Orientarse
Durante siglos las artes fueron un ¨ªndice de por d¨®nde pod¨ªa divisarse un futuro mejor
Si me hubiera cabido, habr¨ªa titulado la columna: ¡°?Por d¨®nde se va al futuro?¡±, pero no cabe y adem¨¢s es una ingenuidad. Al futuro llegaremos todos, lo queramos o no. Era una pregunta ret¨®rica, en realidad lo que preguntaba era si alguien avistaba alg¨²n signo de que el futuro vaya a tener mejor cara que el presente. ?Hay remedio para tanta ruina moral y mental?
Durante siglos las artes fueron un ¨ªndice de por d¨®nde pod¨ªa divisarse un futuro mejor. Los humanos trabajaban para imponer sus formas m¨¢s esperanzadoras a la tediosa actualidad. Los historiadores pod¨ªan orientarse observando esos signos. Ve¨ªan c¨®mo surgi¨® el arte cristiano con sus bas¨ªlicas cubiertas de mosaicos dorados que poco m¨¢s tarde se renovar¨ªan como monasterios y conventos rodeados de vi?edos feudales. Pero muy pronto empiezan a elevarse las torres en aguja y a hacerse transparentes los muros de las catedrales, aunque luego se retuercen y convulsionan las figuras, las columnas, los espacios del barroco. En fin, as¨ª se hizo siempre y ya en el siglo XX los s¨®lidos transparentes de Mies o los rascacielos gritaban el comienzo de una nueva era llena de energ¨ªa y esperanza. Todav¨ªa se pod¨ªa observar la aceleraci¨®n del tiempo, por ejemplo, comparando una ¨®pera de Alban Berg y otra de Verdi, una novela de Dickens y otra de Faulkner, los historiadores indagaban el significado de los cambios formales, de la afirmaci¨®n.
Yo miro a los a?os que he vivido y apenas veo signos nuevos, s¨®lo actualidades repetidas una y otra vez. Ninguna forma nueva se?ala con energ¨ªa hacia el futuro. Los ¨²ltimos fueron Losirascibles, hace 70 a?os, que ahora se exponen en la Fundaci¨®n Juan March de Madrid. Luego vino la melancol¨ªa conceptual y la diversi¨®n mil veces repetidas. El tedio.
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