Una semana, dos leyes y una crisis
S¨¢nchez e Iglesias pactan blindar la coalici¨®n tras sus peores siete d¨ªas
Hab¨ªa una docena de ministros mirando, y a todos les llam¨® la atenci¨®n la imagen. El mi¨¦rcoles, al d¨ªa siguiente de que Pablo Iglesias llamara ¡°machista reprimido¡± a Juan Carlos Campo, el ministro de Justicia, ambos se encontraron en el Palacio de La Zarzuela, en la reuni¨®n del Consejo de Seguridad Nacional presidido por el Rey. Al verse, para sorpresa de sus compa?eros, se dieron un largo abrazo. No era casualidad. Hab¨ªan hablado la noche anterior, despu¨¦s de que Iglesias lanzara su andanada en los pasillos del Senado. El l¨ªder de Unidas Podemos le pidi¨® disculpas y todo qued¨® resuelto entre ellos. Desde ese momento, Unidas Podemos ya no carga contra Campo. El centro de todas sus cr¨ªticas es Carmen Calvo, la vicepresidenta.
Fuentes de los dos sectores coinciden en que la negociaci¨®n de la ley de violencia sexual ha roto los puentes pol¨ªticos entre los de Iglesias y Calvo, que ya ven¨ªan agrietados de lejos, desde la fallida negociaci¨®n de julio, que ella protagoniz¨® con Pablo Echenique. No es casualidad que la ronda final, la exitosa, la llevaran dos personas diferentes: Adriana Lastra por el PSOE e Irene Montero por Unidas Podemos.
En el entorno de Calvo insisten en que no hay ning¨²n conflicto con Iglesias ni con Unidas Podemos. Se?alan que la interlocuci¨®n con el vicepresidente segundo es normal, que han seguido hablando despu¨¦s del Consejo de Ministros del martes. Creen que toda la pol¨¦mica se ha exagerado porque la discusi¨®n entre ministerios es habitual. Calvo est¨¢ convencida de que todo seguir¨¢ como hasta ahora, sin cambios. Las tensiones entre la vicepresidencia primera, que tiene mucho poder, y el resto del Ejecutivo han sido una constante de todos los gobiernos, tambi¨¦n los monocolores del PSOE o del PP.
Pero Iglesias y los suyos parecen mucho m¨¢s c¨®modos hablando con el presidente y su equipo que con la vicepresidenta. Y quieren intentar que sean los l¨ªderes quienes resuelvan los conflictos sin contar con ella. Iv¨¢n Redondo y Juanma del Olmo, gur¨²s de comunicaci¨®n de ambos lados, hablan sin parar y dirigen la estrategia para marcar la agenda pol¨ªtica. No han tenido hasta ahora discusiones importantes. F¨¦lix Bola?os e Ione Belarra, que cerraron los detalles de la composici¨®n del Gobierno, hablan con cada fricci¨®n de competencias o cuestiones log¨ªsticas del d¨ªa a d¨ªa. Y tampoco han estallado conflictos relevantes. Pero con Calvo la tensi¨®n no ha bajado nunca, y estall¨® esta semana, aunque en su entorno insisten en que no ha habido nada fuera de lo com¨²n. Dicen que ser¨¢ ella la que siga coordinando el remate fino de las leyes, porque S¨¢nchez e Iglesias nunca podr¨¢n cerrar esos detalles. Solo para este a?o hay previstas 92 normas.
Iglesias, seg¨²n fuentes del Ejecutivo, no se ha animado a pedirle a S¨¢nchez la cabeza de su vicepresidenta. No puede hacerlo. Ser¨ªa un pulso que el presidente no podr¨ªa aceptar. De hecho ella mantiene todas sus atribuciones de coordinaci¨®n y direcci¨®n de los trabajos previos al Consejo de Ministros intactas. Pero pol¨ªticamente, para Unidas Podemos el problema es ella. Ni S¨¢nchez ni los otros ministros.
En el Gobierno se pensaba que la primera gran tensi¨®n llegar¨ªa con Nadia Calvi?o, la vicepresidenta econ¨®mica, muy alejada ideol¨®gicamente de las posiciones de Unidas Podemos. Pero no ha sido as¨ª. Ha habido algunos cruces menores, pero nada comparable a lo de Calvo con Irene Montero, la ministra de Igualdad.
Despu¨¦s de una semana muy complicada, ambos grupos han decidido que no pueden seguir as¨ª. S¨¢nchez e Iglesias han hablado varias veces para amarrar la coalici¨®n. La paz se termin¨® de cerrar en la reuni¨®n por sorpresa que se convoc¨® el viernes. All¨ª los dos grupos se conjuraron: ¡°Esto no puede volver a pasar¡±. Ambos prometieron al otro que cumplir¨¢n el acuerdo de Gobierno, que incluye un elemento importante: no habr¨¢ filtraciones agresivas a la prensa de documentos internos en discusi¨®n ni cruces de acusaciones. Ese ha sido uno de los asuntos que m¨¢s ha calentado los ¨¢nimos estos d¨ªas.
El PSOE promete m¨¢s coordinaci¨®n y respeto para los ministros de Unidas Podemos. Y exige lo mismo. La idea que se traslad¨® esta semana desde el lado socialista de que el equipo de Montero hab¨ªa hecho una ley desastrosa por falta de experiencia indign¨® a este grupo. Mientras, la frase de Iglesias que llamaba machista a un ministro socialista molest¨® mucho al otro.
Habr¨¢ cambios, y seguramente Unidas Podemos buscar¨¢ m¨¢s a otros interlocutores para resolver los problemas, pero Calvo sigue. Qued¨® claro en la reuni¨®n de coordinaci¨®n. De forma muy simb¨®lica, fue el propio Iv¨¢n Redondo, el gran rival interno de Calvo en La Moncloa, el que lo expres¨® con claridad, seg¨²n fuentes presentes en el encuentro. Redondo dijo que hay que fortalecer la comisi¨®n de coordinaci¨®n, con Lastra y Echenique a la cabeza, pero a la vez asegur¨® que ¡°quien coordina el Gobierno es la vicepresidenta¡±. Nadie de Unidas Podemos lo puso en cuesti¨®n ah¨ª.
S¨¢nchez ha transmitido estos d¨ªas su preocupaci¨®n a sus interlocutores. Una semana que ten¨ªa que ser muy buena, con dos leyes simb¨®licas para la izquierda como la de educaci¨®n y la de violencia sexual, ha sido de crisis interna. Las leyes han quedado opacadas. Unidas Podemos asegura que ellos han sido flexibles tambi¨¦n en la de educaci¨®n, que finalmente no proh¨ªbe las subvenciones a colegios que segregan a ni?os, a pesar de que el acuerdo de Gobierno dice lo contrario. Ese roce, que ha quedado en segundo plano, tambi¨¦n es importante y fue objeto de discusi¨®n en el ¨²ltimo Consejo de Ministros, seg¨²n fuentes del Ejecutivo.
Iglesias y S¨¢nchez han blindado su relaci¨®n y la coalici¨®n, seg¨²n aseguran fuentes de los dos sectores, y es esa confianza que han trazado, despu¨¦s de meses de batalla, la que resuelve al final todos los problemas. Nadie en la docena de ministros y altos cargos consultados duda de que la coalici¨®n, pese a sufrir la peor semana de sus dos meses de vida, resistir¨¢ el embate. S¨¢nchez e Iglesias se han conjurado para lograrlo.
Como siempre, es cuesti¨®n de inter¨¦s pol¨ªtico, no de buenas o malas relaciones personales. Ambos est¨¢n condenados a entenderse porque cualquier otra opci¨®n ser¨ªa muy perjudicial, seg¨²n coinciden personas cercanas a los dos l¨ªderes. Los resultados de las elecciones de noviembre, en los que entre los dos perdieron 10 esca?os y 1,3 millones de votos, est¨¢n ah¨ª para recordarles por qu¨¦ les conviene un Ejecutivo estable que sea capaz de sacar adelante leyes progresistas y reanimar a la izquierda, dar ejemplo en Europa ¡ªEspa?a es un caso ¨²nico de coalici¨®n con un grupo a la izquierda de la socialdemocracia¡ª y evitar as¨ª que la ola conservadora que invade casi todo el continente se haga con el poder en la ¨²nica de las grandes econom¨ªas europeas que dirigen los progresistas. Ambos necesitan un ambiente de entusiasmo en la izquierda para evitar que la ola conservadora que recorre toda Europa domine tambi¨¦n Espa?a, un caso ¨²nico entre las grandes econom¨ªas del euro. De hecho, esta misma semana el Gobierno ya prepara un paquete de medidas de calado para cambiar el debate y revitalizar la imagen de la coalici¨®n.
Algunos ministros est¨¢n preocupados porque haya estallado tan pronto el conflicto y con tanta agresividad. Otros dicen lo contrario: est¨¢n bien que haya sido ya, porque sirve de aprendizaje. Ahora todos estar¨¢n pendientes para ver qu¨¦ consecuencias tiene esta crisis, sobre todo en el reparto de poder en La Moncloa, con Calvo y Redondo en eterna guerra fr¨ªa. La coalici¨®n sigue en periodo de ajuste, pero por el momento todos parecen interesados en salvarla cueste lo que cueste.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.