Il Palazzo Experimental, un hotel de estilo 'art-d¨¦co' en el canal m¨¢s tranquilo de Venecia
Despu¨¦s de tres a?os de trabajos de rehabilitaci¨®n e interiorismo, el hotel 'boutique' abri¨® a finales del a?o pasado. Tiene ofertas para San Valent¨ªn
A tres amigos de la infancia les sorprendi¨® que en su ciudad natal, Par¨ªs, no hubiera ning¨²n local de c¨®cteles como el Please Don¡¯t Tell de Nueva York, al que se accede por una cabina telef¨®nica desde el interior de un bar de perritos calientes. Aquel para¨ªso lo replicaron en la capital francesa en 2007, dise?ando una versi¨®n mucho m¨¢s chic bajo su propia marca, Experimental Group, que 12 a?os despu¨¦s cuenta ya con seis hoteles boutique, cuatro restaurantes, tres bares de vinos y cinco cocteler¨ªas, todo repartido entre Londres, Nueva York, Ibiza, Menorca, Verbier (en los Alpes suizos) y, c¨®mo no, Par¨ªs.
Italia era una localizaci¨®n que al grupo le faltaba por conquistar en Europa, hasta que el pasado septiembre inaugur¨® el hotel Il Palazzo Experimental en Venecia, uno de los destinos m¨¢s demandados para celebrar San Valent¨ªn. "Est¨¢bamos buscando un local en Mil¨¢n y la inmobiliaria nos dijo que hab¨ªa un palacio disponible en la ciudad de los canales, y que era muy raro encontrarse algo as¨ª en un barrio apartado de la ruta tur¨ªstica ¨CDorsoduro, justo donde se alberga la colecci¨®n Peggy Guggenheim¨C, y que adem¨¢s tuviera un jard¨ªn trasero, conectado al r¨ªo del Ognissanti",?comenta en la entrada del palazzo la interiorista francesa Doroth¨¦e Meilichzon, responsable de los espacios de Experimental.
El palacio perteneci¨® al empresario Giovanni Stucky entre finales del siglo XIX y principios del XX, que eligi¨® como residencia por su enclave privilegiado: desde la fachada de aquella casa renacentista, a primera l¨ªnea del canal de la Giudecca, pod¨ªa asomarse a la ventana y ver el molino neog¨®tico que hab¨ªa construido junto a la f¨¢brica Fortuny, al otro lado del canal.
En 2020, muchas de las 32 habitaciones del hotel conservan las vistas. Pero su arquitectura, en el interior, ha cambiado radicalmente. "Cuando vimos el palacio por primera vez todo estaba forrado con una madera s¨²per oscura", recuerda Meilichzon, que prefiri¨® darle un lavado de cara al edificio ¨Cllevaba vac¨ªo 20 a?os¨C para que pareciera m¨¢s luminoso y amable, y saltaran?a la vista las referencias al art d¨¦co y la escuela Memphis de la nueva decoraci¨®n.
"Del pasado hemos conservado muy poco", especifica. En concreto, el letrero dorado de Adriatica en la fachada, de cuando la sede de la sociedad de transporte naval italiana se instal¨® all¨ª varias d¨¦cadas, a partir de 1937. El arco apuntado y ornamental de las ventanas. Los techos, a veces, de hasta cinco metros de altura. O la escultura de un le¨®n en piedra, temporalmente relegada en el jard¨ªn. "Las puertas dobles de la primera planta las restauramos y las pintamos de blanco y azul", a?ade. "Para el resto del proyecto partimos de cero, gui¨¢ndonos por el savoir faire de esta ciudad en el tema de los materiales".
Se ve en las paredes de casi todo el hotel, estucadas a la veneciana con la t¨¦cnica marmorino, que en este caso mezcla cal natural con polvo de m¨¢rmol, sobre una paleta de colores t¨ªpica de la zona: el azul de la laguna, verde coral y tonos terracota similares a los que hay en las casas del alrededor.
En la planta principal resulta dif¨ªcil no fijarse en el suelo. El de la recepci¨®n, el restaurante y el vest¨ªbulo que conduce al jard¨ªn son de terrazo, con teselas de vidrio en forma de mosaico, muy parecido al que instal¨® en 1958 el arquitecto Carlo Scarpa en la tienda showroom que la firma Olivetti tiene en la plaza de San Marcos en Venecia.
Habitaciones-biblioteca
El terrazo se extiende, esta vez en granito, en las 28 habitaciones simples y las cuatro suites presidenciales. Cada dormitorio tiene una distribuci¨®n diferente, aunque todos incluyen puertas y espejos arqueados ¨Csobre los que se camufla el televisor con una pantalla de la misma textura y reflejo¨C, y muebles confeccionados en m¨¢rmol Breccia Capraia, como el marco del mueble-ba?o, el forro de sus cajoneras y el tablero de las mesitas de noche.
El soporte de esas mesas, con forma cil¨ªndrica y recubiertas de aluminio plateado, reproduce en brillo y mate las l¨ªneas que, tradicionalmente, contorneaban en rojo y blanco los amarres de los barcos en Venecia. La misma silueta aparece en los dos extremos del cabecero de las camas, en madera de tilo cortada a mano.
Cuenta Meilichzon que los dormitorios no est¨¢n pensados solo para dormir y echarse la siesta. Los de Il Palazzo Experimental integran una peque?a librer¨ªa con ejemplares de la editorial Phaidon, butacas con tapicer¨ªa de Rubelli que animan a leer, una radio de la casa inglesa Roberts y un ¨²ltimo gui?o a la ciudad: para el pomo de la puerta, el cartel de "No molestar" simula un rostro cubista y circular como los que Picasso dibujaba en platos de arcilla, con la diferencia de que ahora llevan una m¨¢scara del carnaval de Venecia.
Beber para recordar
El local de c¨®cteles, de apenas 30 metros, lo firma la dise?adora italiana Cristina Celestino en la planta principal. Es la primera vez en Experimental que alguien ajeno al equipo de interiorismo se encarga de una estancia al completo. "Quer¨ªa a alguien que se conociera bien la ciudad, y Cristina hab¨ªa estudiado arquitectura en Venecia antes de mudarse a Mil¨¢n", cuenta Meilichzon. "Adem¨¢s, somos de la misma generaci¨®n y, creo, compartimos un enfoque parecido".
Seg¨²n Celestino, el resultado no se distancia demasiado del resto del hotel. "La atm¨®sfera recuerda a los caf¨¦s venecianos tipo el Harry's Bar". Y sus piezas, dise?adas y personalizadas ad hoc, acumulan referencias hist¨®ricas. "El baldaquino que hay en la parte superior de la barra, tapizado tambi¨¦n con telas de Rubelli, remite a los que puedes encontrarte en las iglesias venecianas", cuenta por correo electr¨®nico, sin pasar por alto las l¨¢mparas colgantes Pulsar que ella misma dise?¨®, en lat¨®n y cristal, para la firma toscana de luminarias Esperia.
La barra preside la cocteler¨ªa con una encimera de tres capas de m¨¢rmol policromado, y con un cuerpo cubierto de espejos antiguos, en color ¨¢mbar, hechos a mano por Antique Mirror. "Esos espejos los a?ad¨ª con el mismo tono a las mesas de caf¨¦, que si te fijas ver¨¢s que imitan los gemelos de una camisa". Celestino ya hab¨ªa utilizado la mesa Cufflinks en proyectos anteriores: pertenece a la colecci¨®n de su propia firma, Attico Design, igual que los pufs. "El detalle final est¨¢ en la moqueta. Es de Besana Carpet Lab y la mont¨® un grupo de artesanos in situ".
Operaci¨®n a flote
Tres a?os es lo que ha tardado Doroth¨¦e Meilichzon en acabar Il Palazzo, viviendo cada semana entre Par¨ªs, Venecia y Menorca, donde este verano ha inaugurado otro hotel con el grupo Experimental en una finca del siglo XIX, a las afueras del municipio de Alaior. "La reforma de Venecia ha sido un poco m¨¢s larga y complicada por el tema del acqua alta", se?ala.
Las inundaciones que afectan a la laguna de la ciudad varias veces al a?o, entre oto?o y primavera, obligaron al equipo de interiorismo a elevar 15 cent¨ªmetros el suelo del edificio. Tambi¨¦n dise?aron una cubeta de hormig¨®n en la planta baja para evitar que el agua se filtre por los suelos, y paneles met¨¢licos que se pueden agregar en los rieles de cada entrada.
Pese a las circunstancias, la francesa considera que el proyecto ha valido la pena, porque se enfoca a un mercado nicho. "Quer¨ªamos un hotel que fuera diferente y apetecible para dos tipos de gente: la que viene aqu¨ª solo una vez en la vida y est¨¢ buscando una experiencia t¨ªpicamente veneciana; y la que tiene que pasarse por Venecia todos los a?os, por trabajo, y quiere ver la ciudad desde un nuevo punto de vista".
El mar en el plato, m¨¢s all¨¢ del Mediterr¨¢neo
El restaurante de Il Palazzo Experimental se ci?e a su nombre, Adriatica, a la hora de servir la comida: en el men¨² se incluyen recetas de la costa este, propias de las regiones de Friuli, Emilia-Roma?a, Abruzos o la Puglia, que se preparan en una cocina di¨¢fana. Para degustarlas, hu¨¦spedes y clientes pueden escoger el jard¨ªn trasero. O quedarse en la sala interior, sentados en sus banquetas y cabinas de terciopelo, con mesas de m¨¢rmol blanco y l¨¢mparas de Luciano Vistosi, en vidrio de Murano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.