La desigualdad justa

Dice Thomas Piketty que la historia es el producto de las crisis, que de ellas salen las grandes oportunidades. Y que es la hegemon¨ªa ideol¨®gica la que marca los signos de los tiempos. Espa?a lleva m¨¢s de una d¨¦cada encadenando crisis: la econ¨®mica sacudi¨® terriblemente la sociedad, hasta cambiar por completo el sistema de clases sociales, y a su vez puso en evidencia a la clase pol¨ªtica que err¨® en el diagn¨®stico y agrav¨® los destrozos con el mito de la austeridad. Vino as¨ª la crisis institucional, visible desde 2014, que como en toda Europa ha sembrado las dudas sobre la capacidad de la versi¨®n bipartidista de la democracia liberal para gobernar el mundo presente. La multiplicaci¨®n de los actores pol¨ªticos se pretendi¨® neutralizar etiquetando a los nuevos de populistas como forma de denegaci¨®n de la habilitaci¨®n para gobernar. Uno de los estigmatizados por PP y PSOE ya est¨¢ ah¨ª. Por si fuera poco, con el proyecto soberanista la crisis institucional deriv¨® en constitucional y territorial. ?Ha llegado el momento de que este encadenado de crisis alumbre futuro?

Fruto de estos conflictos, la pol¨ªtica se ha radicalizado. Del tradicional teatro parlamentario bipartidista hemos pasado a la pelea identitaria, en la que los argumentos encallan en las apelaciones trascendentales: todo por la patria. Y las razones se pierden en el ondear de banderas, bajo el que se esconden las luchas de intereses. Estamos ahora en la resaca de esta fase. Donde la ciudadan¨ªa constata que, por mucho que la crisis se d¨¦ por amortizada, el horizonte de futuro sigue clausurado para mucha gente. Y donde a su vez las peleas patri¨®ticas han llevado a un bloqueo que se ve dif¨ªcil de romper. Y, sin embargo, el Gobierno de coalici¨®n y el acuerdo de investidura entre PSOE y Esquerra Republicana apuntan a la ¨²nica v¨ªa posible de salida del impasse: que se abran brechas en cada uno de los bloques (el PSOE se aleja de la derecha que le ten¨ªa atrapado por el desaf¨ªo independentista) y el independentismo catal¨¢n se parte por momentos, volviendo lentamente al eje derecha/izquierda.

En uno y otro caso, la radicalizaci¨®n se desplaza a la derecha, quiz¨¢s porque con ello disimula su inmovilismo econ¨®mico y social. De modo que en este momento, mientras la derecha espa?ola sigue aferrada a la t¨¢ctica del juzgado de guardia y la derecha catalana a la confrontaci¨®n, es la izquierda la que crea una mesa para hablar. Una vez formado Gobierno, las pesadillas de Pedro S¨¢nchez han dejado paso a los sue?os fant¨¢sticos: ¡°Si se llega a una votaci¨®n ser¨¢ porque se habr¨¢ llegado a un acuerdo. Y habremos resuelto la crisis de Catalu?a¡±. Pero esta izquierda afanosa tiene un compromiso capital por el que ser¨¢ juzgada: devolver un horizonte de progreso a la ciudadan¨ªa. Piketty da nombre al empe?o: la b¨²squeda de una ¡°desigualdad justa¡±. Y asegura que no es ox¨ªmoron.