Vulnerabilidad mutuamente asegurada
En situaciones de urgencia es importante el civismo y, de modo correlativo, el liderazgo. Es imperativo saber que hay alguien al tim¨®n que adopta las decisiones pensando en ese otro intangible, el bien com¨²n
Durante la Guerra Fr¨ªa se generaliz¨® el acr¨®nimo MAD, equivalente en ingl¨¦s de ¡°destrucci¨®n mutuamente asegurada¡± y, feliz coincidencia, tambi¨¦n del vocablo ¡°loco¡± en la misma lengua. No hac¨ªa falta ning¨²n refuerzo sem¨¢ntico, la demencia del recurso a las armas nucleares era una pesadilla perfectamente imaginable. Y la amenaza funcion¨®. Fue eficaz porque si hay algo en lo que los seres humanos pueden ponerse de acuerdo no es en qu¨¦ sea el bien, sino en evitar los males mayores. Siempre y cuando ¡ªy esta es la condici¨®n esencial¡ª sea, en efecto, mutuamente asegurada; si, como en el estado de naturaleza de Hobbes, todos somos igual de vulnerables. El miedo compartido, como dec¨ªa el fil¨®sofo ingl¨¦s, es el impulso que nos hace clarividentes y nos fuerza a la cooperaci¨®n.
Otros art¨ªculos del autor
Hoy estamos ante una situaci¨®n similar con la amenaza del cambio clim¨¢tico, que se ha visto complementada ahora con la expansi¨®n de la pandemia del Covid-19. De repente hemos tomado de nuevo conciencia de nuestra com¨²n vulnerabilidad, de una situaci¨®n de excepcionalidad donde lo que est¨¢ en juego es la propia supervivencia del planeta o la salud de cientos de millones de personas. Pero, sobre todo, de que nadie ¡ªcontinentes, pa¨ªses, clases sociales¡ª est¨¢ a salvo de estos peligros, nadie se va a ver libre de estas amenazas. Estamos en el mismo barco. Ignoro si extraeremos las consecuencias adecuadas de la situaci¨®n, que est¨¢ sacando a la luz la miop¨ªa pol¨ªtica con la que ven¨ªamos contemplando los desaf¨ªos de vivir en una sociedad global. Y espero sinceramente que lo que hasta ahora no hab¨ªa logrado la raz¨®n lo consiga al final la combinaci¨®n hobbesiana de miedo y racionalidad. Tanto respecto del cambio clim¨¢tico como en lo que hace a la expansi¨®n del virus.
Por lo pronto, ya hemos ganado algo. Haciendo un s¨ªmil con lo anterior, es posible que no sepamos en qu¨¦ consistan exactamente las medidas que debamos adoptar ante ambos problemas, pero al menos s¨ª hemos tomado conciencia de nuestros errores y fracasos, de aquello que no funciona e impide dar con las soluciones correctas. Para empezar, y esto quiz¨¢ sea el aspecto fundamental, la relevancia central que tiene la ciencia y el conocimiento en las sociedades avanzadas. De hecho, es el ¨²nico criterio de verdad que merece la consideraci¨®n de tal, algo que hab¨ªamos perdido con el sistem¨¢tico desprestigio de los expertos, siempre guiado por alg¨²n fin partidista. Esto afecta a la pol¨ªtica de la posverdad como un todo, la hiere en su n¨²cleo central: que las pasiones y prejuicios prevalezcan sobre la raz¨®n, que se extiendan los bulos y las noticias falsas sin control, que el debate p¨²blico no se pueda emprender a partir de un mundo com¨²n conocido porque los hechos se presentan e interpretan a gusto de cada cual. Es ahora cuando echamos en falta el rigor en la informaci¨®n de los medios serios y un escenario p¨²blico en el que la pluralidad de las opiniones se enfrente al poder de la argumentaci¨®n en vez de tener que soportar que la demagogia campe a sus anchas. Democracia deliberativa, no teatrocracia.
La solidaridad es una virtud no exclusivamente pol¨ªtica pero clave. Ante la adversidad todos somos iguales
De repente, notamos tambi¨¦n la relevancia de algunas virtudes c¨ªvicas sin las cuales apenas podemos confrontar los problemas que nos aguardan. Cuando las cosas vienen mal dadas y se exige la cooperaci¨®n de todos recordamos la importancia del civismo, ese intangible sin el cual no es posible imaginar ninguna acci¨®n colectiva m¨ªnimamente sintonizada. Y, de modo correlativo, la importancia del liderazgo. En situaciones de urgencia, es imperativo saber que hay alguien al tim¨®n que adopta las decisiones pensando en ese otro intangible, el bien com¨²n, en vez de lo que generalmente suele ocurrir, la atenci¨®n a la ¡°popularidad¡± y a lo que dicta el inter¨¦s partidista. Que podamos presumir que goza de la informaci¨®n suficiente sobre los peligros y los medios de que se dispone para afrontarlos con las medidas m¨¢s correctas posibles, y que estas se imponen en el momento adecuado; que, en suma, nos permita confiar en que son las m¨¢s eficaces para atajar la urgencia.
El ¨¦xito depende de la adecuada sinton¨ªa entre estos tres elementos, que son puramente pol¨ªticos ¡ªliderazgo, civismo, bien com¨²n¡ª, recursos generalmente escasos ante la preeminencia de los intereses de grupo o los dictados de las identidades excluyentes. Y me dejaba otra virtud, no exclusivamente pol¨ªtica, pero tambi¨¦n fundamental, la solidaridad. Ante la adversidad todos somos iguales. La seguridad o la salud no son mercanc¨ªas que puedan comprarse o venderse, deben reforzarse mediante el activismo p¨²blico para que las desigualdades de ingresos no provoquen una protecci¨®n asim¨¦trica.
Y una ¨²ltima consideraci¨®n, impl¨ªcita ya desde el principio, los l¨ªmites de las soluciones nacionales frente a peligros que no entienden de fronteras. Se dice que el Estado es demasiado peque?o para resolver los grandes problemas y demasiado grande para solucionar los peque?os. Ante lo que hoy nos enfrentamos es, sin embargo, imprescindible para hacer el acopio y la movilizaci¨®n de los recursos necesarios y una unidad de acci¨®n geogr¨¢fica coordinada. Pero nunca conseguir¨¢ el ¨¦xito requerido por s¨ª mismo, sin cooperar con otras unidades pol¨ªticas. Tanto la Covid-19 como los retos a los que nos sujeta el cambio clim¨¢tico exigir¨¢n niveles de entendimiento y de gobernanza global que todav¨ªa no nos hemos atrevido a ensayar siquiera.
Frente a la negaci¨®n de la autoridad cient¨ªfica y la propagaci¨®n de la posverdad, se impone el juicio informado
Todo esto ha contribuido a desnudar al discurso populista: 1. Frente a su negaci¨®n de la autoridad cient¨ªfica y la propagaci¨®n de la posverdad, se impone el juicio bien informado y sujeto a un rasero racional, no emociones desatadas y mentiras sibilinas; atender a los hechos, no a su ficcionalizaci¨®n, para lo cual es preciso reivindicar a los medios de comunicaci¨®n rigurosos y el asesoramiento cient¨ªfico. 2. Frente al repliegue estatalista, ese buscar la protecci¨®n detr¨¢s de fronteras amuralladas y opacas, hoy se requiere m¨¢s que nunca la cooperaci¨®n intergubernamental, la apertura cosmopolita. 3. Frente a la confrontaci¨®n identitaria del nosotros/ellos, la pol¨ªtica como adici¨®n de voluntades; sumar, no dividir. 4. Frente a l¨ªderes-gu¨ªas que se arrogan la representaci¨®n de pueblos presuntamente homog¨¦neos construidos a partir de la demonizaci¨®n de alg¨²n otro, necesitamos l¨ªderes responsables bien sintonizados con un cuerpo ciudadano plural y diverso dotado de esp¨ªritu c¨ªvico y guiado por principios como el bien com¨²n y la solidaridad; en fin: frente a la banalidad de las consignas, el rigor de los argumentos.
Atendiendo a las noticias el otro d¨ªa tuve una sensaci¨®n extra?a, como de d¨¦j¨¤ vu. Im¨¢genes de personas con m¨¢scaras con la catedral de Mil¨¢n al fondo; botes de refugiados siendo apartados por la guardia costera griega; el anuncio de la enorme p¨¦rdida de hielo polar de los ¨²ltimos a?os; Trump bromeando sobre el coronavirus. S¨ª, ya lo hab¨ªa visto, algo muy parecido al menos, solo que en los telediarios que aparecen en la serie dist¨®pica Years and Years. Ya hemos asistido a esto o a algo similar en la ficci¨®n. Lo malo es que ahora es real, parte de nuestro presente y no un futuro imaginado dise?ado para entretener. Esperemos que junto a la esperada vacuna del coronavirus podamos inyectarnos tambi¨¦n muchas de las lecciones que nos est¨¢n ofreciendo estos malhadados tiempos. Las crisis son tambi¨¦n el momento de la oportunidad, agarr¨¦mosla por los pelos antes de que se nos vuelva a escapar.
Fernando Vallesp¨ªn es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAM.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.