Impresionante en grado sumo

Muchos grandes maestros sovi¨¦ticos vivieron en un permanente sentimiento contradictorio. Eran unos privilegiados por vivir en un pa¨ªs ¡ªdel que apenas sal¨ªan porque no eran los mejores¡ª donde el ajedrez era una profesi¨®n de gran prestigio, y el mero hecho de ser gran maestro ya daba derecho a un sueldo fijo. Por otro lado, sab¨ªan que de vivir en cualquiera de casi todos los dem¨¢s pa¨ªses del mundo habr¨ªan sido brillado mucho m¨¢s; algunos de ellos hubieran sido incluso grandes estrellas en tal caso.

Gregory Serper (Tashkent, 1969) es un ejemplo sobresaliente. La primera pista de su inmenso talento: fue seleccionado como alumno de la muy exclusiva escuela Botv¨ªnik-Kasp¨¢rov para j¨®venes talentos. La segunda: empat¨® a puntos en el primer puesto (tercero por desempate) del Mundial sub 20 de 1988 en Adelaida (Australia) con tres colegas que luego ser¨ªan astros: Lautier, Ivanchuk y Gu¨¦lfand. La tercera: nada m¨¢s desintegrarse la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en la Olimpiada de Ajedrez de 1992, gan¨® la medalla de plata con Uzbekist¨¢n. La cuarta y definitiva es la partida de este v¨ªdeo: es muy poco arriesgado augurar que el lector habr¨¢ visto poqu¨ªsimas que impresionen tanto.