El coraz¨®n de B¨¦lgica
El hartazgo crece en una poblaci¨®n decepcionada por una clase pol¨ªtica que no resuelve sus problemas
Mi querida LENA:
Te escribo desde Bruselas, donde est¨¢n pasando cosas raras. O, mejor dicho, ya no pasa nada, y eso es muy inquietante. No te hablo de Bruselas como cuartel general de la UE, donde a menudo piensas, sin raz¨®n, que todo se decide lejos de ti. No, te hablo de la capital de B¨¦lgica, en la que el centro de poder se ha trasladado, de forma totalmente excepcional, al rey Felipe, que consulta, re¨²ne, eval¨²a a los pol¨ªticos para tratar de formar un Gobierno. Aventura un n¨²mero, querida LENA: ?desde cu¨¢ndo crees que este peque?o reino, eslab¨®n discreto, pero indispensable de la m¨¢quina europea, est¨¢ sin un Gobierno federal como es debido? Hace m¨¢s de un a?o y dos meses, adem¨¢s de los nueve meses transcurridos desde las elecciones.
?Cu¨¢l es el problema? B¨¦lgica es un pa¨ªs complicado, pero voy a arriesgarme. Los belgas est¨¢n repartidos en cuatro regiones (Bruselas, Flandes, Valonia y la Comunidad German¨®fona), pero divididos por la oposici¨®n entre los flamencos, que hablan neerland¨¦s, y los franc¨®fonos, que hablan franc¨¦s. A esa fosa se a?ade una gran brecha ideol¨®gica: Flandes vot¨® en las elecciones al partido de extrema derecha Inter¨¦s Flamenco (Vlaams Belang) y la Alianza Neoflamenca (Nieuw-Vlaamse Alliantie, N-VA), nacionalista separatista, que, entre los dos, constituyen casi la mayor¨ªa de la regi¨®n. Por su parte, los franc¨®fonos convirtieron al Partido Socialista en imprescindible para formar cualquier Gobierno. El problema es que los socialistas franc¨®fonos no quieren ¡°o¨ªr hablar de gobernar con la N-VA¡±. Flandes gru?e, en particular los socialcristianos, porque no quieren entrar en un Gobierno sin la N-VA, minoritaria en Flandes.
Y as¨ª nos encontramos con un pa¨ªs que reh¨²ye sus dificultades y parece definitivamente bloqueado, y vuelve a pronunciarse la temible palabra: ?elecciones!
Y ahora, querida LENA, comprender¨¢s qu¨¦ me impulsa a escribirte. Si el regreso a las urnas da miedo es porque podr¨ªa convertirse en un refer¨¦ndum sobre el futuro del pa¨ªs. Empieza a cobrar cuerpo el fantasma del Vlexit (Vlaanderen exit).
El verano pasado, un amigo me escribi¨®: ¡°Supongo que habr¨¢s le¨ªdo El coraz¨®n de Inglaterra, de Jonathan Coe. Si no, tienes que hacerlo. El proceso de simplificaci¨®n del pensamiento, radicalizaci¨®n de actitudes e irresponsabilidad pol¨ªtica es muy similar a lo que estamos viviendo en B¨¦lgica. Esclarecedor¡±. Querida LENA, no s¨¦ si has le¨ªdo la novela, pero los paralelismos son ¡ªc¨®mo decir¡ª ?llamativos?
Primer ingrediente: la c¨®lera de la gente. Coe pone en boca de uno de sus personajes: ¡°Si el Brexit se ha abastecido sobre todo del sentimiento arraigado entre muchos ingleses de que la clase pol¨ªtica los hab¨ªa traicionado, entonces hay que fomentar ese sentimiento. M¨¢s a¨²n, quiz¨¢ hay que reforzarlo¡±. ?Y en B¨¦lgica? El hartazgo crece en una poblaci¨®n decepcionada por una clase pol¨ªtica que no resuelve sus problemas.
Segundo ingrediente: una larga campa?a contra un chivo expiatorio. Coe hace decir al padre de uno de sus protagonistas: ¡°Qu¨¦ pa¨ªs ¨¦ramos entonces, y ?en qu¨¦ ha quedado todo aquello? [...]Nos hemos vuelto blandos, ese es el problema. No es extra?o que el resto del mundo se burle de nosotros. [...]Atr¨¦vete a decirme que la gente como yo no ha acabado siendo v¨ªctima en su propio pa¨ªs¡±. ?Y en B¨¦lgica? En el norte del pa¨ªs se desarrolla desde hace a?os una campa?a, con Valonia ocupando el papel de Europa: los discursos sobre las dos democracias, el peligro socialcomunista en el sur del pa¨ªs, la inercia y las transferencias a Valonia, el desprecio al neerland¨¦s, etc¨¦tera, con muy pocos pol¨ªticos dispuestos a contrarrestar, matizar o incluso reconocer ciertas acusaciones.
Tercer ingrediente: el escrutinio y la maquinaria de propaganda en Internet, Twitter, Facebook. En nuestro pa¨ªs no est¨¢ previsto ning¨²n refer¨¦ndum, pero las elecciones podr¨ªan cumplir una funci¨®n similar a la que indica esta orden descrita por Coe: ¡°Al final, haz como todos. Vota fi¨¢ndote de tu instinto¡±. Y los ¨²nicos que controlan de verdad las redes sociales son la N-VA y Vlaams Belang.
Cuarto ingrediente: un proyecto populista. El Brexit ha demostrado que la gente quiere creer en otra cosa, que no le importan las mentiras. ¡°Liberemos Inglaterra¡±, dicen los partidarios del Brexit en la novela. En B¨¦lgica, esta liberaci¨®n se limita hoy al proyecto confederal de la N-VA. Poco realista, seg¨²n los expertos. ?Pero d¨®nde est¨¢n las dem¨¢s propuestas?
Por eso, querida LENA, las elecciones podr¨ªan ser peligrosas para la integridad del pa¨ªs. Salvo que los partidos flamencos y franc¨®fonos que se oponen a esa tendencia (igual que la mayor¨ªa de los belgas, seg¨²n las encuestas) den la vuelta a la situaci¨®n. Eso no es imposible. Est¨¢n cada vez m¨¢s de acuerdo en reconocer que la ira de la gente es leg¨ªtima y formular otro proyecto federal basado en la eficacia, atreverse a probar un populismo positivo a la manera de los que podr¨ªamos denominar ¡°los nuevos belgicanos¡±.
Querida LENA, resp¨®ndeme r¨¢pido. ?Tienes alguna idea que sugerir a tu peque?a familiar en el coraz¨®n de Europa?
Hasta muy pronto. Besos. B¨¦atrice.
B¨¦atrice Delvaux es redactora s¨¦nior de Le Soir.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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