Dramatizar la agenda
?Est¨¢ en juego la globalizaci¨®n y hay que paralizar el libre comercio erigiendo muros insalvables entre las naciones? ?O basta con esperar y ver, dejando hacer a nuestras eficaces y confiables instituciones?
El tratamiento de la actual pandemia oscila entre el dramatismo alarmista y la desdramatizaci¨®n ecu¨¢nime. ?Se va a quebrar la estabilidad social para precipitarnos en una nueva crisis global anunciada por la ca¨ªda de las bolsas, como ocurri¨® hace un decenio con la gripe A porcina (H1N1) que coincidi¨® con la gran recesi¨®n? ?O se trata de una mera variante agravada del resfriado com¨²n que solo afecta a personas mayores con enfermedades cr¨®nicas, y que terminar¨¢ por desaparecer con la primavera? No lo sabemos. Y ante la incertidumbre, la agenda p¨²blica (ese ranking medi¨¢tico de problemas p¨²blicos a resolver) ha quedado trastocada sin que sepamos en qu¨¦ debemos pensar ni cu¨¢l es nuestro orden de prioridades.
Buena prueba es la cuesti¨®n catalana, que centralizaba nuestro foco de atenci¨®n pero que ahora se ha visto relativizada, como prueba la escasa atenci¨®n prestada al desembarco de Puigdemont en Catalu?a Norte. Tanto es as¨ª que hasta el inicio de la mesa de di¨¢logo entre el Gobierno y la Generalitat ha quedado desdibujado, sin que nos importe demasiado cu¨¢l de los dos expresidentes ten¨ªa raz¨®n en su debate del Casino de Madrid: si el Sr. Aznar cuando dramatizaba la cuesti¨®n, elev¨¢ndola a la categor¨ªa de devastaci¨®n, o el Sr. Gonz¨¢lez, que reduc¨ªa su importancia rebaj¨¢ndola a la mera escenificaci¨®n melodram¨¢tica de una performance gesticulante.
Dramatizar o desdramatizar la agenda: esa es la cuesti¨®n esencial de nuestro tiempo. Una cuesti¨®n que siempre adopta la misma f¨®rmula, como en la pel¨ªcula Apolo XIII: ¡°Houston, tenemos un problema¡±. Lo que plantea como respuesta la gran pregunta: ?qu¨¦ problema? Que en seguida se desdobla en otras dos: ?c¨®mo llamarlo y c¨®mo interpretarlo? Bautizarlo equivale a definirlo y enmarcarlo (es decir, encerrarlo en un frame). ?Lo llamamos ¡°coronavirus¡±, que es un concepto ic¨®nico y adem¨¢s polis¨ªlabo, lo que siempre le otorga una mayor importancia, que nos lleva a pensar que es algo in¨¦dito y original, desde luego excep-cional y quiz¨¢s potencialmente catastr¨®fico? ?O lo llamamos gripe o catarro: una ¡°pasa¡± como se dec¨ªa en el pasado, para designar algo normal y corriente que pasa como ha pasado siempre?
Y tras bautizar al problema hay que interpretarlo, es decir, evaluarlo moralmente, pronosticar su curso futuro y proponerle alguna soluci¨®n (Entman). Aqu¨ª es donde aparecen todas las oportunidades de manipulaci¨®n de la agenda, que permiten tanto crear falsos problemas, magnificando sus peores consecuencias imaginarias, como ocultar los riesgos previsibles, dejando creer que no pasa nada. Es decir, dramatizar o desdramatizar el problema, haciendo de ¨¦l un acontecimiento medi¨¢tico o un accidente normal. ?Est¨¢ en juego la globalizaci¨®n y hay que paralizar el libre comercio erigiendo muros insalvables entre las naciones? ?O basta con esperar y ver, dejando hacer a nuestras eficaces instituciones?
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