participaci¨®n en los hechos.
Los ni?os abusados de todo el mundo y las familias de desaparecidos en Chile, Argentina y muchos pa¨ªses m¨¢s, no van a encontrar consuelo viendo esta pel¨ªcula. Un gran duelo interpretativo entre dos colosos del asunto, que acaba en tablas.
Como acaba en tablas la historia real. Porque la estructura de poder en el seno de la instituci¨®n ni se toca. Hay un cura alem¨¢n al que le gusta la filosof¨ªa, que se enfrenta de buen humor a otro cura al que le caen bien los pobres. Tambi¨¦n est¨¢ de buen humor el segundo.
Yo creo que, despu¨¦s de ver la peli, solo deber¨ªan estar de buen humor las mujeres, porque no quedan concernidas por tanta tropel¨ªa.
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