Mambr¨² se va a la guerra

Desde mi rinc¨®n, lo que primero que vi en el debate de investidura fue el odio. Record¨¦ la vieja canci¨®n infantil, cuyo t¨ªtulo habr¨ªa que modificar, poniendo en plural el nombre del protagonista. De un modo u otro, con distinta intensidad, en las palabras y en los comportamientos ¡ªpor llamarlos de alg¨²n modo¡ª, prevalec¨ªan el odio y el desprecio al otro. Y cabr¨ªa felicitarse con decir que as¨ª no vamos a ninguna parte. Vamos hacia una fractura irremediable en la convivencia pol¨ªtica, con colaboraci¨®n deliberada de unos medios militantes.

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El malperder

El acoso interminable

La ponderaci¨®n es necesaria. Tal y como se desarroll¨® la sesi¨®n, la primera responsabilidad toca al PP de Casado. ?Para qu¨¦ replicar al discurso de S¨¢nchez? Lo ten¨ªa todo escrito, instal¨¢ndose en la descalificaci¨®n del candidato y en una visi¨®n apocal¨ªptica de la situaci¨®n espa?ola y del problema catal¨¢n. L¨®gicamente, la ¨²nica salida era el recurso a la espada de San Miguel: el 155. Casado es incapaz de ir m¨¢s all¨ª, pregunt¨¢ndose cual ser¨ªa la consecuencia. 2020 no es 2017. Una incapacidad para argumentar visible incluso cuando esgrimi¨® ante la presidenta Batet el 103 del Reglamento. Lo suyo no est¨¢ siendo el jesu¨ªtico fortiter in re, suaviter in modo, sino disputarle el terreno a Vox, sin marcar distancias, con lo que est¨¢ repitiendo el error de Ciudadanos. Casado no debiera ser solo agitador permanente de su bancada. Puestos a romper la baraja de la convivencia pol¨ªtica, Vox lleva ventaja. ?Declarar la ilegitimidad de S¨¢nchez? Raro y suicida constitucionalismo.

Como el de Arrimadas, al cerrar su brillante interrogatorio a S¨¢nchez (no respondido) con el llamamiento a la deserci¨®n de diputados socialistas. Raro centro constitucional. Su compa?ero lo remat¨® sobre Bildu, pues nadie llam¨® fascista al Rey.

Indirectamente autoritario su discurso, s¨ª. Ataque medido, que cuestiona tanto las impugnaciones como la resoluci¨®n de la presidenta. De haber existido la censura personal al Rey, auspiciarla como lo hizo, significa borrar el 103, aplicable cuando un orador vierte conceptos ofensivos sobre las instituciones del Estado. La libertad de expresi¨®n es sagrada, pero no ilimitada.

S¨¢nchez tiene raz¨®n: la derecha elige el apocalipsis. Pero ¨¦l incumple su promesa del debate preelectoral, de buscar el entendimiento, con exceso de prepotencia y descalificaci¨®n, y alg¨²n mal detalle (Maroto), por contraste con la deferencia y silencio ante las afirmaciones ofensivas, para el Estado y para ¨¦l, de ERC y Bildu. Responderles era cuesti¨®n de dignidad. Se dej¨® llevar por intereses inmediatos y frente al PP, por rencores acumulados. Y deber¨¢ reconocer que solo con "di¨¢logo", sin ideas propias y ante afirmaciones de que el federalismo implica "soberan¨ªas [sic] compartidas", algunos dem¨®cratas miremos la mesa PSOE-ERC con preocupaci¨®n.