?El centro, alguien lo ha visto?
Nos estamos quedando sin nadie que reivindique los extremos
Qui¨¦n lo dir¨ªa. Hasta hace pocos d¨ªas buscar el centro era la misi¨®n mejor retribuida de la pol¨ªtica espa?ola. Y, de pronto, como por arte de birlibirloque, semejante y arduo ejercicio ha pasado a ser un arte menor.
La culpa, seguramente, la tiene el mismo concepto, porque est¨¢ condicionado a otros. El centro no es sino la mitad del camino entre los extremos. Y nos estamos quedando sin nadie que reivindique los extremos: los miembros de Podemos que est¨¢n en el Gobierno aplauden al Rey y su discurso pronunciado en el Congreso de los Diputados (y Diputadas), y los portavoces de Vox exigen a los medios de comunicaci¨®n que se les deje de calificar como de extrema derecha. Son intentos que tienen el mismo objetivo: que el votante no vea en la opci¨®n que sea ning¨²n atisbo de extravagancia pol¨ªtica.
El intento tiene, a veces, tintes dram¨¢ticos, porque hay casos en que no es sencillo cambiar la imagen. Vox, por ejemplo, se afana por convertir su in¨²til pero ofensivo pin parental en una herramienta m¨¢s para padres y madres inquietos, aunque sus portavoces se pierdan entre las mentiras que cuentan y los datos que las refutan.
Las medidas de izquierda tienen, seg¨²n parece, poco punch, y el nuevo Gobierno ha optado por no sacar gran partido de una decisi¨®n tan importante como la subida del salario m¨ªnimo. Las medidas que tengan que ver con asuntos tan cruciales como la igualdad de g¨¦nero o la transici¨®n ecol¨®gica tendr¨¢n su relieve, pero a¨²n no sabemos cu¨¢l ser¨¢. Porque la derecha, encabezada por una Cayetana ?lvarez de Toledo empe?ada en emular a la malvada Belphegor, ha tenido ¨¦xito en desplazar la cuesti¨®n izquierda/derecha por una que hace que el centro desaparezca, que es la de Espa?a y otros nacionalismos.
Los partidos, pocos, que dicen que juegan al centro pol¨ªtico quedan as¨ª relegados a meros comparsas en la funci¨®n de escandalosas muestras patri¨®ticas. El ¡°yo soy m¨¢s patriota que t¨²¡± forma ya parte sustancial de la pol¨ªtica catalana y de la mesetaria.
Era un buen momento para propuestas de centro el de encontrar reunidos a los sindicatos y a la patronal en torno a la firma del acuerdo salarial. Pero la fortaleza algo desnortada de la oposici¨®n casadista ha dado un impulso m¨¢s que notable al patriotismo de Oriol Junqueras y el de otros nacionalistas, aunque tambi¨¦n espa?oles. Buen terreno para la derecha.
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