Dior hace del feminismo su argumento
La agenda social inspira los desfiles del arranque de la Semana de la Moda de Par¨ªs
?Qu¨¦ tiene que ver el patriarcado con la emergencia clim¨¢tica?, se preguntaban algunos de los asistentes al desfile de Dior ayer en Par¨ªs. Dentro de una carpa en las Tullerias, la maison francesa despleg¨® neones con frases que hac¨ªan reflexionar sobre situaciones de opresi¨®n hacia las mujeres: ¡°Cuando las mujeres se ponen en huelga, el mundo se para¡±, ¡°El amor femenino es un trabajo no remunerado¡±, ¡°Somos mujeres clitorianas¡± o el citado ¡°Patriarcado es emergencia clim¨¢tica¡±, una alusi¨®n al hecho de que la explotaci¨®n de los recursos naturales y la fuerza de trabajo han sido hist¨®ricamente realizadas por los hombres.
Este peculiar escenario es el resultado de la colaboraci¨®n de Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, y el colectivo feminista Claire Fontaine, famoso por colocar estos esl¨®ganes luminosos e inc¨®modos en lugares p¨²blicos. Chiuri, que en su desfile de alta costura del pasado enero ya colabor¨® con la artista Judy Chicago para lograr un prop¨®sito similar, lleva desde su entrada en Dior hace cuatro a?os haciendo del feminismo su leit motiv, o lo que es lo mismo, dando la vuelta al imaginario de una casa que siempre hab¨ªa estado ligada al romanticismo y la feminidad m¨¢s tradicional.
Sobre la pasarela, sin embargo, el resultado era mucho menos combativo que sobre las paredes. Inspir¨¢ndose en fotos de su juventud (en las que, seg¨²n cuenta la propia dise?adora, su ropa era un modo de expresar rebeld¨ªa) y tomando como motivo principal el estampado de cuadros que tanto fascinaba a Christian Dior ( por ser, como ¨¦l mismo escribi¨®, ¡°elegante, f¨¢cil y siempre oportuno¡±), Chiuri ha firmado una colecci¨®n en la que los trajes de chaqueta negros se mezclaban con abrigos de estilo brit¨¢nico, vestidos vaporosos, botas planas, jers¨¦is de rombos o vaqueros blancos. Desde su debut en la casa, su f¨®rmula siempre ha sido esa: realizar colecciones altamente comerciales en las que un tejido o un estampado ejerce como ¨²nico hilo conductor entre un sin fin de prendas dispares y en las que el peso te¨®rico descansa sobre dos pilares; la puesta en escena y una camiseta con mensaje que cambia cada temporada. El del pr¨®ximo oto?o es I say I (Yo digo yo), el eslogan de la feminista italiana Carla Lonzi.
A excepci¨®n de Dior y alguna otra marca de peso, los primeros d¨ªas de la Semana de la Moda de Par¨ªs, que comenz¨® el lunes con una enorme retrospectiva de Louboutin en el palacio de la Porte Dor¨¦e, est¨¢n consagrados casi en exclusiva a marcas j¨®venes y/o independientes que demuestran que los caminos para posicionarse dentro del tradicional y encorsetado panorama parisino ahora son muy distintos de los de hace una d¨¦cada.
Nigeria se postula para ser lo que fue Jap¨®n en los ochenta o B¨¦lgica en los noventa: el pa¨ªs favorito de los que buscan en la moda algo m¨¢s que nombres recurrentes o tendencias generalizadas. Con una diferencia, el pa¨ªs quiere que su tradici¨®n textil sea una posible v¨ªa de desarrollo para buena parte de su poblaci¨®n, y lleva un par de a?os intentando colocar su cantera creativa en el mapa internacional.
Kenneth Ize, que fue finalista el a?o pasado en el prestigioso premio LVMH y que debut¨® ayer en Par¨ªs es quiz¨¢ uno de sus mayores exponentes. El desfile, que abri¨® la modelo Imaan Hammam y cerraron Adwoa Aboah y Naomi Campbell, gir¨® en torno a la que es hasta hoy la se?a de identidad del creativo: el tejido Asoke, una tela tradicional de rayas multicolores terminada en flecos (y confeccionada por colectivos de mujeres artesanas) que daba forma a chaquetas bomber, maxi bolsos, chaquetas blazer o sudaderas. En definitiva, la tradici¨®n centenaria moldeada seg¨²n los c¨®digos contempor¨¢neos. Una receta que ahora, con el tema de la apropiaci¨®n cultural a¨²n ocupando p¨¢ginas, se perfila como una alternativa factible y muy oportuna, pese a que el ¨¦xito de esta nueva ola de creadores africanos en Par¨ªs (al que se suma el sudafricano Thebe Magugu) es todav¨ªa un proyecto en construcci¨®n aupado por el exotismo que desprende para muchos compradores y editores europeos y asi¨¢ticos.
Otras, como Coperni, la marca de los ex directores creativos de Courr¨¨ges, S¨¦bastien Meyer y Arnaud Vaillant, ha alimentado su ¨¦xito a trav¨¦s de un ingenioso Instagram y un buen pu?ado de celebridades antes de lanzarse a la pasarela tradicional con sus propuestas de sastrer¨ªa minimalista e impecable. Pero si hay alguien que se ajusta a los tiempos actuales es Marine Serre, aunque quiz¨¢ a su pesar. La dise?adora francesa, que siempre se ha inspirado en distintas situaciones dist¨®picas, presentaba su colecci¨®n de pasamonta?as y mascarillas en pleno p¨¢nico social por el coronavirus y ante una cohorte de fans vestidos de arriba a abajo con sus prendas cuajadas de medias lunas (algo que, para ser una marca joven e independiente, es toda una gesta). Esta vez Serre ha utilizado Dune, la m¨ªtica novela de Frank Herbert, para hablar, a trav¨¦s de la ropa, de clases sociales, poder, uniformes y el cuestionable progreso que ofrecen los dispositivos tecnol¨®gicos.
Pasarela con mascarilla
El domingo se desat¨® el p¨¢nico en Mil¨¢n despu¨¦s de que Giorgio Armani decidiera realizar su desfile a puerta cerrada tras los casos de coronavirus en el norte de Italia. Ayer y hoy en Par¨ªs algunas presentaciones han sido canceladas, se ha anunciado que las firmas asi¨¢ticas no desfilar¨¢n esta edici¨®n y las gradas, incluso las de los desfiles m¨¢s exclusivos, est¨¢n a medio llenar debido a los compradores y los medios de comunicaci¨®n (en su mayor¨ªa chinos e italianos) que han decidido no acudir a Par¨ªs. Por ahora, los desfiles siguen su curso, pero algunas marcas decidir¨¢n qu¨¦ hacer el d¨ªa previo a su espect¨¢culo. Esta vez, a diferencia de lo que ocurri¨® con Armani, ser¨¢ la audiencia la que decida. Con casi un tercio menos de los invitados habituales, nadie quiere arriesgarse a celebrar un desfile a medio gas. En la calle, sin embargo, el ambiente es absolutamente normal. Hay muchas m¨¢s mascarillas y geles desinfectantes en las presentaciones que en los bares o los museos. Ser¨¢ porque muchos de los asistentes ya han pasado por Mil¨¢n antes de llegar aqu¨ª, o porque la moda, ya se sabe, es un sistema plagado de rituales. Incluso estos.
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