Los tres ¨²ltimos pastores de oveja merina de las tierras Altas de Soria
El documental ¡®La loba parda¡¯, de Cristina Ortega, retrata el fin de una tradici¨®n secular siguiendo a los ¨²ltimos pastores de oveja merina en las Tierras Altas de Soria
CRISTINA ORTEGA?conoc¨ªa de sobra los sonidos del reba?o. Uno de sus abuelos, Valent¨ªn, le hab¨ªa mostrado desde peque?a la partitura: tocaba como un arpa los diferentes cencerros que colgaba en el establo. Sin saberlo, este relicario para el ganado tambi¨¦n atesoraba la memoria de un mundo en evanescencia: el de la trashumancia en la provincia de Soria. Y de la misma forma que de la mente de su pariente nonagenario, aquejado de alzh¨¦imer, la niebla se apoderaba del campo. Dos de las funciones principales de cada elemento, el pastoreo y el recuerdo, languidec¨ªan. La melod¨ªa llegaba a su fin. Esa progresiva desaparici¨®n fue la que llev¨® a la cineasta a rodar el documental La loba parda, que se proyect¨® en octubre en la Seminci de Valladolid y se ha estrenado este fin de semana en Matadero Madrid.
Ortega, nacida en la localidad soriana de Berlanga hace 34 a?os, ya hab¨ªa tenido contacto con el gremio gracias a trabajos anteriores. En Los sonidos de la soledad, de 2015, se centr¨® en el vac¨ªo de las mujeres que habitan en el ¨¢mbito rural. M¨¢s tarde dio con los protagonistas de La loba parda: los tres hermanos P¨¦rez. Jos¨¦ Mar¨ªa, Ricardo y Basilio ¡ª?de 69, 65 y 63 a?os, respectivamente¡ª reflejaban aquel pasado en extinci¨®n. Son los ¨²nicos pastores de oveja merina de las Tierras Altas de Soria. Sin descendencia que recoja el testigo.?
¡°He atrapado los ¨²ltimos rescoldos de esta tradici¨®n¡±, comenta apenada Ortega, que inici¨® la grabaci¨®n en 2013. ¡°Acumul¨¦ muchas horas de material. Desde encuentros de pastores en Extremadura hasta sus tiempos muertos en el monte. Pero he preferido librarme de lo accesorio¡±, afirma, justificando la desnudez de los 70 minutos de metraje. En ning¨²n fotograma se incluyen r¨®tulos ni menciones a las localizaciones. Apenas la bruma, el tintineo de las ovejas, las onomatopeyas de los hermanos P¨¦rez. ¡°Sobraban los ornamentos¡±, indica la cineasta.
Para relatar el desenlace de esta pr¨¢ctica basta con el paisaje en crudo. Ni siquiera cuenta que los hermanos P¨¦rez nacieron y se criaron en Navabellida, donde desde hace a?os son los ¨²nicos habitantes registrados en el censo. O que desde la infancia han estado recorriendo toda la geograf¨ªa espa?ola por ca?adas hasta llegar a Trujillo, en C¨¢ceres. Y para qu¨¦ decir que sus reses se corresponden con una de las especies m¨¢s preciadas del sector textil. ¡°Ahora la venta de lana es mera supervivencia¡±, apunta Ortega, que analiza c¨®mo se ha ido perdiendo el comercio de este material. La ca¨ªda del negocio mengu¨® tambi¨¦n la poblaci¨®n. Y el ¨¦xodo rural trastoc¨® las costumbres.
La voz de este acervo cultural se pierde, igual que se pierden los protagonistas en pleno rodaje. Es ah¨ª cuando se rompe el silencio y aparece la directora. ¡°En un momento dado, eleg¨ª que se me viera y se escucharan las llamadas de m¨®vil para mostrar esa desorientaci¨®n. Era precisamente lo que quer¨ªa representar: el olvido, la confusi¨®n, el fin de un ciclo¡±, expresa Ortega. Hay otra secuencia narrada: la de su otro abuelo, Virgilio, recitando en los primeros minutos el romance que da t¨ªtulo a la cinta, justo antes de plasmar el acorde de los cencerros. En este caso, le escucha asombrado uno de sus nietos: quiz¨¢ no llegue a conocer nunca el sonido de los reba?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.