¡°Chi?ol¡±, ser un inmigrante chino en Madrid
CAE LA TARDE en Usera, el barrio m¨¢s chino de Madrid, y se prenden los farolillos de papel que engalanan las calles. Laura Carrascosa Vela y Xirou Xiao pasean y citan los talleres art¨ªsticos que organizaron aqu¨ª para los ¡°chi?oles¡±, j¨®venes provenientes del gigante asi¨¢tico que, como Xiao, residen ahora en Espa?a. ¡°Es una generaci¨®n que vive a caballo entre dos identidades. Quer¨ªamos conocer sus intereses y preocupaciones¡±, relata Carrascosa. Llamaron a los encuentros Mandarina, porque en algunas regiones de China esta fruta c¨ªtrica simboliza la suerte y se regala como obsequio. Mientras charlan, desgajan varias de ellas. ¡°Todos necesitamos sentirnos en casa para ser felices¡±, dice Xiao.
Como sucede con el amor a primera vista, hay amistades que se reconocen al instante. Atravesadas por un calambrazo de complicidad, Carrascosa y Xiao cuidan de esa conexi¨®n, regal¨¢ndose abrazos durante la entrevista. Una y otra huyen de los discursos altisonantes: dicen ser solo dos j¨®venes de 26 a?os que tratan de encontrar su hueco en el mundo. La fot¨®grafa madrile?a y la artista china han publicado Como la casa m¨ªa (Dalpine), un libro con medio centenar de instant¨¢neas, capturadas en el transcurso de cuatro a?os, que retratan el universo de Xiao desde su llegada a Madrid.
Los retratos, ordenados cronol¨®gicamente, recorren diferentes etapas de la vida de la artista en su nueva ciudad. Las primeras p¨¢ginas ofrecen una imagen de ella joven, con el pelo corto, la mirada inquieta y una pose hiperb¨®lica. M¨¢s adelante, el cabello crece, sus rasgos se afilan y el gesto se torna introspectivo. ¡°No he sido consciente de mis cambios, f¨ªsicos y emocionales, hasta que tuve el libro por primera vez entre las manos. Ahora me veo m¨¢s serena y madura¡±, dice Xiao. ¡°Como inmigrante tienes que resituarte, encontrarte a ti misma en un contexto ajeno y muchas veces hostil¡±, explica. Y recuerda las veces que por la calle o en una consulta m¨¦dica se han referido a ella como ¡°chinita¡±.
Mientras sus compa?eros de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Cant¨®n pon¨ªan rumbo a Francia o el Reino Unido para cursar un posgrado, Xiao eligi¨® hace un lustro estudiar en Espa?a. Llevaba un tiempo aprendiendo castellano, seducida por la m¨²sica latina que el director Wong Kar-wai acostumbra a utilizar en sus pel¨ªculas, ambientadas en aquel Hong Kong de los setenta que acogi¨® a bandas filipinas de mambo y boleros. ¡°Nos present¨® alguien en com¨²n y Laura se convirti¨® en la primera amiga espa?ola que tuve de mi edad. Con ella me relaciono de igual a igual. A su lado siento que puedo relajarme¡±, cuenta Xiao.
Esa confianza queda patente en las fotograf¨ªas del libro, tomadas con una Olympus de 35 mil¨ªmetros que Carrascosa pasea siempre colgada del cuello. Daba igual que se citaran para comer tallarines o ver una pel¨ªcula: la m¨¢quina siempre estaba ah¨ª. ¡°Me gusta fotografiar a la gente que me importa. Unas veces les mando las im¨¢genes como un regalo y otras me las quedo yo a modo de recuerdo¡±, confiesa la autora. Pero con Xiao sucedi¨® algo inusual. ¡°Se crec¨ªa frente al objetivo, actuaba con naturalidad y jugaba. La recuerdo bailando en pleno centro de Madrid sin ninguna verg¨¹enza¡±, rememora. Su libro relata esa doble historia, la de una amistad y la de la b¨²squeda de un nuevo hogar lejos de casa.
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