La eutanasia y sus argumentos
Una mayor¨ªa de m¨¦dicos defendemos el derecho de las personas a disponer de la vida propia
La ley de regulaci¨®n de la eutanasia es prioritaria para el nuevo Gobierno. El texto est¨¢ redactado, tiene gran aceptaci¨®n social, sin carga financiera y con escasa oposici¨®n conservadora. Sin embargo, el C¨®digo ?tico de los m¨¦dicos espa?oles les proh¨ªbe participar en pr¨¢cticas eutan¨¢sicas, aunque se encuentra en plena revisi¨®n y ha despertado sensibilidades encontradas. La reciente Encuesta sobre la eutanasia, auspiciada por el Colegio de M¨¦dicos de Bizkaia y secundada por los de Las Palmas, Madrid y Tarragona, ha mostrado que la mayor¨ªa de los m¨¦dicos est¨¢ a favor de la regulaci¨®n de la eutanasia si se respeta su objeci¨®n de conciencia, siendo minor¨ªa los que piensan ejercerla. Los argumentos de los opositores se resumen en cinco puntos.
1. Argumentos morales o confesionales. Son los de mayor peso espec¨ªfico, pero no los que se manifiestan habitualmente. S¨®lo los l¨ªderes espirituales exponen este argumento sin ambages. Como ha hecho la Conferencia Episcopal en un documento que excede a su papel espiritual al abordar complejas situaciones t¨¦cnicas. Los objetores saben que, en un Estado no confesional, las creencias pertenecen al ¨¢mbito personal y no se pueden generalizar. Sus reticencias derivan de una idea: la vida tiene un valor absoluto porque la otorga un ser superior y s¨®lo ¨¦l la puede quitar. No reconocen que disponer de la vida propia sea un derecho individual. Aunque para la mayor¨ªa social s¨ª lo es. El 73,6% de los espa?oles, seg¨²n el CIS, y el 86% de sus m¨¦dicos se declaran favorables a la regulaci¨®n de la eutanasia.
2. Previamente cuidados paliativos de excelencia. Esta es la condici¨®n m¨¢s habitual. Proponen no regular la eutanasia hasta que todos tengamos unos cuidados paliativos de excelencia. ?Como si los cuidados paliativos y la eutanasia fueran acciones competitivas! En estos tiempos de restricciones econ¨®micas y grave crisis de la sanidad p¨²blica, ?cu¨¢nto tardaremos en tener unos cuidados paliativos excelentes y equitativos? Y cuando consigamos unos cuidados paliativos excelentes, ?ya nadie solicitar¨¢ la eutanasia? No lo parece. Dos enfermos que pidieron poner fin a su vida, Ram¨®n Sampedro y Mar¨ªa Jos¨¦ Carrasco, ten¨ªan unos cuidados excelentes pero insuficientes para mitigar su sufrimiento. Paliativos y eutanasia no son t¨¦rminos excluyentes, la eutanasia puede ser el ¨²ltimo recurso. Respetando su autonom¨ªa, dejemos que elija el paciente.
3. El juramento hipocr¨¢tico. Hace 2.500 a?os, Hip¨®crates estableci¨® los principios de la ¨¦tica m¨¦dica. Pero, en su acomodo al desarrollo social y cient¨ªfico, sus reglas han sufrido modificaciones que se plasman a partir de la Declaraci¨®n de Ginebra de 1948. La declaraci¨®n inicial de Hip¨®crates establec¨ªa: ¡°No acceder¨¦ a pretensiones que busquen la administraci¨®n de venenos¡¡±. Esta afirmaci¨®n se ha actualizado por sentencias que obligan tanto al respeto a la vida humana como a las decisiones personales. Los envenenamientos a los que se refer¨ªa Hip¨®crates estaban en el seno de intrigas pol¨ªticas y palaciegas que no se pueden equiparar con situaciones de la vida actual. No parece acertado enfocar el derecho a disponer de la vida y la autonom¨ªa personal con una visi¨®n arcaica y rigorista.
4. El paciente con fragilidad emocional. Otra discrepancia argumenta que los pacientes que solicitan la eutanasia son muy fr¨¢giles y pueden estar coaccionados en su decisi¨®n. Pero no cuentan que las leyes al respecto son muy garantistas. Los pacientes han de solicitar la eutanasia en m¨¢s de una ocasi¨®n y tras un minucioso proceso deliberativo con su m¨¦dico responsable, el proceso es revisado por otro m¨¦dico ajeno al caso y una comisi¨®n institucional. Con tales controles cabe pensar que la solicitud de eutanasia por coacci¨®n ser¨ªa m¨¢s que anecd¨®tica.
5. La pendiente resbaladiza. Con este razonamiento se quiere dar a entender que existe un peligro de banalizaci¨®n de la eutanasia. Es una ficci¨®n que, en lo alto de una pendiente de superficie engrasada, sit¨²a una acci¨®n bondadosa que, poco a poco, deriva en situaciones sutilmente diferentes hasta desembocar, al final de la pendiente, en una decisi¨®n execrable. Configuran una falacia que manipula dos teor¨ªas b¨¢sicas de la argumentaci¨®n: la argumentaci¨®n por analog¨ªas y la argumentaci¨®n metaf¨®rica, establecidas en 2004 por Van Eemeren y Grootendorst en su obra A Systematic Theory of Argumentation.Como muestra de esta posible banalizaci¨®n, son t¨ªpicos y recurrentes los casos de un hombre que solicit¨® la eutanasia porque no pod¨ªa soportar su fealdad y el de una viuda que no superaba la p¨¦rdida de su esposo. Poner en pie de igualdad estos casos frente a pacientes con enfermedades devastadora son falsas analog¨ªas. Por tanto, se argumenta que, de forma preventiva, ser¨ªa mejor no regular la eutanasia.
Los m¨¦dicos debemos apostar por la vida y por una firme relaci¨®n m¨¦dico-paciente. Pero, adem¨¢s, una mayor¨ªa nos hemos pronunciado por el compromiso social y el derecho a disponer de la vida propia. Esperamos que nuestras normas ¨¦ticas se modernicen y est¨¦n a la altura que la sociedad nos demanda.
Pedro Cabrera Navarro es presidente del Colegio Oficial de M¨¦dicos de Las Palmas y Cosme Naveda, del de Bizkaia. Tambi¨¦n firman Miguel ?ngel S¨¢nchez Chill¨®n, presidente del de Madrid, y Fernando Vizcarro Bosch, del de Tarragona.
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