Pol¨ªtica y transhumanismo
Zoltan Istvan plantea asuntos que ir¨¢n calando en el debate p¨²blico, como la relaci¨®n entre individuo, Estado y tecnolog¨ªa
El candidato con menos posibilidades de pisar la Casa Blanca es, probablemente, Zoltan Istvan, del Partido Transhumanista. En 2016 le votaron 95 personas. Estas elecciones se presenta con los republicanos para rascar el m¨¢ximo de visibilidad. Afincado en California y pr¨¢cticamente desconocido fuera de Silicon Valley, la semana pasada tuvo que explicarle qui¨¦n era a sus compatriotas de Iowa. Se le ve¨ªa bastante desubicado en el Medio Oeste. Istvan plantea asuntos que ir¨¢n calando en el debate p¨²blico, como la relaci¨®n entre individuo, Estado y tecnolog¨ªa.
El transhumanismo es un movimiento que cree que podemos y debemos utilizar la tecnolog¨ªa para controlar la evoluci¨®n humana. Con mayor o menor toque m¨ªstico, sus defensores ven el cuerpo como un mecanismo d¨¦bil y traicionero en el que estamos atrapados: huele, se pudre, falla. La superaci¨®n del homo sapiens viene en forma de avances que lo ¡°aumenten¡±. Algunos, como los implantes, tienen recorrido; otros son excentricidades sin base cient¨ªfica. En medio del desierto de Arizona hay 117 cad¨¢veres conservados en nitr¨®geno, de gente que pag¨® 200.000 d¨®lares a una empresa de criopreservaci¨®n para que los resuciten cuando supuestamente la tecnolog¨ªa lo permita. Los necr¨®cratas, como los llama el periodista Mark O¡¯Connell en C¨®mo ser una m¨¢quina (Capit¨¢n Swing), no son solo un pu?ado de exc¨¦ntricos que crecieron fascinados por la carrera espacial ¡ªno es casualidad que la mayor¨ªa provengan de EE?UU y Rusia¡ª y devorando novelas de Asimov. Tienen dinero e influencia suficiente para sostener una industria y orientar los debates bio¨¦ticos o sobre el uso de la inteligencia artificial. Si analizamos las inversiones de los magnates de Palo Alto, cada vez van a m¨¢s fondos para ampliar el potencial humano y frenar el envejecimiento. El problema no es la tecnolog¨ªa, insisten los transhumanistas, sino su posible mal uso. En eso tienen raz¨®n. Ray Kurzweil, director de Ingenier¨ªa en Google, hace 40 a?os desarroll¨® la primera m¨¢quina lectora de documentos impresos para ciegos cuando no exist¨ªan los esc¨¢neres ni los sintetizadores de voz.
Los seguidores del transhumanismo militan en todo el espectro pol¨ªtico. El mismo Istvan se present¨® con el Partido Libertario a gobernador de California, est¨¢ a favor del aborto, los derechos LGTBI y la renta b¨¢sica universal. Al mismo tiempo, quiere apretarle las clavijas a China y alerta de que las grandes tecnol¨®gicas est¨¢n volvi¨¦ndose demasiado de izquierdas. El transhumanismo es hoy un caj¨®n de sastre que ordenar cuanto antes, consensuando conceptos b¨¢sicos como qu¨¦ es ser persona y qu¨¦ es ser una m¨¢quina, qui¨¦n tributa, c¨®mo se regulan los avances sin frenarlos, a servicio de qu¨¦ debe estar la medicina. De lo contrario, EE?UU podr¨ªa caminar hacia una sociedad de ricos bi¨®nicos frente a pobres que mueren de enfermedades curables. @anafuentesf
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