Decisi¨®n peligrosa del Tribunal europeo de Derechos Humanos
La declaraci¨®n ¡°legal¡± de las devoluciones en caliente impulsar¨¢ a la UE a pactar con terceros pa¨ªses que no respetan los derechos humanos
La sentencia de la gran sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el 13 de febrero, justificando las devoluciones en caliente, es emblem¨¢tica tanto porque supone una dr¨¢stica ruptura de su corriente garantista de estos ¨²ltimos a?os, como por plegarse a las actitudes de los Gobiernos enfrentados a la demanda migratoria en un contexto siempre creciente de estigma de la inmigraci¨®n.
Es una decisi¨®n que deslegitima, a su vez, la propia resoluci¨®n del Tribunal adoptada el 3 de octubre de 2017, que declaraba ilegales las devoluciones sumarias en frontera, y viene a respaldar, en el fondo, el endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria en la Uni¨®n Europea desde la crisis de 2008, radicalizada en 2015 desde la renacionalizaci¨®n progresiva de la misma.
La resoluci¨®n ha demostrado la debilidad in¨¦dita de una instituci¨®n que, hasta ahora, constitu¨ªa el guardi¨¢n del reconocimiento de los derechos de los m¨¢s vulnerables en territorio europeo. En efecto, una decisi¨®n as¨ª puede sujetar los derechos de los inmigrantes que se encuentran en zonas fronterizas. As¨ª, la leg¨ªtima solicitud de protecci¨®n internacional o asilo, o el principio de no devoluci¨®n, al albur de una mera decisi¨®n administrativa de corte policial, favorecer¨¢ a los Gobiernos que, bajo la presi¨®n de la extrema derecha populista, tienden a aplicar medidas particularmente dr¨¢sticas ante la inmigraci¨®n irregular. Har¨¢ adem¨¢s prevalecer, en este contexto, el derecho de la fuerza caracter¨ªstico de los Estados autoritarios frente a la fuerza del derecho propia del Estado democr¨¢tico.
Lamentablemente, no es un criterio judicial coyuntural, sino que marca historia: dicta nuevos l¨ªmites al per¨ªmetro de los derechos humanos en el espacio europeo. En t¨¦rminos jur¨ªdicos, se podr¨¢ medir las temibles consecuencias de esa nueva visi¨®n del derecho; en el plano pol¨ªtico, se puede prever con seguridad efectos negativos a corto y medio plazo.
La declaraci¨®n ¡°legal¡± de las devoluciones en caliente impulsar¨¢ a la UE a pactar con terceros pa¨ªses que no respetan los derechos humanos, y que, a cambio de su docilidad, exigir¨¢n financiaci¨®n contante y sonante; ofrecer¨¢ alas, por otro lado, a los movimientos xen¨®fobos populistas para su predicaci¨®n, aunque se pretenda luchar contra ellos; y reforzar¨¢ el rechazo, ya fuerte, a la inmigraci¨®n por parte de una opini¨®n p¨²blica que viene, desde a?os, calentada a fuego lento sobre estos asuntos.
Pero lo m¨¢s probable, parad¨®jicamente, es que si el mensaje tiende a mostrar firmeza ante los candidatos a saltar las vallas, el resultado ser¨¢ poco disuasorio ante grandes necesidades humanas.
Tal vez promover¨¢ la violencia de los intentos. Es, desde luego, un desprop¨®sito, y una violaci¨®n de derechos humanos, legitimar de modo general devoluciones en frontera sin la pr¨¢ctica material de garant¨ªas. De todos modos, el criterio asentado en la sentencia no es vinculante pues el propio Convenio Europeo de derechos humanos, en el art¨ªculo 53, otorga al Estado ¡°la facultad de establecer est¨¢ndares de protecci¨®n superiores a los garantizados¡±. Dicho de otro modo, ning¨²n Gobierno est¨¢ obligado a adoptar un techo inferior, y peligroso, de garant¨ªas.
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