Diferencia entre simple y sencillo
La distancia entre lo simple y lo sencillo es radical. La arquitectura, el dise?o y el urbanismo lo evidencian con certeza y rotundidad
A diferencia de muchas lenguas, el castellano permite diferenciar entre lo simple y lo sencillo. Recordemos: lo simple es llano, f¨¢cil, falto de profundidad. Lo sencillo es certero, esencial, preciso, sobrio, escueto, claro y puede tambi¨¦n ser modesto. Es justamente la modestia, la falta de pretensi¨®n, lo que une lo simple con lo sencillo. Pero en lo primero modestia se traduce por humildad y, a veces, en cierta falta de ambici¨®n. En lo sencillo, la falta de pretensi¨®n es consecuencia de un esfuerzo, de la voluntad de reducir a lo irreductible sin renunciar a la ambici¨®n.
Jard¨ªn Gulbenkian, el ¨²ltimo poemario del salmantino Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias, que define a los poetas como los que dicen verdades, incluye un poema titulado Lo sencillo.
Lo sencillo
Lo sencillo est¨¢ diseminado por el mundo.
A veces no se ve, porque es di¨¢fano.
Su lugar es la rutina tanto como el acontecimiento.
No necesita explicaci¨®n porque ya est¨¢ desplegado.
Estaba antes y estar¨¢ despu¨¦s.
Vuelve verdaderamente inolvidable
el encuentro con otro ser humano.
Convierte las cosas en momentos.
A pesar de lo que pudiera parecer,
lo complicado no prevalecer¨¢.
Este blog ha tratado de buscar lo sencillo en la arquitectura, el dise?o y hasta en el urbanismo. De momento, ha encontrado m¨¢s partes que todos, m¨¢s detalles que edificios, m¨¢s calles que ciudades. A veces barrios, casi siempre jardines. La lista, por fortuna interminable, podr¨ªa comenzar as¨ª:
El primer pelda?o, m¨¢s amplio y acogedor de la escalera principal de la Casa Mairea que Alvar Aalto dise?¨® para el matrimonio Gullichsen. La barandilla de ca?a de la misma casa finlandesa.
La escalera que conduce a la azotea de la Casa Malaparte que Adalberto L¨ªbera construy¨® con el singular autor de Kaputt, y que convierte la vivienda en base de esa atalaya. Hijo de unos alemanes que lo confiaron a labradores toscanos, Kurt Erich Sucker eligi¨® como seud¨®nimo el mal lugar. Y lo cierto es que se pas¨® la vida huyendo de reg¨ªmenes totalitarios. Su casa es, m¨¢s que una vivienda, un lugar desde el que mirar el infinito.
La casa de Barrag¨¢n con rincones que buscan la luz, el patio que la deja entrar y los colores que la subrayan.
Los jardines ingleses como un claro del bosque. Green Park. Madrid R¨ªo, un parque urbano que une, cicatriza, humaniza y recupera el aire, la fauna y la vecindad. Las piscinas de ?lvaro Siza que se confunden con las calas de la playa Le?a da Palmeira, a las afueras de Oporto.
Los monasterios cistercienses. La b¨®veda del dormitorio de Santes Creus.
Las sillas shaker que se pueden colgar y el taburete con forma de mariposa de Sori Yanagi. Tambi¨¦n la butaca de acero y piel o lona butterfly, de BKF.
Las espiral de madera que sirve para servir la miel.
El z¨®calo doble que separa, en L¡¯Unit¨¦ d¡¯habitation de Le Corbusier, la terraza de la sala de estar que se puede desplegar como banco.
Las copas que dise?¨® Aino Alto para Iitala, encajables para que no ocuparan mucho sitio.
Los coloreados encofrados con forma de huevera que emplean Selgascano evocando los expresivos hormigones de Fisac.
El pabell¨®n que Mies van der Rohe construy¨® en Barcelona en 1929. Tambi¨¦n su reconstrucci¨®n.
La fachada desnuda de una catedral despojada de m¨¢rmoles. El palmeral de Elche. Casi cualquier mercado callejero que se arma, despliega y recoge en un d¨ªa. El clip, el l¨¢piz y un tenedor. El asiento entre dentro y fuera de la Casa Fisher de Louis Kahn.
El trazado del cardo y el decumano.
La idea de rodar las maletas y el pavimento que permite orientarse a un ciego. La sombra de cualquier ¨¢rbol. Una p¨¦rgola de ca?izo.
El monumental vac¨ªo de la Tate Modern. Los ¨¢rboles que atraviesan los forjados del pabell¨®n de los pa¨ªses n¨®rdicos ideado en los jardines de Venecia.
La casa que Frank Lloyd Wright se construy¨® en Taliesin West, el desierto de Arizona.
Que la naturaleza devore algunos edificios con hiedra. La idea de un cementerio enterrado de Miralles y Pin¨®s. El gesto, media M de McDonald's, que Eero Saarinen levant¨® en San Luis (Misuri). Las huellas del encofrado de ramas que Peter Zumthor quem¨® para construir su capilla del hermano Klaus.
Un tatami japon¨¦s. El edificio River de Kazuyo Sejima que parece fluir. Un estampado de Anni Albers y los lienzos conc¨¦ntricos de su marido.
La iglesia de Ronchamp. Una piedra para sentarse en el campo. Los bosques de bamb¨² japoneses. Lo que siempre nos hace sentir bien y a menudo no reparamos en ello.
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