El infierno

La Europa Central de entreguerras era un hervidero de culturas, razas, religiones, etnias, lenguas y naciones. Casi toda la literatura all¨ª escrita entre 1920 y 1940 tiene un inter¨¦s a?adido: el de observar un mundo que ser¨ªa devastado por los totalitarios nazis y comunistas. Leer a Joseph Roth, el mejor testigo de esos a?os convulsos, es como asistir a una visita guiada por un mundo arrasado. Su reciente A?os de hotel (Acantilado), en soberbia versi¨®n de Miguel S¨¢enz, re¨²ne m¨¢s de 60 estampas de aquellas sociedades que, impotentes, iban de cabeza al abismo.

El valor documental de Roth es enorme, pero el valor literario lo supera. Su ojo no pierde escena y dentro de cada escena registra el detalle ¨²nico. Ve subir a un barco a los jud¨ªos que escapan de Bremen hacia el exilio. El polic¨ªa que controla los pasaportes posee ¡°redondas mejillas sonrosadas que parecen iluminadas por dentro, como si tuvieran en la boca uno de esos farolillos de las fiestas veraniegas¡±. ?Qu¨¦ art¨ªculo sobre los emigrados zaristas! ?O los de la salvaje Albania! Hoteles, hoteles, cientos de hoteles por los que pase¨® su implacable mirada. As¨ª nos descubre e ilumina docenas de personajes y situaciones con una agudeza y una piedad inmensas. A medida que avanza la d¨¦cada de los veinte el aire se oscurece. Cuando llegamos a los treinta se ti?e de rojo.

Roth se exili¨® a Par¨ªs en 1933. El mejor periodista de Alemania no soportaba la dictadura: ¡°Es sabido que la prensa alemana ya no se dedica a publicar lo que ocurre, sino a ocultarlo¡±. Era nuestra actual posverdad. Roth, que se suicid¨® con alcohol en 1939, escribi¨® poco antes: ¡°(Alemania) es el s¨¦ptimo c¨ªrculo del infierno cuya filial en la tierra se conoce con el nombre de Tercer Reich¡±. Y est¨¢ volviendo.