V¨ªspera marroqu¨ª
Las leyes que quiere adoptar Marruecos chocan con los leg¨ªtimos intereses de Espa?a
La c¨¢mara baja del parlamento de Marruecos aprob¨® el pasado mi¨¦rcoles dos leyes ampliando la zona econ¨®mica exclusiva y la plataforma continental frente a sus costas. La medida ha sido adoptada en v¨ªsperas del primer viaje a Rabat de la nueva ministra espa?ola de Asuntos Exteriores, Arantxa Gonz¨¢lez Laya. Los problemas en la demarcaci¨®n de la soberan¨ªa entre ambos pa¨ªses viene de atr¨¢s, si bien ha resurgido en los ¨²ltimos tiempos debido a que el Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea ha fallado en diversas ocasiones contra los intereses de Marruecos en asuntos relacionados con la extensi¨®n de los acuerdos comerciales y de pesca al S¨¢hara. La doctrina del Tribunal no s¨®lo ha recordado a Marruecos que el S¨¢hara no es un territorio bajo su soberan¨ªa, sino que ha reconocido el papel del Frente Polisario en la representaci¨®n de la poblaci¨®n, cuyos intereses debe respetar la potencia administradora.
Las leyes cuya tramitaci¨®n ha iniciado el legislativo marroqu¨ª son contrarias al derecho internacional en lo referente a los espacios de soberan¨ªa frente a las costas del S¨¢hara, adem¨¢s de chocar con los leg¨ªtimos intereses de Espa?a. Es probable que estas ¨²ltimas consecuencias no hayan sido deliberadamente buscadas por las autoridades marroqu¨ªes, seg¨²n se han esforzado ellas mismas en explicar, pero lo cierto es que no pod¨ªan ignorarlas. Una vez desencadenadas, sin embargo, resulta impensable dejarlas sin la respuesta jur¨ªdica adecuada, tanto en el plano bilateral, como tambi¨¦n ante la Secretaria de Naciones Unidas, de forma que los derechos de Espa?a no se vean menoscabados. Las mismas razones que Marruecos alega para reclamar que su iniciativa no repercuta negativamente en sus relaciones con Espa?a avalan a nuestro pa¨ªs para responderla, tambi¨¦n insistiendo en la necesidad de que la fluidez en la comunicaci¨®n entre Madrid y Rabat no se vea afectada.
Los a?os de par¨¢lisis y polarizaci¨®n que ha vivido la pol¨ªtica espa?ola han lastrado la gesti¨®n de la acci¨®n exterior, que precisa de consenso interno. La diplomacia espa?ola hacia el Magreb, y, por consiguiente, tambi¨¦n hacia Marruecos, ha debido concentrarse m¨¢s en gestionar el d¨ªa a d¨ªa de las crisis recurrentes que en establecer con ambici¨®n mecanismos que acrecienten la confianza y afiancen la estabilidad de los intercambios. Una iniciativa como la adoptada esta semana por Marruecos no puede quedar sin respuesta, aunque la sobreactuaci¨®n no es el camino m¨¢s acertado ni el m¨¢s inteligente. Si ambas partes est¨¢n de acuerdo en evitar las decisiones unilaterales y en no provocar situaciones de hecho, las bases fundamentales para resolver las diferencias en la delimitaci¨®n de los espacios de soberan¨ªa est¨¢n sentadas.
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