Espejos
A partir del asesinato de Kennedy solo existir¨ªan los sucesos que crearan las c¨¢maras como espect¨¢culo
En el futuro se dir¨¢: el viejo periodismo muri¨® cuando las noticias dejaron de leerse en un papel u?o¨ªrse por la radio y comenzaron a ser suministradas con im¨¢genes y se convirtieron en espect¨¢culo, en espejos en los que el ciudadano an¨®nimo se reflejaba. A partir de ese momento los periodistas pasaron de ser informadores a llamarse comunicadores, y la noticia era eso que dec¨ªa en pantalla un tipo agradable, una chica atractiva, los dos con una voz bien modulada, capaces de emitir con una sonrisa ambigua y una dentadura perfecta un bombardeo, una crema, un asesinato, una marca de coche, el discurso del presidente y una sopa. Ser consiste en ser visto ¡ªdijo Berkeley¡ª. Eso dicen tambi¨¦n los viejos sentados en una solana con una garrota entre las piernas: ver para creer o vivir para ver, y es lo que hace ya gran parte de la humanidad que se mira en el espejo de las pantallas como figurantes de este espect¨¢culo. La nueva era de la informaci¨®n comenz¨® el 22 de noviembre de 1963, a las 12.30, cuando el industrial textilero de ropa femenina Abraham Zapruder se encaram¨® en un pilar de la plaza Dealey, en Dallas, con una c¨¢mara Bell & Howell de ocho mil¨ªmetros. Esa clase de tomavistas, hasta entonces, se alimentaba de bodas, barbacoas, juegos con el perro, escenas en el columpio del jard¨ªn. Pero esta vez capt¨® el disparo mortal en la cabeza del presidente Kennedy. No fue azar. Fue la historia la que busc¨® a la c¨¢mara, y no al rev¨¦s. Desde ese d¨ªa todas las im¨¢genes dejaron de ser inocentes. A partir del asesinato de Kennedy solo existir¨ªan los sucesos que crearan las c¨¢maras como espect¨¢culo. Los bombardeos ser¨ªan transmitidos como conciertos de rock, las Torres Gemelas ardiendo crear¨ªan el eje del mal, nada ser¨ªa verdad si no se transmit¨ªa en directo, y ning¨²n pol¨ªtico mal afeitado, sin la corbata adecuada y que sudara en un debate ser¨ªa nunca presidente.
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