Mois¨¦s P¨¦rez de Alb¨¦niz saca los 'trastos' de su casa en la exposici¨®n m¨¢s nost¨¢lgica del Madrid Design Festival
Esta vez no ha venido a hablar de arte. El galerista presenta la heterog¨¦nea colecci¨®n de objetos que ha reunido a lo largo de sus viajes
Una vez, Moise?s Pe?rez de Albe?niz encontro? un extran?o objeto en una ferreteri?a de Nueva York, una maderita con pinchos para colocar en el alfe?izar y ahuyentar a las palomas. Le gusto?, asi? que compro? cuatro y las metio? en la maleta, no sin cri?ticas de su mujer y sus hijos, y adema?s justificadas, porque al regresar a Pamplona descubrieron que esos cacharros habi?an roto dos o tres jerse?is y unas cuantas camisetas. "Para colmo, fui a la ferreteri?a di?as despue?s y descubri? que las teni?an iguales".
Seguramente las volvio? a comprar. Pe?rez de Albe?niz es muy conocido en el mundo del arte ¨CMPA, su galeri?a madrilen?a, tiene un prestigioso cata?logo de artistas nacionales e internacionales¨C, pero esta semana ha inaugurado en el Centro Cultural Fernando Ferna?n Go?mez de Madrid ?Funciono! porque soy asi?, una exposicio?n de los innumerables objetos que ha ido comprando en todo el mundo desde principios de los an?os noventa. La mezcla es bastante particular: hay cepillos de dientes de Philippe Starck, ca?maras de fotos de usar y tirar, un gel Moussel, unos cubiertos disen?ados por Gae Aulenti, otros para nin?os de Ikea, tizas Marblas, un pisto?n de Nespresso y gadgets cla?sicos de Sony, Braun y Olivetti.
?Funciono! no solo trata de objetos perfectamente funcionales. Tambie?n contempla la belleza, la nostalgia e incluso el fracaso. "Hay cosas que esta?n en la coleccio?n por su precariedad", dice el galerista. "No soy de iconos, pero si? de reconocimientos", an?ade. "Cuando Starck le quita una pata a una silla a principios de los ochenta, lo hace porque se da cuenta de que hace falta un nuevo disen?o para el final del siglo XX". Su coleccio?n es libre, pero no ana?rquica. "En realidad, resume mi relacio?n con los viajes. Antes trabajaba como interiorista, iba mucho a EE UU y empece? a visitar tiendas vintage, mercadillos y subastas".
A medida que acumulaba objetos, decidio? limitar su edad. "Yo naci? en 1955, asi? que las piezas teni?an que ser desde entonces hasta nuestros di?as, una evolucio?n del disen?o que yo haya vivido y pueda entender". Por u?ltimo, el taman?o: "Las cosas teni?an que caber en una maleta. No puedo comprar un sofa?". Pe?rez de Albe?niz guarda todo en su piso de Madrid, donde no solo hay un almace?n, sino un par de muebles de cajones llenos de cosas en sus envases. Una organizacio?n pulcra, pero cao?tica, que delata el enfoque sentimental de su coleccio?n. "No he querido presentarla hasta ahora para que cada uno pueda identificarse con algo. Quiero unir a la gente a trave?s del disen?o. Que despierte pasajes de su vida".
Suena exo?tico que un hombre acostumbrado a pasearse por las ferias de arte ma?s importantes del mundo, a negociar con grandes coleccionistas y a tratar con artistas de primer orden ¨CMuntadas, Tony Oursler o Juan Usle? forman parte de MPA¨C, dedique su tiempo libre a comprar cuchillas de afeitar y otros humildes si?ntomas de actualidad. O tal vez no tanto. "Tanto a mi? como a Jordi Rigol, director de la galeri?a, nos interesa lo que pasa en el mundo. Y lo vemos a trave?s del arte, desde lo que nos proponen los artistas". ?Tiene todo esto au?n sentido, ahora que la tecnologi?a promete librarnos de los objetos y las obras de arte tienden a convertirse en mercanci?as?
"Yo no he coleccionado por razones econo?micas, y adema?s, no creo que mi coleccio?n tenga ese valor. Una coleccio?n esta? para ser mostrada a una sociedad que se reconoce en ella. Luego hay un sen?or que se compra un cuadro y lo quiere para e?l solo y se bebe unos whiskies mira?ndolo. Pero yo no me identifico con eso". Tampoco con esa ma?xima de su profesio?n, que un galerista nunca debe coleccionar arte. "Una cosa es inseparable de la otra", confiesa, y lo arregla: "Si me quedo una pieza de una exposicio?n, soy el u?ltimo en elegir".
Funciono, luego existo
Los cerca de cien objetos del coleccionista Moise?s Pe?rez de Albe?niz seleccionados para la muestra esta?n agrupados segu?n la estrategia empleada en su disen?o: abaratar, innovar, complementar, acelerar, ser multifuncional, reducir, facilitar, an?adir, estilizar o sorprender. Asi?, los auriculares o la silla plegable esta?n pensados para ahorrar espacio; la maquinilla de un solo uso o el boli Bic, para abaratar costes; la navaja suiza se creo? por su versatilidad; el perchero o el cenicero, para complementar un objeto anterior.
Algunos se benefician de mu?ltiples estrategias. "Un secador ele?ctrico, respecto a la toalla, supone una innovacio?n, pero tambie?n un acelerador del tiempo de secado, y puede ser plegable y diminuto", an?ade Capella. Otros solo buscan ser ma?s bellos. Y aqui? es donde la premisa de funcionar no se puede restringir al uso. Cumplen otra funcio?n, sea este?tica o emocional. ?O alguien camina mejor subido a un taco?n de 10 centi?metros?
FERNA?N GO?MEZ CENTRO CULTURAL DE LA VILLA.
Plaza de Colo?n, 4. Metro: Colo?n. Del 30 de enero al 1 de marzo. De martes a domingo, de 10.00 a 21.00.
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