Escalada

M¨¢s fuerte, m¨¢s alto, m¨¢s r¨¢pido. Este imperativo categ¨®rico ol¨ªmpico adquiere su esplendor en la palestra donde los atletas est¨¢n destinados a borrar el tiempo y el espacio. Todo para que despu¨¦s de haber sacrificado una vida por ara?ar un cent¨ªmetro a la p¨¦rtiga o una mil¨¦sima de segundo al cron¨®metro, desde la cima de la gloria puedan anunciar refrescos, relojes, zapatillas, coches, perfumes, viajes y toda clase de cacharros. Levanta m¨¢s peso, salta m¨¢s alto, corre m¨¢s r¨¢pido, lleva tu cuerpo al l¨ªmite si quieres que tu alma sea digna de esa marca de camisa que te ofrece el atleta desde la valla publicitaria. La agon¨ªa del campe¨®n por llegar a la meta es la misma a la que est¨¢ condenado el ciudadano de tener que volver a casa siempre cargado de paquetes y no detenerse nunca hasta llenar de basura todo el planeta. Frente a esta voracidad incontenible est¨¢ la visi¨®n de aquel monje ciego del monasterio Nido del Tigre, colgado de un acantilado en el reino de But¨¢n, que un d¨ªa me dijo: deber¨¢s saber que la Tierra es una bella madre que gira alrededor del sol solo para que en tu honor florezcan los almendros en invierno, maduren las cerezas en primavera, puedas oler los aromas de los frutos del verano y se llene tu vida de todos los colores de los ¨¢rboles en oto?o. Deber¨¢s saber que ni tiempo ni el espacio existen. La bella madre Tierra rota sobre s¨ª misma cada d¨ªa para que en tu honor se produzcan amaneceres y hermosas puestas de sol y puedas llenar de sue?os la oscuridad de las noches. En el filo de un acantilado del Himalaya los ojos del monje ciego ve¨ªan el fondo del universo. Solo los elegidos ser¨¢n capaces este a?o 2020 de seguir su ense?anza. Celebrar cada amanecer, convertirse en un degustador de crep¨²sculos con un licor apropiado en la mano es todo un r¨¦cord ol¨ªmpico que solo se consigue en la cima al final de una larga escalada.