¡°Aqu¨ª siento que mi familia est¨¢ segura¡±: as¨ª era la buc¨®lica mansi¨®n suiza por la que Audrey Hepburn abandon¨® Hollywood

Audrey Hepburn no olvid¨® nunca el oto?o de 1944, ese extra?o periodo de su vida en que sobrevivi¨® aliment¨¢ndose de tulipanes. Por entonces, la futura actriz ten¨ªa 15 a?os y viv¨ªa con su madre en la ciudad neerlandesa de Arnhem, a orillas del Rin. Eran los ¨²ltimos d¨ªas de la ocupaci¨®n alemana en Pa¨ªses Bajos. Mientras las tropas del Tercer Reich abandonaban sus in¨²tiles trincheras junto al mar del Norte, las carreteras bombardeadas y las rutas fluviales inutilizadas por el hielo condenaban a la ciudad a sufrir una crisis de suministros que deriv¨® en una terrible hambruna.

El ¨²nico producto disponible en los mercados de Arnhem eran los bulbos de tulip¨¢n, poco aptos para el consumo humano debido a su alta concentraci¨®n de al¨¦rgenos, pero preferibles, en cualquier caso, a morir de inanici¨®n. La madre de Hepburn, periodista y arist¨®crata venida a menos, simpatizante de Adolf Hitler en su juventud, elaboraba sopas y harinas de tulip¨¢n aprovechando la ¨²nica hora del d¨ªa en que las autoridades reanudaban el suministro de gas. Audrey padeci¨® un cuadro de desnutrici¨®n severa, con ictericia, anemia y ataques de asma, que estuvo a punto de costarle la vida. Ella misma explicaba a uno de sus bi¨®grafos que los edemas causados por el hambre estaban muy cerca de llegarle a las rodillas (¡°empiezan en los pies y te matan en cuanto alcanzan el coraz¨®n¡±) cuando llegaron los aliados y ella pudo recibir la dosis de penicilina que la salv¨® de una muerte prematura.

Muchos a?os despu¨¦s, convertida en propietaria de una casa jard¨ªn de 1,6 hect¨¢reas en las monta?as suizas, la protagonista de Desayuno con diamantes insisti¨® en cultivar en la parcela gran variedad de plantas comestibles, de manzanos a perales, ciruelos, legumbres y hortalizas, como si estuviese tomando precauciones para una hambruna inminente. No consta que plantase ning¨²n tulip¨¢n, pero s¨ª cuid¨® con fervor las flores blancas del par de rosales que le hab¨ªa regalado un amigo muy cercano, el dise?ador de moda franc¨¦s Hubert de Givenchy. ¡°He conocido el verdadero terror. Lo he visto, lo he sentido, lo he olido y lo he o¨ªdo¡±, explic¨® la actriz a Vogue en 1971. ¡°Por eso la paz que me dan este hogar, mi marido y mis hijos no me parecen una cosa insignificante. Lo m¨¢s importante en la vida es que mis hijos sean libres, que est¨¦n a salvo y que puedan comer tres veces al d¨ªa. Aqu¨ª siento que mi familia est¨¢ segura¡±, continuaba explicando Hepburn.

Nostalgia en venta

Estos d¨ªas, La Paisible, la discreta mansi¨®n rural donde Hepburn residi¨® 30 a?os y cultiv¨® arboles frutales, est¨¢ a la venta. Ahora pertenece a un matrimonio de jubilados suizos, Katharina y Jean-Marc Beaujolin, que est¨¢n dispuestos a desprenderse de ella por 19 millones de francos suizos, algo m¨¢s de 20 millones de euros. La propiedad est¨¢ en Tolochenaz, una comuna de 1.700 habitantes en el cant¨®n de Vaud, a los pies del macizo de Mont Blanc y a poco m¨¢s de media hora de la ciudad de Lausana y del aeropuerto internacional de Ginebra.

Consta de algo m¨¢s de 1.000 metros cuadrados divididos en tres plantas, con 12 dormitorios, 8 cuartos de ba?o y tres grandes salones. La edici¨®n estadounidense de Vogue le dedic¨® un completo reportaje, en 1971, en el que el fot¨®grafo Henry Clarke mostraba su vistoso parqu¨¦ de terracota y revestimientos de madera de roble, las s¨¢banas azules de Porthault que cubr¨ªan su cama eduardiana con dosel, los taburetes de esparto y la silla Parsons de su sala de estar o el cuadro del pintor mexicano Rufino Tamayo que colgaba de una de las paredes de la biblioteca, junto a una silla Windsor de mimbre. El art¨ªculo aseguraba que se trataba de una finca ¡°buc¨®lica¡± decorada con sencillez y buen gusto. En las estanter¨ªas del estudio, libros ilustrados, tratados m¨¦dicos y novelas de Colette. Sobre la repisa de la chimenea, acuarela del esposo de Hepburn y dibujos enmarcados de su hijo mayor.

La actriz explic¨® a los cronistas de Vogue que se hab¨ªa refugiado en las monta?as para que sus hijos pudiesen disfrutar de ¡°una brizna de hierba¡±, un tesoro mucho m¨¢s valioso, en su opini¨®n, que cualquiera de ¡°esos lujos sofisticados que, a fin de cuentas, acaban resultando tan irreales y decepcionantes¡±.

Hepburn siempre encaj¨® en el estereotipo de estrella reticente. Tras sobrevivir a sus edemas gracias a la penicilina, hab¨ªa recalado en ?msterdam siendo a¨²n una adolescente escu¨¢lida para completar su formaci¨®n como bailarina a las ¨®rdenes de una gran diva internacional, Sonia Gaskell. Luego emigr¨® a Londres, e hizo un hueco en la escena del teatro musical del West End y, con apenas 23 a?os, protagoniz¨® Vacaciones en Roma a las ¨®rdenes de William Wyler y junto a un Gregory Peck que, entre otras cosas, la paseaba en Vespa junto al Coliseo y le ofrec¨ªa su primer cigarrillo.

Fue un ¨¦xito instant¨¢neo. Aquella mujer esbelta y de aspecto fr¨¢gil que hablaba seis idiomas y cargaba con un pasado de precariedad y sufrimiento disfrut¨® de una d¨¦cada m¨¢gica en el gran cine, fue Sabrina bajo la batuta de Billy Wilder y la sombra protectora de Humphrey Bogart, la hermana Luke en Historia de una monja, Jo en Funny Face, Ariane en Love in the Afternoon, Holly Golitghly en Desayuno con diamantes, Regina Lampert en Charada. Lo que no fue, a juzgar por sus biograf¨ªas, es completamente feliz en Los ?ngeles porque no pod¨ªa dar ni un paso sin sentirse objeto de una atenci¨®n y una idolatr¨ªa que consideraba rid¨ªculas.

Amor a primera vista

As¨ª que, en marzo de 1963, una vez concluido el rodaje de Charada, decidi¨® quedarse unos d¨ªas m¨¢s en los Alpes franceses, cerca de la estaci¨®n de esqu¨ª de Meg¨¨ve, con la intenci¨®n de comprarse una residencia de verano en los alrededores. Un agente inmobiliario le sugiri¨® que buscase al otro lado de la frontera suiza, donde era m¨¢s probable que encontrase un lugar discreto y adaptado a sus expectativas. Y es as¨ª como fue a parar a la hermosa granja de Tolochenaz, que le result¨® bastante m¨¢s grande y cara de lo que hab¨ªa previsto, pero le hizo sentir ¡°mariposas y una punzada en el coraz¨®n¡±, con su aire r¨²stico y su abrupta belleza. A su marido, el tambi¨¦n actor Mel Ferrer, no le parec¨ªa sensato ni pr¨¢ctico adquirir una propiedad a casi 6.000 kil¨®metros de su lugar habitual de residencia, pero Hepburn argument¨® que acababa de ganar una aut¨¦ntica fortuna con Charada y que estaba en condiciones de permitirse un capricho.

Entre 1963 y 1967, la familia Hepburn-Ferrer residi¨® en la granja de manera espor¨¢dica, mientras la actriz acababa de acondicionarla a su gusto y empezaba a referirse a ella como La Paisible (La Apacible). En 1968, Hepburn se divorci¨® de Ferrer y empez¨® una nueva relaci¨®n con el neurosiquiatra italiano Andrea Dotti, al que hab¨ªa conocido durante una traves¨ªa en yate por el Adri¨¢tico. A Dotti le entusiasmaba La Paisible y disfrutaba del tranquilo estilo de vida que la finca alpina ofrec¨ªa a la familia. As¨ª, tal y como explicaba Hepburn a Vogue, la casa suiza empez¨® a convertirse en su verdadero hogar, mucho m¨¢s que el lujoso apartamento de Dotti en el centro de Roma.

La artista empez¨® a dedicar las horas muertas al cultivo de su jard¨ªn con ayuda de un matrimonio local, Rucchita y Giovanni Orunesu, al que contrat¨® para que se hiciese cargo de la parcela y elaborase, entre otras cosas, las ciruelas confitadas y mermeladas de frutas que acabar¨ªan convirti¨¦ndose en sus postres favoritos. El reportaje de Vogue fue la ¨²ltima ocasi¨®n en que Hepburn acept¨® mostrar al mundo la casa de sus sue?os. Tras el ¨¦xito de Dos en la carretera, el papel que iba a marcar su transici¨®n a la madurez, Audrey se retir¨® de la interpretaci¨®n para dar prioridad a su vida familiar en Europa. Empez¨® a pasar la mayor parte de su tiempo en La Paisible con su marido y sus dos hijos (Sean, nacido de su primer matrimonio, Luca, del segundo) y a disfrutar de la vida cotidiana en Tolochenaz, donde lleg¨® a sentirse ¡°una vecina m¨¢s¡±, asidua de los peque?os colmados locales y los mercados populares.

En 1975, dej¨® atr¨¢s su largo periodo sab¨¢tico para participar en Robin y Marian junto a Sean Connery, la primera pel¨ªcula seria, en su opini¨®n, que le ofrec¨ªan en muchos a?os. Luego vendr¨ªa Bloodline, uno de sus papeles menos satisfactorios, el romance con su compa?ero de reparto, Ben Gazzara, y el ocaso de su matrimonio con Andrea Dotti, que inici¨® una relaci¨®n con una mujer m¨¢s joven y acab¨® pidi¨¦ndole el divorcio en 1982. Durante un corto periodo, Hepburn volvi¨® a pasar larga temporadas en Los ?ngeles, lejos de su jard¨ªn y sus ¨¢rboles, de la compota de ciruela, atrapada en una ciudad que le resultaba aborrecible ¡°por su aire contaminado¡±.

Un tercer matrimonio, con el actor neerland¨¦s Robert Wolders, la decidi¨® a dar de nuevo un paso al costado, dejar el cine en barbecho y refugiarse en las monta?as que la hac¨ªan tan feliz. En sus ¨²ltimos a?os, seg¨²n explicaba su hijo Sean, la principal raz¨®n por la que abandonaba La Paisible eran sus frecuentes compromisos como embajadora de UNICEF. En concreto, un ambicioso programa de lucha contra la desnutrici¨®n infantil que hizo que se embarcase en m¨²ltiples viajes por Asia, ?frica y Am¨¦rica Latina entre 1988 y 1992.

En septiembre de 1992, tras volver de Somalia, empez¨® a sufrir intensos dolores abdominales que ella atribuy¨® a un reciente cambio de medicaci¨®n. En realidad, se trataba de un c¨¢ncer de ap¨¦ndice que hab¨ªa hecho met¨¢stasis. Se someti¨® a tratamiento en Los ?ngeles pero, ya en enero de 1993, perdida toda esperanza de recuperaci¨®n, decidi¨® volar a Ginebra en el jet privado de Hubert de Givenchy para pasar sus ¨²ltimos d¨ªas en Tolochenaz, donde dio sus ¨²ltimos paseos al pie del Mont Blanc antes de fallecer. Sus hijos conservaron el hogar familiar de las monta?as diez a?os m¨¢s, hasta 2003, fecha en que decidieron vend¨¦rselo al matrimonio Beaujolin. Hoy, seg¨²n asegura su actual propietaria, La Paisible conserva intactos los rosales blancos y los ¨¢rboles frutales que Audrey Hepburn cultiv¨® durante d¨¦cadas, en los a?os que ella misma consideraba los m¨¢s felices y plenos de su vida.