Postrimer¨ªas
No es tan dif¨ªcil imaginar c¨®mo quedar¨¢ este mundo cuando desaparezca la raza humana de la faz de la Tierra
No es tan dif¨ªcil imaginar c¨®mo quedar¨¢ este mundo cuando desaparezca la raza humana de la faz de la Tierra. Sin duda los simios celebrar¨¢n el acontecimiento rasc¨¢ndose las axilas entre grandes carcajadas y esta vez ninguna serpiente les ofrecer¨¢ manzanas, porque no habr¨¢ un mono que quiera ser dios, por la cuenta que le trae. Entre los animales seguir¨¢ la lucha cruel por la vida, pero gracias a que en ella ya no participar¨¢n los humanos la maldad dejar¨¢ de existir. Desaparecida la ponzo?a que ha generado la humanidad volver¨¢ la gloria vegetal a cubrir el planeta. El mar habr¨¢ purgado toda la basura, los r¨ªos ser¨¢n azules y las cascadas plateadas, en los montes y valles se producir¨¢ un gran sosiego preternatural semejante al que hubo en el viejo para¨ªso cuando las mariposas volaban sobre los helechos arborescentes. El fin del mundo, lejos de estar provocado por un gigantesco cataclismo, puede que comience un lunes por la ma?ana con un simple estornudo de un ser an¨®nimo que ha cogido un catarro en un punto perdido de cualquier continente. Su desarrollo no ser¨¢ muy diferente de cuanto sucede hoy en esa ciudad china de Wuhan, que parece un avance o tr¨¢iler del espect¨¢culo del fin de la raza humana, con las fronteras cerradas, las calles de las ciudades desiertas, sus habitantes confinados en sus casas con mascarillas sin hablar porque las palabras, sobre todo las de amor, transportar¨¢n el virus letal. ?Y si este ensayo del fin del mundo fuera solo una falsa alarma debida a oscuras fuerzas del mal para vender vacunas? En ese caso, tal vez ser¨ªa el miedo, una peste que carece de anticuerpos, el que acabara con la raza humana, hasta el punto que, bajo este r¨¦gimen de terror, quien estornudara ser¨ªa sulfatado, quien tosiera ser¨ªa ahorcado y as¨ª hasta que el ¨²ltimo b¨ªpedo, que se cre¨ªa dios, a causa del propio miedo, desapareciera de la faz de la Tierra.
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