Buscando el m¨ªnimo com¨²n denominador
Los partidos y sus l¨ªderes tienen ante s¨ª el reto de recuperar la credibilidad, para empezar, devolviendo la pol¨ªtica a su naturaleza: ser ¨²til al conjunto de la ciudadan¨ªa
La legislatura acaba de arrancar con escasas expectativas. Primer Gobierno de coalici¨®n, formado por la socialdemocracia y su izquierda, y con una derecha dividida compitiendo en beligerancia con la extrema derecha. En el escenario, al fondo, desaf¨ªos globales como el cambio clim¨¢tico, la revoluci¨®n tecnol¨®gica o el reto demogr¨¢fico, y en primer plano el conflicto catal¨¢n, sus irradiaciones al resto del territorio y la siempre pendiente reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica y su correlato, la organizaci¨®n territorial del Estado.
Tan pocas y d¨¦biles son las expectativas que la simple normalidad democr¨¢tica deviene en excepci¨®n y por tanto en noticia. El acuerdo casi un¨¢nime en el Congreso de los Diputados para subir las pensiones y el sueldo de los funcionarios ha provocado incluso sorpresa. L¨®gico, si se considera el clima de crispaci¨®n, enfrentamiento y bloqueo que envuelve la vida pol¨ªtica espa?ola; pero esa coincidencia era la opci¨®n m¨¢s l¨®gica para unos partidos que, leg¨ªtimamente, buscan maximizar intereses electorales.
Algo parecido ocurri¨® con el acuerdo logrado por el Gobierno con sindicatos y patronal para subir el salario m¨ªnimo interprofesional. La coyuntura econ¨®mica, las decenas de estudios al respecto de entidades nacionales e internacionales, y las horas de conversaciones y negociaciones abocaban al pacto. El resultado no fue lo que quer¨ªan las partes, pero ambas vieron en los 950 euros la posibilidad de avanzar. ?Podr¨ªa oponerse la derecha a una medida as¨ª, ratificada por los agentes sociales? Desde hace tiempo la pol¨ªtica salta los muros del Congreso y se extiende a lo largo de complejas redes, virtuales y no virtuales.
En circunstancias parecidas puede estar el conflicto catal¨¢n. Las encuestas de opini¨®n llevan tiempo reflejando una sociedad, la catalana, que empieza a estar harta del bloqueo y prefiere buscar soluciones. Tanto en el campo independentista como en el que no lo es, las opciones proclives al entendimiento van ganando terreno. De ah¨ª que la apuesta de ERC permitiendo con su abstenci¨®n el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, aunque arriesgada, no sea descabellada, como no lo es la reuni¨®n de S¨¢nchez con Torra, que deber¨ªa entenderse dentro de la normalidad institucional.
En estos casos la clave ha sido la b¨²squeda de un m¨ªnimo com¨²n denominador compartido por todos los actores y acorde a sus intereses, como ocurre en cualquier negociaci¨®n. Y ah¨ª puede estar la clave de esta legislatura. Comprobado, pese a las triqui?uelas del CIS, que la desconfianza de la ciudadan¨ªa en la pol¨ªtica crece cada vez que se hace un nuevo sondeo, los partidos y sus l¨ªderes tienen ante s¨ª el reto de recuperar la credibilidad. ?C¨®mo? Devolviendo la pol¨ªtica a su naturaleza: ser ¨²til al conjunto de la ciudadan¨ªa, que es tanto como decir superar los bloqueos a que ha estado sometida en Espa?a desde que la estabilidad del bipartidismo salt¨® por los aires. Romper esos bloqueos, aunque el avance no sea el que a cada cual le gustar¨ªa, puede y debe ser un inter¨¦s compartido. No es idealismo, es mero c¨¢lculo.
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