Przeworski en Moncloa
Deber¨ªamos hacernos estas tres preguntas para evaluar la capacidad de resistencia de nuestras democracias
Reci¨¦n le¨ªdo el prudente, pero pesimista diagn¨®stico que ofrece el polit¨®logo Adam Przeworski en su ¨²ltimo libro sobre los riesgos que sobrevuelan las democracias contempor¨¢neas (Crises of democracy), uno no puede dejar de preguntarse en qu¨¦ medida la conformaci¨®n de un nuevo Gobierno en nuestro pa¨ªs puede hacer algo para mejorar el preocupante panorama global que all¨ª se dibuja.
Deber¨ªamos hacernos tres preguntas para evaluar la capacidad de resistencia de nuestras democracias: ?pueden las pol¨ªticas p¨²blicas corregir las causas ¨²ltimas (econ¨®micas) de la desafecci¨®n y el descontento? ?Puede la acci¨®n de gobierno transmitir a la poblaci¨®n la convicci¨®n de que las elecciones importan lo suficiente como para que merezca la pena que los ciudadanos vean en ellas un mecanismo ¨²til para canalizar sus demandas, pero no tanto como para que algunos den la espalda a las reglas b¨¢sicas del juego democr¨¢tico cuando no ganan en las urnas? ?Es posible reconstruir un tejido institucional que articule y organice los intereses en conflicto consustanciales a las sociedades plurales y democr¨¢ticas? Son retos enormes. Es seguro que cuando acabe la legislatura seguir¨¢n estando sobre la mesa. Pero soy moderadamente optimista, porque tenemos espacio para avanzar en los tres frentes.
El primero es el m¨¢s importante. Aunque el margen fiscal para llevar a cabo nuevas pol¨ªticas sociales es limitado, en la ¨²ltima d¨¦cada hemos, por fortuna, aprendido mucho sobre c¨®mo podemos proteger mejor a los hogares vulnerables y reducir la precariedad en el mercado de trabajo. Contener la desigualdad ¡ªy, sobre todo, la segregaci¨®n social¡ª es fundamental para una democracia sana. La ciudadan¨ªa tiene que tener motivos para creer que la econom¨ªa le sigue ofreciendo oportunidades y certidumbres. Con vistas al segundo reto, la situaci¨®n actual tiene algunas virtudes, a pesar de la asfixiante polarizaci¨®n. El Gobierno tiene una agenda pol¨ªtica diferenciada de las de sus adversarios, y la oposici¨®n sigue liderada por un partido democr¨¢tico que alg¨²n d¨ªa volver¨¢ al poder. Y la apuesta por un nuevo escenario de di¨¢logo en Catalu?a puede hacer de la desconexi¨®n institucional una opci¨®n menos atractiva para unos y para otros.
El tercer reto es quiz¨¢ el m¨¢s complejo. No est¨¢ claro c¨®mo podemos reconstruir las da?adas instituciones de mediaci¨®n de intereses, pero si nuestra democracia resuelve los dos primeros, habr¨¢ menos motivos para ser pesimista en este. @jfalbertos
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