Cuento
Algo parecido a una plaga ataca a nuestros ciudadanos. Las gentes van cayendo en el estupor opi¨¢ceo y se convierten en zombis ideol¨®gicos
La peste negra lleg¨® a las monta?as de Bohemia y comenz¨® la muerte masiva que iba despoblando las aldeas y dejando cad¨¢veres por los caminos. Como dice el autor, los hijos ya no amaban a sus padres, ni estos a sus hijos, solo arrojaban los cuerpos a la fosa com¨²n y sal¨ªan huyendo. En una de esas aldeas viv¨ªa la familia de un destilador de resina que, espantada, emprendi¨® el ascenso de la monta?a m¨¢s alta de la zona para llegar all¨ª donde ning¨²n humano hab¨ªa puesto los pies, ¨²nico lugar que quiz¨¢s se viera libre de la plaga. Subieron hasta la roca del Hutfels, el lindero de un bosque que a¨²n se conserva como fue creado. Pero era in¨²til tratar de escapar al castigo. Pocas semanas m¨¢s tarde hab¨ªa muerto toda la familia menos el hijo peque?o.
Con gran ingenio, el muchacho se las arregl¨® para subsistir, alimentarse, guarecerse y pasar meses y meses, hasta que un d¨ªa, buscando zarzamoras, encontr¨® el cuerpo casi sin vida de una ni?a. Sin duda, hab¨ªa sido abandonada por parientes que hu¨ªan y no pod¨ªan cargar con la enferma. Este es el comienzo del cuento Granito, que, con otros cinco minerales, compone el libro Piedras de colores que en 1850 escribi¨® Adalbert Stifter (Pre-Textos). Unas narraciones que fueron alabadas por Goethe, Nietzsche, Mann y, ¨²ltimamente, Peter Handke.
No estamos en una situaci¨®n tan cruel como para compararla con la peste negra, pero algo parecido a una plaga ataca a nuestros ciudadanos. Las gentes van cayendo en el estupor opi¨¢ceo y se convierten en zombis ideol¨®gicos. As¨ª que, al igual que los h¨¦roes del Decamer¨®n, quiz¨¢s no sea mal momento para que los supervivientes se re¨²nan a leer o contar historias fant¨¢sticas, sabias y entretenidas. El libro de Stifter es muy adecuado y nunca se hab¨ªa traducido al espa?ol.
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