?Puede la caza solucionar la plaga de jabal¨ªes?
El jabal¨ª se ha convertido en una especie-plaga: sus poblaciones se han multiplicado y causan da?os a la agricultura, accidentes de tr¨¢fico y riesgos para la salud.
Las plagas afectan negativamente a la salud de las personas o a su seguridad alimentaria. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, las poblaciones de jabal¨ª se han multiplicado causando perjuicios a la agricultura, accidentes de tr¨¢fico y otros riesgos para la salud p¨²blica y problemas derivados de su presencia en las ciudades.
Una de las principales consecuencias son los crecientes conflictos con la ganader¨ªa y la sanidad animal. El jabal¨ª se ha convertido en una especie-problema o especie-plaga en toda Europa.
El fen¨®meno de los jabal¨ªes urbanos
Aunque no existen censos a gran escala que permitan conocer cifras de poblaci¨®n reales, se han descrito localmente densidades superiores a los 12 jabal¨ªes por kil¨®metro cuadrado, por ejemplo, en la sierra de Collserola (Barcelona).
El n¨²mero de ejemplares cazados por temporada representa la tendencia de la poblaci¨®n. Se ha observado un fuerte crecimiento del n¨²mero de jabal¨ªes en Espa?a.
El incremento anual se est¨¢ acelerando de tal forma que la cantidad de jabal¨ªes podr¨ªa duplicarse para 2025, con el consiguiente aumento de da?os y riesgos sanitarios.
En la Comunidad de Madrid, el n¨²mero de jabal¨ªes cazados se ha duplicado en las ¨²ltimas 5 temporadas.
La presencia de jabal¨ªes ha aumentado en las ¨²ltimas d¨¦cadas en muchas ciudades europeas, incluidas Madrid, Barcelona y Oviedo.
El h¨¢bitat urbano y periurbano puede cubrir las principales necesidades del jabal¨ª. Dispone de alimento abundante, zonas con vegetaci¨®n que le sirven de refugio y apenas se le molesta.
Gestionar el problema de los jabal¨ªes urbanos no es sencillo. Requiere dos pasos b¨¢sicos:
En primer lugar, hay que informar al p¨²blico sobre las consecuencias negativas de la presencia del suido.
En segundo lugar, es necesario actuar de forma coordinada sobre las poblaciones perif¨¦ricas que act¨²an como fuente, y sobre los propios jabal¨ªes urbanos.
En zonas perif¨¦ricas (como Collserola en Barcelona o El Pardo en Madrid) ser¨¢ necesario reducir su poblaci¨®n mediante la caza.
En las zonas urbanas es imprescindible reducir el atractivo de la ciudad para el jabal¨ª. Esto se logra actuando sobre el h¨¢bitat, buscando limitar sus fuentes de alimento y los espacios refugio.
Adem¨¢s, habr¨¢ que capturar y eliminar a los jabal¨ªes que supongan un peligro evidente en zonas urbanas. Convendr¨¢ contar con expertos como el grupo dirigido por el investigador Jorge L¨®pez-Olvera en el Servicio de Ecopatolog¨ªa de Fauna Salvaje (SEFaS) de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona.
?Por qu¨¦ hay m¨¢s jabal¨ªes?
Las poblaciones animales cambian en tama?o y estructura a lo largo del tiempo en funci¨®n de su reproducci¨®n, mortalidad y movilidad. La poblaci¨®n crece cuando el aumento por reproducci¨®n o inmigraci¨®n es mayor que la mortalidad.
El jabal¨ª es particularmente prol¨ªfico. La reproducci¨®n puede tener lugar en el primer a?o de vida y cada gestaci¨®n da lugar a un promedio de cuatro rayones. Aunque la supervivencia de las cr¨ªas es relativamente baja, la mitad alcanzar¨¢ la edad reproductora.
En la mayor parte de Europa los jabal¨ªes mayores de un a?o tienen poca mortalidad anual (en torno al 50 %) y esta se debe, principalmente, a la caza. Sin embargo, se calcula que la extracci¨®n mediante caza deber¨ªa superar el 65 % de la poblaci¨®n si se pretende compensar el reclutamiento anual. Es decir, solo cazando dos tercios de la poblaci¨®n se lograr¨ªa frenar su crecimiento.
El uso del suelo est¨¢ cambiando en toda Europa. Esto favorece al jabal¨ª al aumentar la superficie forestal y tambi¨¦n la superficie destinada a cultivos como el ma¨ªz que le ofrecen refugio y alimento.
En paralelo, el n¨²mero de cazadores disminuye. Todo ello implica una capacidad cada vez menor para actuar eficazmente sobre las poblaciones de jabal¨ª.
La caza como herramienta clave
La caza supone el aprovechamiento de un recurso natural renovable, al igual que ocurre con otras producciones forestales como puedan ser las setas. Pero a diferencia de estas ¨²ltimas, no cazar (no cosechar la producci¨®n anual) da lugar a una proliferaci¨®n no deseada de determinadas poblaciones animales. El continuo crecimiento de las poblaciones de jabal¨ª se ver¨ªa acelerado en ausencia de caza.
En Asturias, el crecimiento anual de las poblaciones de jabal¨ª fue del 6 % entre 2000 y 2014. Se calcula que en ausencia de caza, dicho incremento habr¨ªa sido del 40 % anual. Esto significar¨ªa una multiplicaci¨®n exponencial del n¨²mero de jabal¨ªes.
La presi¨®n cineg¨¦tica actual no basta para estabilizar las poblaciones de jabal¨ª, pero contribuye de forma muy significativa a su regulaci¨®n.
En definitiva, el crecimiento de las poblaciones de jabal¨ª supone la invasi¨®n de zonas de cultivo y de zonas urbanas, un riesgo sanitario, as¨ª como un aumento de los accidentes en carretera. La caza contribuye de forma muy significativa a su regulaci¨®n, pero no basta.
Es urgente trabajar con este problema en varios frentes:
Capacidad de acogida del h¨¢bitat. Es necesario limitar el aporte de alimento y mejorar la protecci¨®n de cultivos.
La caza. Es necesario trabajar con t¨¦cnicos y cazadores para lograr una mayor eficacia cineg¨¦tica y asegurar, adem¨¢s, la pervivencia de una actividad que presta un gran servicio a la sociedad.?
Christian Gortazar?es catedr¨¢tico de Sanidad Animal en el IREC, responsable del grupo SaBio, Universidad de Castilla-La Mancha
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