Las palomas congeladas que delataron al envenenador de animales
Un vecino de Loja (Granada) es condenado a un a?o de prisi¨®n por un ¡°episodio masivo y no selectivo de envenenamiento¡± en una reserva natural
El cad¨¢ver de un perro en pleno campo es el primer protagonista de una historia que se desarrolla en la linde de dos cotos de caza entre M¨¢laga y Granada. Un relato que tiene como tel¨®n de fondo una reserva natural que cobija a especies de aves acu¨¢ticas en peligro de extinci¨®n. Y que se nutre de una concienzuda investigaci¨®n que incluye zorros muertos, una treintena de palomas congeladas y sustancias venenosas prohibidas que suponen un riesgo ¨Cen algunos casos, extremo¨C no solo para animales, tambi¨¦n para la salud humana. Son los hallazgos que sirvieron de pistas ¨Cy de pruebas¨C para que un equipo de agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andaluc¨ªa de M¨¢laga llegara hasta Rafael P. L., un vecino de Loja (Granada, 20.342 habitantes), que ejerc¨ªa de guarda uno de los cotos. Seis a?os despu¨¦s, ha sido condenado a un a?o de prisi¨®n por un delito contra la flora y la fauna.
La sentencia, dictada por el Juzgado de lo Penal n¨²mero 3 de M¨¢laga, es excepcional: pocas veces se consiguen probar los envenenamientos de fauna y a¨²n m¨¢s raro es que la sanci¨®n conlleve pena de c¨¢rcel. ¡°El campo no tiene ojos¡±, destacan fuentes de la investigaci¨®n, que explican as¨ª la gran dificultad de encontrar un culpable cuando se hallan animales envenenados en plena monta?a, campos de labor o un coto de caza. Los datos lo avalan.
Seg¨²n la estrategia andaluza contra el veneno, apenas ha habido 18 sentencias condenatorias por colocaci¨®n de venenos en toda Andaluc¨ªa en los ¨²ltimos 25 a?os, a pesar de que se han detectado cerca de 2.000 casos en ese tiempo. En esta ocasi¨®n, ha sido la suma de pruebas indiciarias la que ha permitido que la denuncia acabe en condena de prisi¨®n y la inhabilitaci¨®n para a cazar o pescar durante dos a?os. El juez considera probado ¡°un episodio masivo y no selectivo de envenenamiento de fauna silvestre y otros animales¡±.
Todo arranc¨® en febrero de 2014 con la denuncia de un particular, que alertaba de un perro muerto en la finca Las Hoyas, en Loja, que linda con un coto, El Almendral, ubicado en Archidona (M¨¢laga, 8.238 habitantes). Los agentes del Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Andaluc¨ªa que se desplazaron al lugar encontraron el cad¨¢ver del can en el lado granadino. En la zona malague?a, hallaron una bolsa que inclu¨ªa insectos muertos, restos de plumas, sangre y una piedra, lo que hac¨ªa sospechar que hab¨ªa sido lanzada desde la otra provincia con objetivo de intoxicar a la fauna.
Los an¨¢lisis posteriores lo confirmaron: el perro dio positivo en carbofurano ¨Ccuyo uso como producto fitosanitario est¨¢ prohibido- as¨ª como en metamidofos. Esta sustancia tambi¨¦n se hall¨® en la bolsa y en los restos de una t¨®rtola turca y una paloma dom¨¦stica halladas posteriormente en el coto. Los agentes sospechaban que estaban siendo sido usadas como cebo. No era la primera vez que ve¨ªan algo igual. ¡°Es una pr¨¢ctica habitual para acabar con los depredadores en temporada de la caza de perdiz¡±, seg¨²n apuntan especialistas medioambientales.
Los responsables del coto de caza aseguraban no tener nada que ver con los hechos, pero indicaron que hab¨ªa un guarda que hab¨ªa empezado a trabajar apenas unas semanas antes. Era Rafael P. L., quien hab¨ªa sido denunciado anteriormente ¡°en varias ocasiones¡± y que ten¨ªa al menos cuatro expedientes sancionadores en Granada por tenencia y uso de medios de captura prohibidos. Los agentes se citaron con ¨¦l en sus instalaciones agrarias a las afueras de Loja. All¨ª descubrieron varios botes con sustancias qu¨ªmicas ¨Cque an¨¢lisis posteriores tildaron de c¨®cteles, es decir, de mezclas de varios productos t¨®xicos¨C y artes para la captura de p¨¢jaros. La sorpresa fue mayor al abrir un congelador: hab¨ªa 27 palomas y una t¨®rtola congeladas, que el ahora condenado justific¨® entonces como alimento para jabal¨ªes. ¡°Algo que result¨® muy raro y poco cre¨ªble porque las aves no forman parte de su dieta¡±, explican fuentes del caso.
El estudio gen¨¦tico de esas aves dio un parentesco de casi el 60% con las que se hab¨ªan usado como carnaza en el campo, seg¨²n los resultados obtenidos en el Centro de An¨¢lisis y Diagn¨®stico de la Fauna Silvestre de M¨¢laga. ¡°Supuso un gran avance, todo empezaba a cuadrar¡±, dicen fuentes de la investigaci¨®n, que hallaron en la zona un total de ocho cad¨¢veres de fauna silvestre ¨Cdos dieron positivo en sustancias t¨®xicas coincidentes con las encontradas en las instalaciones agr¨ªcolas del entonces sospechoso¨C y diez presuntos cebos envenenados. Alguno de ellos dio positivo en Aldicarb, una sustancia prohibida catalogada como ¡°extremadamente t¨®xica¡± por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y que incluso puede ser absorbida por la piel. Seg¨²n la Guardia Civil, 1,5 gramos de este producto pueden matar a 500 zorros o 15.000 cern¨ªcalos.
La investigaci¨®n culmin¨® entonces en una denuncia por colocaci¨®n de cebos envenenados dentro del paraje conocido como Reserva natural Laguna grande de Archidona, un espacio de 203 hect¨¢reas al este de la autov¨ªa A-92 que incluye dos humedales en los que se citan especies en peligro de extinci¨®n como la focha cornuda o el porr¨®n pardo y otras muchas amenazadas, como el ¨¢guila pescadora. Entre las agravantes de la infracci¨®n se han tenido en cuenta que los cebos estaban ubicados dentro de un espacio natural protegido y que se hab¨ªan colocado de forma no selectiva, con intencionalidad de causar la muerte a un alto n¨²mero de ejemplares de fauna silvestre y dom¨¦stica. El riesgo era as¨ª ¡°indiscriminado¡± para los animales. ¡°Pero tambi¨¦n para las personas¡±, aseguran los especialistas. De hecho, la zona es de habitual visita de senderistas e incluso de grupos de estudiantes y participantes de actividades de sensibilizaci¨®n medioambiental.
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