Ecosistema en peligro
El acuerdo sobre el mar Menor parece una medida para salir del paso tras el grave episodio que caus¨® la muerte de peces y crust¨¢ceos en octubre
La situaci¨®n cr¨ªtica en que se encuentra el mar Menor, la mayor laguna de agua salada de Europa, exige medidas excepcionales y consenso pol¨ªtico para acometerlas. El decreto que acaba de aprobar el Gobierno de Murcia no cumple con ninguna de las dos exigencias. La norma solo cuenta con el apoyo de los partidos que forman la mayor¨ªa de gobierno: PP, Ciudadanos y Vox, y su contenido ha defraudado no solo al resto de fuerzas pol¨ªticas sino tambi¨¦n a los grupos ecologistas y los cient¨ªficos que han intervenido en el diagn¨®stico ambiental. La falta de ambici¨®n resulta decepcionante. M¨¢s bien parece una medida para salir del paso tras el grave episodio que caus¨® la muerte de peces y crust¨¢ceos en octubre pasado por falta de ox¨ªgeno. El decreto apenas incide sobre los factores que han causado el problema ambiental, y parece m¨¢s interesado en preservar ciertos intereses econ¨®micos relacionados con el estamento agr¨ªcola que en recuperar al ecosistema de la albufera.
La situaci¨®n a la que se ha llegado es el resultado del incumplimiento sistem¨¢tico de las normas ambientales que ya exist¨ªan, con la tolerancia de las Administraciones P¨²blicas, que desde 1998 hab¨ªan sido advertidas en sucesivos informes de los peligros que para la laguna representaban el uso intensivo de aguas marinas subterr¨¢neas desalinizadas, y los vertidos de nitratos procedentes de la agricultura intensiva. Seg¨²n la Fiscal¨ªa de Medio Ambiente, cada a?o se vierten a la laguna unas 3.300 toneladas de nitratos y se estima que hay unas 300.000 toneladas acumuladas en el acu¨ªfero que descarga en ella. Cuando se producen lluvias torrenciales como las de octubre pasado, el arrastre de nitratos aumenta.
El decreto plantea como medida m¨¢s importante la prohibici¨®n de usar fertilizantes en una franja de 500 metros desde la orilla del mar, pero en esa zona apenas hay cultivos intensivos, en concreto 136 hect¨¢reas de regad¨ªo de las 60.000 que tiene la cuenca. Y tampoco se muestra resolutivo en relaci¨®n al otro gran problema que degrada la laguna, el de los vertidos urbanos. La norma suspende los nuevos desarrollos urban¨ªsticos hasta que se apruebe un nuevo plan de ordenaci¨®n territorial, pero se concede un plazo de cinco a?os para hacerlo y mientras tanto permite ampliar los n¨²cleos consolidados.
Las cr¨ªticas al decreto son, pues, merecidas, como tambi¨¦n lo es el retraso en la aplicaci¨®n del plan de Vertido 0, con 21 medidas y 600 millones de inversi¨®n que anunci¨® el Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica en octubre pasado. El que se encuentre en funciones no justifica que no se atiendan prioridades como esta. En cuestiones ambientales, las ocasiones perdidas suelen tener consecuencias irreparables. Cuanto m¨¢s tiempo se pierda, m¨¢s costar¨¢ recuperar el ecosistema de la laguna.
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