?Tiene la derecha un plan para Catalu?a?

Desde el primer momento ha ca¨ªdo un vendaval de cr¨ªticas sobre Pedro S¨¢nchez por su visita a Catalu?a. Era un viaje arriesgado por la situaci¨®n jur¨ªdica de Torra y el ambiente embravecido en la derecha despu¨¦s de una investidura en la que el destino del Gobierno pas¨® a depender de los nacionalistas. De nuevo han aparecido expresiones como traidor, vende patrias, y otras no menos ofensivas como el que no le importa humillar al Estado con tal de permanecer en el poder. Nunca sabremos lo que hubiera hecho este Gobierno de no depender de dichos votos, pero no me cabe ninguna duda de que algo hab¨ªa que hacer, de que el Gobierno de Madrid ten¨ªa que mover ficha. No me gusta hacer juicios de intenciones, pero aun en el caso de que lo ¨²nico que motivara a S¨¢nchez fuera mantenerse en el poder, resulta que su maquiav¨¦lico inter¨¦s personal esta vez coincide con el inter¨¦s general. Un conflicto pol¨ªtico s¨®lo puede encontrar una soluci¨®n pol¨ªtica.

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Reencuentros en la tercera fase

Casado acusa a S¨¢nchez de ¡°rendir pleites¨ªa¡± a Torra y usar al independentismo como ¡°bombona de ox¨ªgeno¡±

Esto ¨²ltimo, la negaci¨®n de que se trate de un conflicto pol¨ªtico, es lo que est¨¢ proclamando la derecha, para la cual todo se reduce a un problema jur¨ªdico. La verdad es que es una afirmaci¨®n sorprendente viniendo de quienes se dicen profesionales de la pol¨ªtica. Y como no podemos presumir que no entienden aquello a lo que se dedican, no cabe m¨¢s remedio que concluir que esa es su actitud pol¨ªtica ante el conflicto. Su decisi¨®n pol¨ªtica es ¡°no decidir pol¨ªticamente¡±. En otras palabras, que todo siga igual, sacando as¨ª a la luz que no tienen un plan para resolver el problema catal¨¢n. Lo que s¨ª tienen es una estrategia: perseverar en mantener los antagonismos nacionales para extraer de ellos todo el caudal de votos posibles en el resto de Espa?a. No apaciguarlos sino exacerbarlos. Que eso sea lo que hacen tambi¨¦n los independentistas en su territorio es a estos efectos secundario. Lo que est¨¢ en inter¨¦s de todos es que unos y otros puedan llegar a armonizarse. O sea, que aqu¨ª el inter¨¦s general no coincide con el inter¨¦s particular de la derecha en su b¨²squeda del poder.

No siento especial simpat¨ªa por las pol¨ªticas identitarias; es m¨¢s, creo que su actual reverdecimiento es lo que est¨¢ creando los mayores problemas para la supervivencia de las democracias. Pero precisamente por esto no pueden ser ignorados, habr¨¢ que buscarles una soluci¨®n. Y esta no podr¨¢ venir de proclamas tales como la ¡°igualdad¡± de todos los espa?oles. Desde luego, todos los ciudadanos deben de ser iguales en derechos ¡ªque se les preste la misma asistencia sanitaria en cualquier parte del territorio nacional, por ejemplo¡ª. Pero pretender que todos deban sentir ¡°por igual¡± a la naci¨®n espa?ola ya es otra cosa. No es posible una construcci¨®n administrativa de la emocionalidad patri¨®tica. Y bien sabemos d¨®nde se encuentran las ¡°diferencias¡± a este respecto, algo que, por cierto, no ignoraron nuestros constituyentes al establecer la distinci¨®n entre nacionalidades y regiones. Por la raz¨®n que sea, este delicado equilibrio se ha quebrado. Y nuestra responsabilidad ahora es reconstruirlo bajo nuevas premisas. Consensuar lo que nos es com¨²n y lo que nos diferencia. Quien no sea capaz de ver este inmenso elefante en la habitaci¨®n m¨¢s vale que abandone la pol¨ªtica.