Jaque a la vicepresidencia primera
La tensi¨®n desatada entre UP y PSOE por una iniciativa legislativa solo deber¨ªa sorprendernos por la hostilidad y la falta de pudor con la que las partes la han hecho p¨²blica
La estabilidad y el funcionamiento arm¨®nico de una coalici¨®n de gobierno formada por partidos pertenecientes al mismo bloque pol¨ªtico resulta siempre dif¨ªcil de garantizar. Las razones que justifican esta afirmaci¨®n son muchas y conocidas. Entre ellas destaca la necesidad de los partidos ubicados en el mismo arco ideol¨®gico de mantener un perfil propio y un liderazgo diferenciado en determinadas materias de inter¨¦s com¨²n. Es razonable que as¨ª ocurra, pues ninguna de las partes de la coalici¨®n puede renunciar a preservar y ensanchar su espacio electoral, incluso a costa del socio de gobierno. Desde este planteamiento, no deber¨ªa extra?arnos demasiado que tales coaliciones acumulen desencuentros, que con toda l¨®gica se acent¨²an de manera extrema cuando los socios perciben que ha llegado el final de la legislatura y deben volver a competir electoralmente.
En este contexto, la tensi¨®n desatada entre Unidas Podemos y el PSOE por una iniciativa legislativa de factura t¨¦cnica rudimentaria, s¨®lo deber¨ªa sorprendernos por la hostilidad y la falta de pudor con la que las partes la han hecho p¨²blica. Al margen de las diferencias de calado que pudieran existir realmente entre el modelo de feminismo del PSOE y el que impulsan grupos de poder que han encontrado particular reconocimiento en la esfera de Unidas Podemos, la realidad es que ninguna de las partes tiene incentivos para seguir agrandando el desencuentro interno de un Gobierno de coalici¨®n que ni siquiera tiene garantizada todav¨ªa la aprobaci¨®n de los Presupuestos. En este caso, los mecanismos de coordinaci¨®n previstos, los oficiales y los oficiosos, permitir¨¢n cerrar la crisis y recuperar nuevamente la ?aparente? armon¨ªa que existe entre los socios.
Pero¡ ?qu¨¦ esconde realmente el desencuentro? A mi juicio, el intento de erosionar la capacidad de la vicepresidencia primera de coordinar la agenda del ejecutivo neg¨¢ndole el poder para solventar cualquier desencuentro entre ministerios adscritos a distintos partidos y exigiendo, por tanto, la mediaci¨®n de presidencia del Gobierno. Para entender lo que trato de se?alar hay que partir de las declaraciones de la propia Carmen Calvo el pasado 2 de febrero en las p¨¢ginas de EL PA?S: ¡°Yo me ocupo de la coordinaci¨®n del Gobierno, preparo el Consejo de Ministros. En mis manos est¨¢ decir lo que se para, lo que no veo claro, lo que tiene garant¨ªa jur¨ªdica. Cuando hay varios ministerios que discrepan, decido qui¨¦n tiene la raz¨®n¡±. El desencuentro entre Igualdad y Justicia dio la oportunidad a Pablo Iglesias de abrir la batalla para enmendar la declaraci¨®n. En suma, la actuaci¨®n del l¨ªder de Unidas Podemos no pretend¨ªa desestabilizar la coalici¨®n. Ni proteger a Irene Montero. La agenda feminista tampoco era lo sustantivo, aunque utilizara esta l¨®gica para armarse de raz¨®n. Iglesias trataba ¨²nicamente de negar a la vicepresidencia primera el poder para decidir. ?Habr¨¢ logrado su prop¨®sito?
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