Kate Middleton, m¨¢s ¡®real¡¯ que nunca al cumplir 38 a?os
La duquesa de Cambridge celebra su aniversario instalada en su puesto en la familia real con el apoyo de la reina Isabel y el respaldo de la ciudadan¨ªa, que reconoce su papel
El secreto de la televisi¨®n como arma de relaciones p¨²blicas no est¨¢ en llegar al mayor n¨²mero de espectadores, sino en acertar con el tipo de audiencia. Kate Middleton, la duquesa de Cambridge y esposa del pr¨ªncipe Guillermo, cumple este jueves 38 a?os. Los celebrar¨¢ en el mejor de sus momentos, con un consenso generalizado de que ha encontrado su papel en este mundo, pero en una delicada situaci¨®n para la familia real debido al reciente anuncio de sus cu?ados, Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, que han decidido "dar un paso atr¨¢s como miembros de la Familia Real" para forjar un nuevo papel en el que ser¨¢n financieramente independientes. Pese a situarse los duques de Sussex de nuevo en el punto de mira de todos los brit¨¢nicos, incluida la reina Isabel II, estos no han querido perder la oportunidad de felicitar a Kate Middleton a trav¨¦s de las redes sociales.
El matrimonio de Guillermo y Kate cerr¨® 2019 con su participaci¨®n en un programa especial navide?o de la BBC: A Berry Royal Christmas. La idolatrada cocinera brit¨¢nica, Mary Berry, acompa?¨® a la pareja en algunas de sus m¨²ltiples actividades filantr¨®picas, cocin¨® junto a ellos para un grupo seleccionado de voluntarios de esas organizaciones caritativas y convers¨® mano a mano con ambos en un ambiente de impostada intimidad en el que le confesaron que a su tercer hijo, Luis, le chiflan las remolachas que cultivan en su propio huerto; que el pr¨ªncipe Guillermo no se maneja mal a la hora de preparar el desayuno familiar y que, en los tiempos universitarios de St. Andrews, en Escocia, intent¨® impresionar a su futura esposa con una salsa bolo?esa aceptable.
Hubo un tiempo en que Kate se convirti¨® en la mofa de la prensa sensacionalista brit¨¢nica. En los a?os previos a convertirse en la duquesa de Cambridge la llegaron a llamar ¡°Waity Katie¡±, [Kate, a la espera] por el tiempo que tard¨® su novio universitario en proponerle matrimonio. Se refer¨ªan a ella como una commoner [plebeya], y cuestionaban sus nervios en p¨²blico, su voz estridente y su aburrido vestuario. A?os de excentricidad y exotismo en los que el modelo era Lady Di hab¨ªan creado una generaci¨®n de mon¨¢rquicos de tabloide escandaloso y l¨¢grima f¨¢cil en los que un car¨¢cter conservador, convencional y anodino no cotizaba. Parad¨®jico, si se tiene en cuenta que eran precisamente esas virtudes las que aseguraban que la reina Isabel II no perdiera ni un ¨¢pice de estima entre sus s¨²bditos.
Es cierto que la boda de Guillermo y Kate, el 29 de abril de 2011, congreg¨® en los alrededores de la Abad¨ªa de Westminster a un mill¨®n de curiosos, y que 26 millones de brit¨¢nicos se pegaron a sus pantallas para ver el acontecimiento televisivo de la d¨¦cada en el Reino Unido. Hab¨ªa ganas de pompa y circunstancia despu¨¦s de los a?os de esc¨¢ndalos, dudas y vaivenes que llenaron el hueco entre la ceremonia de enlace de Carlos de Inglaterra y Diana Spencer y este nuevo matrimonio real.
La reinvenci¨®n de Kate Middleton ha sido lenta pero constante. En el imaginario conservador, como ocurri¨® con Lady Di, ayud¨® la celeridad con que comenz¨® a llegar la obligada descendencia. Jorge, de seis a?os, se convirti¨® en el tercero en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono. Dos a?os despu¨¦s lleg¨® Carlota (un clon de su abuela, dicen los entendidos) y finalmente Luis. Los duques de Cambridge se ce?¨ªan al papel difuso que les correspond¨ªa en esa tierra de nadie que supone la espera hasta su reinado. Isabel II apenas tuvo tiempo para rellenar ese tiempo. Su hijo, el futuro rey Carlos de Inglaterra, con 70 a?os, lleva d¨¦cadas haciendo y deshaciendo planes para renovar una monarqu¨ªa moderna que no termina de llegar, aunque cada vez sea m¨¢s inminente.
Guillermo y Kate se han limitado a participar en eventos caritativos, promover causas populares como la toma de conciencia de los problemas de salud mental en la poblaci¨®n, viajar en representaci¨®n del Reino Unido cuando se lo ha encargado el Palacio de Buckingham (su gira por Pakist¨¢n el a?o pasado fue una m¨¢quina perfecta de relaciones p¨²blicas) y transmitir una imagen de familia moderna, serena y compacta que ha reconfortado a muchos mon¨¢rquicos. Lady Di, el pr¨ªncipe Enrique o incluso el pr¨ªncipe Andr¨¦s, con sus frivolidades, excesos y errores, son el reflejo del verdadero car¨¢cter brit¨¢nico. Isabel II, y ahora el matrimonio de Guillermo y Kate, son el espejo en el que algunos a¨²n aspiran a seguir contempl¨¢ndose.
Su n¨¦mesis
Y como siempre, ha ayudado a esta evoluci¨®n la aparici¨®n de una n¨¦mesis: Meghan Markle, la actriz estadounidense mestiza que contrajo matrimonio con el pr¨ªncipe Enrique y se ha convertido en el nuevo objetivo a batir por la prensa sensacionalista brit¨¢nica. Todo son comparaciones entre el car¨¢cter, el estilo, el vestuario y el papel institucional de estas dos mujeres. Y Kate Middleton, simplemente con la habilidad de no salirse del tiesto en ning¨²n momento, lleva las de ganar. Hasta se permite tener alg¨²n gesto de acercamiento con su cu?ada para intentar enderezar las relaciones de The Firm ¡ªLa Empresa, como se conoce habitualmente a la Familia Real¡ª con esta nueva incorporaci¨®n a la que los medios han otorgado ya la condici¨®n de descarriada.
En su discurso de Navidad de 2019, Isabel II eligi¨® tres fotos para decorar el escritorio desde el que se dirigi¨® a los brit¨¢nicos en su residencia de Balmoral. Carlos de Inglaterra y Camila Parker Bowles, con la serenidad de la edad y la reconciliaci¨®n con el p¨²blico; Jorge VI, el padre de la reina y monarca accidental que durante la II Guerra Mundial se gan¨® el cari?o del pa¨ªs; y en medio, en una foto de postal, los duques de Cambridge y sus tres hijos. Por la disposici¨®n de los marcos y la luz del escenario, Kate Middleton ocupaba el centro radiante de este grupo de miembros de la realeza brit¨¢nica que conforman la verdadera esencia de un entramado institucional cuya principal y ¨²nica misi¨®n es reinventarse en todo momento para sobrevivir.
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