S¨¢enz de Oiza, gu¨ªa para entender al "monstruo" y al artista
El arquitecto Emilio Ordu?a, que dirige rutas de arquitectura en Madrid, ha visitado la exposici¨®n que inaugur¨® ayer el Museo ICO, y nos ayuda a comprender una de las muestras m¨¢s complejas que se han hecho sobre la obra y el pensamiento del maestro. ?Qu¨¦ hab¨ªa en la cabeza de Oiza?

Nunca tenemos suficiente Francisco Javier Sae?nz de Oiza (C¨¢seda, Navarra, 1918 - Madrid, 2000). Con motivo del centenario de su nacimiento, en 2018, el arquitecto recibi¨®, en la Escuela de Arquitectura de Madrid (ETSAM), un homenaje de profesores que en su d¨ªa fueron sus alumnos y ahora nuestros maestros. Y el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) organiz¨® una exposici¨®n comisariada por sus hijos y centrada en sus principales edificios con planos y maquetas.
Ahora, el Museo ICO recupera la figura del maestro de maestros, en el marco del Madrid Design Festival 2020, con la exposici¨®n S¨¢enz de Oiza. Artes y oficios, comisariada tambie?n por tres de sus siete hijos (hasta el 26 de abril). La muestra relata sus influencias mediante planos, dibujos, esculturas, pinturas o audiovisuales. Un total de 400 piezas, de las que el 70% son in¨¦ditas ¨Cpermaneci?an en el archivo familiar¨C, como los planos de la Casa Durana (Vitoria, 1959), cer¨¢micas de su colecci¨®n personal o planos de un motor de ¨¦lite de un avi¨®n de los a?os treinta.
La exposicio?n esta? dividida en cinco espacios que se organizan en torno a los cinco "oficios" y sus correspondientes artes: el oficio de aprender / el arte de ense?ar; habitar / construir; alma / evocar; creer / mecenazgo; y competir / representar. Se trata de los cinco estados de conocimiento del autor,? con los que se interpreta su obra a trave?s de su material de trabajo, sus objetos y la producci¨®n arti?stica de su entorno creativo. Todos ellos interrelacionados entre si?, sin atender a ¨®rdenes cronolo?gicos, buscando que los jo?venes que todavi?a no lo conocen ¨Cy a los que dirigio? su labor docente toda su vida¨C salgan agitados, con ganas de innovar, como suced¨ªa en sus clases de Proyectos en la Universidad.

Queda patente en toda la muestra la voluntad que mantuvo durante toda su carrera de vincular la arquitectura con otras disciplinas arti?sticas. Ah¨ª est¨¢n la relacio?n que estableci¨® y los proyectos que realizo? junto a otros creadores de referencia de la e?poca: Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Antonio Lo?pez, Lucio Mun?oz, Pablo Palazuelo o Jose? Antonio Sistiaga, entre otros. ?l mismo quiso ser artista. As¨ª lo reconoci¨® en una entrevista en 1989 en Canal Sur. Cuando de ni?o pintaba en las calles de Sevilla, donde vivi¨® por el trabajo de su padre hasta los 16 an?os, se consideraba un artista, contaba. Pero en aquel momento, con 70 an?os, quiza?s por un exceso de modestia, se calificaba a s¨ª mismo como "un monstruo, un bicho despreciable, porque las te?cnicas, la qui?mica, la resistencia de los materiales y todas esas zarandajas, lo complican todo y no te dejan espacio en la cabeza, ni tiempo para vivir y disfrutar".
?Qu¨¦ hab¨ªa en la cabeza de S¨¢enz de Oiza? La muestra permite colarse en esas noches en vela en su estudio en la calle General Arrando, cerca de Alonso Marti?nez (Madrid), en las que llegaba a quemarse la piel de la frente con el flexo de su mesa. All¨ª, las im¨¢genes de un concurso que no gan¨® comparti?an espacio con la foto de un edificio construido 40 an?os atr¨¢s e ima?genes del pro?ximo concurso. Es lo m¨¢s cerca que se puede estar de sus ideas. Frente a la bu?squeda de los cr¨ªticos de explicaciones para su obra, le gustaba repetir en clase y en numerosas entrevistas, "la silenciosa explicacio?n que la obra produce es la ma?s rabiosa". Tambi¨¦n dec¨ªa que "la respuesta del arquitecto a un problema es siempre irracional, algo pasional e inexplicable, como elegir novia, carrera, o explicar nuestra caligrafi?a".

1. El hombre del medievo
El primer espacio, "El oficio de aprender. El arte de ensen?ar", muestra una serie de objetos de sus ori?genes, de su pueblo natal, C¨¢seda, en Navarra, su bicicleta o referencias al mundo cla?sico en las que, con tan solo 17 a?os, combinaba dibujos de templos griegos con planos de fuselajes de aviones. ?l se consideraba un hombre nacido en el medievo ¨Cpor la aspereza rural casedana¨C que, tras sus viajes y sus lecturas, se habi?a sumado 500 an?os de existencia; un hombre que observaba lo moderno con la mirada cla?sica, a diferencia de lo que haci?a el Movimiento moderno.
En 1948, se fue a Estados Unidos, donde pas¨® m¨¢s de un a?o con una beca de la Real Academia de San Fernando, y donde descubri¨® la tecnologi?a y c¨®mo la industria de los aviones estaba trasladando sus te?cnicas a la construccio?n. Volvi¨® cargado de libros, pero pronto descubri¨® que la te?cnica es obsolescente. Lo que vale es la poesi?a. Los tomos de tecnologi?a pasaron a los estantes ma?s bajos, y ocuparon su lugar Lorca, Walt Whitman, Cesare Pavese o James Joyce, que lo acompan?aron a lo largo de toda su carrera.

En este espacio vemos las influencias de Frank Lloyd Wright tras su beca en Estados Unidos o de otro maestro como Le Corbusier, del que podemos ver una de sus acuarelas, Ozon 40 de 1947, cedida por la Fundacio?n Pilar i Joan Mir¨® de Mallorca, junto a un homenaje que el propio Oiza realiz¨® en 1928, con una composicio?n de los tres niveles de Villa Savoye.
Tambie?n se hace referencia a su labor docente. Considerado como uno de los maestros de la arquitectura del siglo XX en Espan?a y, en la ETSAM, escuela por la que se licencio? en 1946 y en la que fue profesor de Proyectos desde 1949 hasta 1985 cuando, a los 65 an?os, lo obligaron a jubilarse de la docencia. Pero no de la arquitectura, que compagino? durante toda su vida con la docencia (lleg¨® a ser catedra?tico de Proyectos y director de la Escuela).

Es precisamente la "Escuela de Madrid" el nombre bajo el que se conoci¨® en los an?os cincuenta y sesenta a un grupo de jo?venes arquitectos formados en la ETSAM, y entre los que se encontraban S¨¢enz de Oiza, Antonio Lamela, Alejandro de la Sota, Miguel Fisac, Rafael de la Hoz o Jos¨¦ Mar¨ªa Garci?a de Paredes. El grupo consigui¨® apartarse de la tendencia de los primeros an?os del franquismo, en los que el estilo neoherreriano y los historicismos academicistas se convirtieron en el gusto oficial de la dictadura, rompiendo con un breve periodo racionalista que brillo? en Madrid durante los an?os de la Repu?blica con Luis Guti¨¦rrez Soto, Secundino Zuazo o Luis Marti?nez Feduchi.?
Lo lograron gracias a la inestimable ayuda de un promotor y constructor, F¨¦lix Huarte, y de su hermano Juan Huarte Beaumont, mecenas de Oiza, pero tambie?n de Oteiza, Palazuelo, Corrales o Molezu?n. Este movimiento tambi¨¦n habri?a sido imposible sin el aperturismo del re?gimen en los an?os cincuenta, cuando la dictadura utiliza la arquitectura contempora?nea para cambiar su imagen exterior.
2. El autor invisible
El segundo espacio esta? dedicado a "El oficio de habitar. El arte de construir". Para Sae?nz de Oiza, la construccio?n de la casa era el papel fundamental del arquitecto. Las casas no son solo edificios donde vivir, simbolizan espacios i?ntimos, lugares de proteccio?n donde cada persona potencia su mundo interior. "La significacio?n del contenedor queda reglada a un segundo nivel".
"?Alguien sabe qui¨¦n ha inventado la bicicleta?", sol¨ªa preguntar en sus clases S¨¢enz de Oiza. Si en ese caso el nombre del creador no era lo importante, lo mismo deb¨ªa ocurrir con los edificios. La arquitectura, defendi?a, pertenece al lugar; por eso, nunca pretendi¨® hacer edificios de autor.

En este apartado, podemos ver casas unifamiliares por encargo como Lucas Prieto (Talavera de la Reina, 1960), Arturo Echevarri?a (urbanizacio?n La Florida en Madrid, 1972) o Villa Fabriciano en Torrelodones (Madrid, 1987). Pero tambi¨¦n mu?ltiples proyectos de vivienda social que desarroll¨® en este periodo y responden a las necesidades de posguerra, con el desarrollo de nuevos barrios en las ciudades que necesitan acoger a toda la inmigracio?n que viene del campo y que inicialmente trata se asentarse en chabolas.
Entre ellas, proyect¨® junto a Jos¨¦ Luis Romany las viviendas baratas del madrile?o barrio de Bat¨¢n, promovidas por el Instituto Nacional de la Vivienda durante el franquismo. Muchos califican esta etapa de racionalista funcionalista, aunque e?l siempre consider¨® que su obra era ecle?ctica, alejada de etiquetas.
De su ¨²ltima etapa, se destaca El Ruedo (1986-1990), un inmenso bloque de viviendas sociales junto a la M-30. Surge como una respuesta a la crisis de la arquitectura por la que, segu?n ¨¦l, "todas las ciudades son iguales, densificadas y mono?tonas, en Madrid, en Cleveland o en Nueva Zelanda, con las mismas ventanas y las mismas fachadas". El edificio se cierra a un medio hostil como la circunvalaci¨®n y, en su interior, viviendas en d¨²plex de 80 metros cuadrados se abren a un gran patio ajardinado.
A¨²n as¨ª, sufrio? la ira de muchos de los nuevos habitantes, en su mayori?a poblacio?n de realojo de poblados chabolistas. Tal fue el revuelo, que el arquitecto decidi¨® ir a conversar con los inquilinos en persona. En los v¨ªdeos se le ve discutiendo con ellos y hasta increpar: "Deje su trabajo y h¨¢gase arquitecto a ver si lo puede hacer mejor", dando muestra de su cara?cter, que como sus colaboradores llegan a decir, era individualista y a veces complicado.
Pasado aquel periodo racionalista-funcionalista, Sae?nz de Oiza lleg¨® a decir que "los urinarios son necesarios, pero las catedrales son hermosas", toda una declaracio?n de intenciones para sus siguientes trabajos. Como el proyecto no construido para una capilla en el Camino de Santiago, hecho en colaboracio?n con el arquitecto Jose? Luis Romany y el escultor Jorge Oteiza, y por el que ganari?an el Premio Nacional de Arquitectura en 1954. Segu?n cuenta el propio Romany, el dibujo que puede verse lo pegaron?sin que nadie se diese cuenta sobre el panel el mismo di?a que se abri?a la exposicio?n, ya que lo que habi?an presentado era un espacio metafi?sico de difi?cil comprensio?n por aquel entonces.
3. El artista y el humano

Atravesando la rampa que nos conecta con el tercer espacio, nos encontramos una serie de po?steres de artistas que, nuevamente, han influido en su carrera y trata de evocarnos el pasillo de su casa, donde albergaba una inmensa biblioteca. Ima?genes de Renoir, Picasso, Chillida, Canaletto, Van Gogh, Georges Brague o Egon Schiete.
Al subir, como en los accesos a muchos edificios de Le Corbusier, nos adentramos en su espacio ma?s i?ntimo, "El oficio del alma. El arte de evocar", donde nos conecta con su vertiente ma?s humanista y espiritual en la Basi?lica de Ara?nzazu, que supuso una renovacio?n total en el lenguaje religioso.
El proyecto de Nuestra Sen?ora de Ara?nzazu (1950), ganado en concurso con el arquitecto Luis Lagora y coliderado con Jorge Oteiza (Orio, 1908 - San Sebastia?n, 2003) le puso en contacto con lo ma?s avanzado de la cultura de la e?poca en Espan?a, como Eduardo Chillida, Lucio Mun?oz o N¨¦stor Basterretxea, y lo transform¨® en lo profesional y en lo personal: en On?ate conoci¨® a su mujer, Felisa Guerra, mientras ella bailaba en la plaza del pueblo.

La obra sufrio? la paralizacio?n durante an?os, ya que Oteiza coloco? 14 apo?stoles en vez de 12, lo que llevo? a la intervencio?n de las autoridades eclesiales, incluida la Comisio?n de Arte Sacro en Italia. El Obispado de San Sebastia?n ordeno? la suspensio?n cautelar de los trabajos de Oteiza por "no expresar adecuadamente el arte cristiano", acusa?ndole pra?cticamente de hereji?a.
La basi?lica de Ara?nzazu se inauguro? en 1955 sin las esculturas de Oteiza y sin la participacio?n del resto de artistas. La prohibicio?n se levanto? definitivamente en 1966, pero el proyecto no qued¨® culminado hasta octubre de 1969. Oteiza, muy dolido, se nego? a seguir con su actuacio?n. Dos an?os costo? convencerle, tambi¨¦n a S¨¢enz de Oiza, para que rematara su trabajo.

En este espacio de la exposici¨®n podemos disfrutar tambi¨¦n de las obras de Lucio Mun?oz, quien gan¨® el concurso para pintar el a?bside y consigui¨® meter la montan?a del exterior en el interior de la Basi?lica. Las puertas fueron obra del escultor vasco Eduardo Chillida, del que podemos ver sus maquetas, junto a aquellas para el Camari?n de la Virgen, hechas a base de madera y pintura por Xabier Egan?a.

4. El ciudadano enraizado
En el cuarto espacio, "El oficio de creer. El arte del mecenazgo", nos adentramos en los an?os sesenta y setenta, en los que destacan Torres Blancas o la Ciudad Blanca de Alcudia (Mallorca), ambos encargos de la familia Huarte. En este periodo trabaj¨® con artistas pla?sticos, como Palazuelo, que formar¨ªan parte de su grupo de amigos; y son patentes las influencias de la arquitectura organicista de Frank Lloyd Wright, tras su an?o becado en Estados Unidos en 1948, y la Unidad de Habitacio?n de Le Corbusier.
La Ciudad Blanca de Alcudia (1961) sintetiza las ideas de las viviendas sociales que realiz¨® en los an?os cincuenta, pero convertidas aqui? en apartamentos para el ocio.

Al contrario de lo que sucedi¨® con las Torres Col¨®n, Torres Blancas iban a ser dos rascacielos ¨Cy no uno como qued¨® finalmente¨C y, como?llego? a decirle Fernando Higueras, "ni eran torres, ni eran blancas". El propio Sae?nz de Oiza, se refiere a su edificio como "un organismo vivo y no una sucesio?n de pisos sobre pisos". "Las torres", dec¨ªa, "son una manifestacio?n de poder; para el hombre, ponerse de pie en te?rminos arquitecto?nicos", aunque haya en ellas factores especulativos, ajenos a lo que e?l considera la arquitectura, que las alejan de esta idea.

"Lo malo es que no va a haber quien la tire", respondi¨® a S¨¢enz de Oiza uno de los alba?iles de Torres Blancas a quien el arquitecto pidi¨® su opini¨®n sobre la estructura de hormig¨®n. "El enraizamiento", como lo llamaba Camilo Jos¨¦ Cela, propietario de una de las viviendas de las torres. Al arquitecto le gustaba utilizar la definici¨®n que el escritor hab¨ªa hecho del concepto de casa: "Es fruto del amor del hombre con la tierra". Nadie se plante¨® tirarla. Aunque las autoridades poli?ticas de la e?poca no pusieron pegas al proyecto, ya que contribu¨ªa al cambio de imagen del r¨¦gimen franquista en el exterior, segu?n cuenta uno de sus hijos, dejaron por escrito el prop¨®sito de evitar que se repitiese tal edificio en otras ciudades o emplazamientos.
Los elementos de este cuarto espacio se aglutinan en torno a una mesa de reuniones sin presidencia ¨Cdesafiando a las jerarqu¨ªas¨C, dise?ada para una exposici¨®n en el local de H Muebles (de cuya reforma se encarg¨® Oiza). Esta muestra de 1967 para la revista Nueva Forma, de la que Huarte fue promotor y principal impulsor, fue el marco para una serie de esculturas de Oteiza, Palazuelo, Chillida, S¨¢enz de Oiza, Millares Fern¨¢ndez Alba y Fullaondo que tambi¨¦n pueden verse aqu¨ª. A su alrededor, cuadros de Palazuelo, Antonio Lo?pez o del propio Oiza, quien comenzaba los planos para muchos de sus proyectos como cuadros a los que luego a?ad¨ªa la te?cnica para ser construidos.

Las falta de jerarqu¨ªas se repite en el proyecto para el Teatro en Santander. Cuando le preguntaron do?nde estaba el palco real, contesto? que el rey es un ciudadano ma?s. Tambi¨¦n la idea de que la arquitectura pertenece a donde se implanta. Por eso quiz¨¢, a modo de s¨ªmbolo, sea necesario descender para entrar a muchos de sus edificios. Ocurre en Ara?nzazu, en Torres Blancas y en la Torre del BBVA.

Con esta forma de aproximarse a los edificios se posiciona en el lado opuesto al de su admirado Le Corbusier, quien concibi¨® la entrada a sus edificios generalmente ascendiendo a trav¨¦s de rampas. Es el cuestionamiento constante, tambi¨¦n de sus maestros, un proceso de pensamiento que le lleva a plantearse c¨®mo habri?an resuelto ellos un proyecto, sin repetir mime?ticamente lo que ya habi?an hecho. Rafael Moneo cuenta que el nivel de exigencia y autocri?tica en estos procesos llegaba a ser doloroso para el propio Oiza y su entorno.
5. El idealista competitivo
Por u?ltimo, el espacio de "El oficio de competir. El arte de representar" muestra su labor en los diferentes concursos a los que se presento? a lo largo de su carrera en convocatorias abiertas o restringidas, asi? como en la infinidad de jurados de concursos en los que participo?. Aqui?, aparecen sus propuestas para Mo?naco, Las Palmas y Santander. "El mundo de las ideas te permite son?ar y es mucho ma?s importante que el edificio que ya esta? acabado", dec¨ªa, y de aqu¨ª la incesante producci¨®n de propuestas, de ideas.

Nos muestra su esp¨ªritu competitivo no solo en la arquitectura, sino con su bicicleta o con su coche Morgan ¨Cel mismo que tuvo Le Corbusier¨C, que compr¨® no como elemento de ostentacio?n, sino como reconocimiento al individuo capaz de competir, de una manera artesana, en la potente industria automovili?stica.

Francisco Javier Sae?nz de Oiza no escribio? ningu?n libro, pese a su abundante actividad en charlas, conferencias y en sus clases de proyectos en la Escuela. Cuando se le preguntaba por su obra favorita, siempre respondi?a: "La que esta? por hacer".
*Emilio Ordun?a es arquitecto por la Escuela Te?cnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM) de la Universidad Polite?cnica de Madrid (UPM). Desde 2018, y tras 15 a?os desarrollando proyectos diversos, es director-fundador de la empresa de rutas de arquitectura por Madrid Architoursmad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.