Derrotas, traciones y tragedias: los 11 momentos de la Liga que dejaron a los espa?oles sin palabras
Es la primera vez, desde la Guerra Civil, que la Liga se suspende por motivos extrafutbol¨ªsticos. Un momento que quedar¨¢ en la memoria de los aficionados espa?oles. Echando la vista atr¨¢s, podr¨¢ a?adirse a los que componen esta lista
Al igual que el resto de la competiciones deportivas, La Liga ha visto afectado su desarrollo y por primera vez desde el inicio de la Guerra Civil se suspende por criterios extrafutbol¨ªsticos. La competici¨®n nacional estrella es un motor econ¨®mico y social indudable y una fuente inagotable de noticias alegres, intrascendentes, emocionantes o dram¨¢ticas que polarizan la atenci¨®n de los aficionados semana a semana. Hoy recordamos las m¨¢s impactantes, unas por su alcance deportivo y otras, desgraciadamente, por sus terribles consecuencias.
El secuestro de Quini
El shock: El 1 de marzo de 1981, una nota encontrada por la polic¨ªa anunciaba el secuestro del jugador del Barcelona Enrique Castro Quini.
Lo que pas¨®: Todav¨ªa no hab¨ªa pasado ni un semana del 23-F y mientras el pa¨ªs intentaba volver a la normalidad, otra noticia sacud¨ªa a la sociedad espa?ola: Enrique Castro Quini, uno de los futbolistas m¨¢s conocidos y queridos del f¨²tbol, espa?ol hab¨ªa sido secuestrado.
Apenas un par de horas despu¨¦s de marcar dos goles al H¨¦rcules en el Camp Nou, Quini fue retenido por tres extra?os a punta de pistola e introducido en una furgoneta. Su mujer, que le esperaba al d¨ªa siguiente en el aeropuerto, denunci¨® su desaparici¨®n extra?ada por su ausencia. D¨ªas despu¨¦s una llamada exig¨ªa el dep¨®sito de cien millones de pesetas en una cuenta en Suiza por su liberaci¨®n. Alexanco, compa?ero del Barcelona, se encarg¨® de la negociaci¨®n.
El estado de ¨¢nimo de los jugadores del Barcelona provoc¨® que perdiese los dos siguientes partidos. El club se hab¨ªa planteado aplazarlos, pero una carta de la mujer del jugador los disuadi¨®.
Tras pagar el rescate, la polic¨ªa sigui¨® el rastro el dinero y el 25 de marzo Quini fue liberado. Hab¨ªa estado retenido en el s¨®tano de un taller de coches de Zaragoza por tres parados, secuestradores no profesionales con los que el jugador ve¨ªa partidos durante el encierro y que le compraban bocadillos en un bar cercano. A su llegada a la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa de Barcelona, dos mil personas le cantaron el Asturias Patria Querida. Las im¨¢genes del jugador muy delgado, demacrado y barbudo consternaron a los espa?oles. El asturiano era un jugador especialmente afable fuera del terreno de juego y muy popular. Un a?o antes se hab¨ªa convertido en uno de los jugadores m¨¢s caros de la historia del f¨²tbol espa?ol despu¨¦s de que el Barcelona hubiese pagado m¨¢s de ochenta millones de pesetas por ¨¦l.
Quini falleci¨® en febrero de 2018 debido a un infarto.
El ¡°Rivaldazo¡±
El shock: En el ¨²ltimo d¨ªa de mercado, el Barcelona arrebat¨® al Deportivo de La Coru?a su mejor jugador.
Lo que pas¨®: El 14 de agosto de 1997 el Depor levantaba su Torneo Teresa Herrera y deslumbraba con un centro del campo espectacular formado por Fl¨¢vio Concei??o, Djalminha y Rivaldo, tres brasile?os en estado de gracia que despertaron las ansias depredadoras del resto de los clubs. A mil kil¨®metros de all¨ª, un Barcelona gris creaba dudas tras cada partido de pretemporada mientras segu¨ªa llorando por el adi¨®s de su gran estrella, Ronaldo, que hab¨ªa abandonado el club rumbo al Inter de Mil¨¢n.
Precisamente la millonada pagada por los italianos permiti¨® que el ¨²ltimo d¨ªa de mercado el Barcelona abonase la cl¨¢usula de rescisi¨®n del brasile?o: 4.000 millones de pesetas, el mayor desembolso de un equipo espa?ol hasta la fecha. Y hab¨ªa sido en el peor momento: a pesar de tener sus arcas llenas, el Depor no tuvo tiempo de realizar un fichaje a la altura del que se hab¨ªa ido, entre otras razones porque hab¨ªa pocos jugadores de su talla.
El Deportivo vio da?ado su centro del campo y su orgullo: el club gallego pod¨ªa codearse con los equipos hist¨®ricamente grandes, pero no pod¨ªa combatir sus millones. El ¨ªdolo de Riazor se fue por la puerta de atr¨¢s, a ¨²ltima hora y sin avisar, tras consultarlo con su amigo Mauro Silva y con su mujer. Lendoiro, herido, amenaz¨® con fichar a Ronaldo, mientras el presidente del Barcelona Joan Gaspart le respond¨ªa chulesco: ¡°No tienen ni para una bota¡±. El m¨¢s querido se convirti¨® en el m¨¢s odiado y el Rivaldazo sigue en la mente de todos los aficionados cada vez que en el d¨ªa de cierre de mercado dan las doce de la noche.
La entrada criminal que casi jubila a Maradona
El shock: Andoni Goikoetxea se lanza contra el tobillo de Diego Armando Maradona y durante unos segundos el mundo del f¨²tbol contiene la respiraci¨®n.
Lo que pas¨®: No era la primera vez que Andoni Goikoetxea (Vizcaya, 1956) se pasaba de frenada. Un a?o antes, el contundente defensa vasco ya hab¨ªa dejado a Schuster fuera de juego para casi toda la temporada y esta vez su v¨ªctima era el jugador m¨¢s famoso del mundo y uno de los m¨¢s grandes de la historia: Diego Armando Maradona (Argentina, 1960). El 24 de septiembre de 1983 y con el Barcelona-Athletic de Bilbao casi sentenciado ¨Cacabar¨ªa 4-0¨C, se lanz¨® contra el tobillo izquierdo del argentino sin opci¨®n de jugar el bal¨®n. Incapaz de frenar al delantero m¨¢s desequilibrante de la competici¨®n, opt¨® por invocar el mantra de los defensas m¨¢s le?eros: ¡°Pasa la pelota, pero no pasa el jugador¡±.
Los gestos de dolor de Maradona conmocionaron a todos los aficionados, pero finalmente la lesi¨®n fue de menor alcance del temido. Tras salir del campo en camilla, fue operado de inmediato y reapareci¨® tres meses y medio despu¨¦s. El vasco, que a pesar de la brutal entrada ni siquiera vio la tarjeta en el campo, recibi¨® una sanci¨®n de 18 partidos que, tras la presi¨®n de su club, qued¨® reducida a siete.
La traici¨®n de Figo
El shock: Figo, capit¨¢n del Barcelona recalaba en el eterno rival tras la victoria de Florentino P¨¦rez en las elecciones a la presidencia del Real Madrid.
Lo que pas¨®: ¡°Nadie hab¨ªa pagado 60 millones de euros en el a?o 2000. Le convenc¨ª pero no era f¨¢cil, era el capit¨¢n del Barcelona. Como dec¨ªa Valdano: 'Era como arrancarle el coraz¨®n a nuestros paisanos". As¨ª describ¨ªa en 2010 Florentino P¨¦rez (Madrid, 1947) el fichaje de Figo (Portugal, 1972) en Fox Sport. Era la primera vez que Florentino daba un golpe de efecto ¨Cdespu¨¦s llegar¨ªan Zidane, Beckham y Ronaldo¨C, pero ninguno tuvo un efecto psicol¨®gico tan profundo. Florentino se present¨® a las elecciones del Real Madrid ofreciendo lo aparentemente imposible: fichar a un jugador que no solo ofrec¨ªa desequilibrio en la banda derecha, tambi¨¦n desestabilizar¨ªa profundamente a su gran rival. Figo era el capit¨¢n del equipo y a la vez un tipo profundamente imbricado en el barcelonismo, un l¨ªder del vestuario que pocos meses atr¨¢s gritaba exultante: "?Blancos, llorones, felicitad a los campeones!" tras ganar el t¨ªtulo de Liga.
El recordado momento en que algunos aficionados del Barcelona tira a Figo botellines de agua y... un cochinillo.
Cuando Figo acept¨® la propuesta de Florentino, probablemente pens¨® que el constructor no tendr¨ªa ninguna opci¨®n de ganar a Lorenzo Sanz y aquel papel firmado por su representante s¨®lo servir¨ªa para mandar una se?al a su equipo y conseguir una mejora de contrato. Pero Florentino gan¨® y el luso no pudo echarse atr¨¢s. La presentaci¨®n de Luis Filipe Madeira Caeiro como jugador del Real Madrid fue un duro trago para los aficionados cul¨¦s que lo mandaron al ostracismo de la historia del club. A su vuelta al Camp Nou fue recibido con una pitada de 110 decibelios y el lanzamiento de una cabeza de cerdo, una imagen que sigue siendo ic¨®nica casi veinte a?os despu¨¦s.
Sevilla y Celta, a segunda divisi¨®n
El shock: Dos de los grandes equipos de la competici¨®n descend¨ªan de categor¨ªa por criterios econ¨®micos.
Lo que pas¨®: Al contrario de lo que suele ser habitual en todos los veranos, en el del 1995 lo que polariz¨® la atenci¨®n de los medios deportivos no fueron los fichajes, sino el descenso de categor¨ªa de dos clubs hist¨®ricos, Sevilla y Celta, que no perd¨ªan su plaza en la Primera Divisi¨®n por su puesto en la clasificaci¨®n, sino por cuestiones econ¨®micas. La falta de un aval que ven¨ªa detallado en la Ley del Deporte, de 85 millones de pesetas por parte del Sevilla y 45 del Celta, llev¨® a los dos hist¨®ricos a la Segunda Divisi¨®n B y devolvieron a la m¨¢xima categor¨ªa a los descendidos Valladolid y Albacete.
Desolada e incr¨¦dula ¨Cese a?o el Sevilla estaba clasificado para la Uefa¨C la afici¨®n sevillista sali¨® a las calles y el 2 de agosto m¨¢s de 30.000 aficionados recorrieron la ciudad para pedir que la permanencia en la m¨¢xima categor¨ªa.
En Vigo se repiti¨® la misma escena y la presi¨®n de la masa social oblig¨® a La Liga a dar marcha atr¨¢s. Pero entonces fueron los aficionados vallisoletanos y albacete?os los que pusieron el grito en el cielo, lo que provoc¨® que tanto esa edici¨®n como en la siguiente participasen en Primera veintid¨®s equipos.
Otros clubs no tuvieron tanta suerte: el Oviedo, que lleg¨® a jugar en Europa, se vio descendido a Tercera Divisi¨®n por denuncias de sus jugadores. Para otros como el Salamanca, el descenso administrativo signific¨® su disoluci¨®n.
La tragedia de Sarri¨¤
El shock: Tras un lanzamiento descontrolado de bengalas, un ni?o de trece a?os falleci¨® en el campo del Espa?ol.
Lo que pas¨®: El 15 de marzo de 1992 el peque?o Guillermo Alfonso L¨¢zaro asist¨ªa por primera vez al campo de Sarri¨¤ para ver a su equipo favorito. Guillermo, de trece a?os, su hermano, de diez, y sus padres no sol¨ªan quedarse en Barcelona los fines de semana, pero aquel domingo se celebraban las elecciones auton¨®micas en Catalu?a y tras ir a votar decidieron hacer algo en familia. Fueron a?Sarri¨¤ y se situaron en el anfiteatro de pie, una zona del campo alejada de las algaradas donde esperaban ver el partido tranquilamente. Pero el peligro lleg¨® de la manera m¨¢s inesperada. Aquel Espa?ol-C¨¢diz iba a pasar a la historia por un motivo que nada tendr¨ªa que ver con el f¨²tbol.
Un par de minutos antes de que el partido comenzase Joaqu¨ªn, el padre de Guillermo, sacaba fotos al estadio cuando los gritos de su mujer y una intensa humareda le hicieron fijar la atenci¨®n en su hijo mayor, que ten¨ªa una bengala humeante clavada en el pecho. No dud¨®, agarr¨® la bengala y trat¨® de arrancarla. Dos minutos despu¨¦s los camilleros de?Sarri¨¤ los hab¨ªan evacuado. Quince minutos despu¨¦s Guillermo fallec¨ªa en el Cl¨ªnico de Barcelona.
Franco Vila, el responsable del lanzamiento, tambi¨¦n hab¨ªa acudido al estadio con sus dos hijos. Ocultas en su ropa llevaba cinco bengalas, prohibidas despu¨¦s de que en 1985 una de ellas ocasionase el fallecimiento del aficionado del C¨¢diz Luis Montero Dom¨ªnguez durante un C¨¢diz-Castell¨®n.
Vila fue condenado a seis meses de prisi¨®n por un delito de imprudencia temeraria y el Espa?ol recibi¨® una multa de 42 millones de pesetas como responsable civil subsidiario. Aunque resulte incre¨ªble, el partido se jug¨® igualmente y termin¨® con victoria del Espa?ol. Pizo G¨®mez, autor del tercer tanto local declar¨®: ¡°Ha sido el gol m¨¢s triste de toda mi vida¡±.
El penalti de Djukic
El shock: El Deportivo perdi¨® el t¨ªtulo de campe¨®n de Liga en el ¨²ltimo minuto del ¨²ltimo partido de la temporada.
Lo que pas¨®: La liga 93-94 estuvo a punto de terminar con una d¨¦cada de hegemon¨ªa de Real Madrid y Barcelona y coronar a un reci¨¦n llegado a la ¨¦lite del f¨²tbol espa?ol. Un equipo peque?o que hab¨ªa enamorado a los aficionados por su juego y su desparpajo. Pero el intenso minuto final de esa temporada pareci¨® dise?ado por el mejor guionista.
En el ¨²ltimo partido de la temporada, el Deportivo llegaba con un punto por delante del Barcelona y s¨®lo depend¨ªa de s¨ª mismo para hacerse por primera vez con el campeonato. Enfrente, un Valencia que no se jugaba nada, pero que, seg¨²n las malas lenguas, hab¨ªa recibido una gran suma de dinero ¨Clos famosos maletines¨C por dejarse la piel en el campo.
El recordado (y no para bien) penalti de Djukic.
En el ¨²ltimo minuto y con 0-0 en el marcador, el ¨¢rbitro pit¨® un penalti clamoroso de Serer a Nando. La afici¨®n deportivista celebraba la victoria mientras el serbio Miroslav ?uki? (Serbia, 1966) se encaminaba al ¨¢rea defendida por el Gonz¨¢lez, el portero suplente del Valencia. El s¨®lido defensa serbio no titube¨®, se sent¨ªa en estado de gracia y asumi¨® la responsabilidad. Lanz¨® y... par¨® Gonz¨¢lez. El tiro hab¨ªa sido blando y previsible y el portero del Valencia hab¨ªa reaccionado como si se jugase la final de la Champions, al igual que todo el equipo. El Super Depor llevaba ocupando el liderato desde la jornada catorce, el que hab¨ªa empezado siendo la an¨¦cdota del campeonato, acab¨® siendo un l¨ªder solvente que s¨®lo flaque¨® en el tramo final. Tras el pitido, Djukic se derrumb¨®, todos los deportivistas lo hicieron. Casi todo el pa¨ªs, excepto los aficionados cul¨¦s, sintieron una profunda decepci¨®n. Despu¨¦s de tantos a?os era refrescante que un reci¨¦n llegado a la ¨¦lite lograse el t¨ªtulo. Pero el Barcelona hab¨ªa hecho su parte, hab¨ªa derrotado al Sevilla 5-2 y se hab¨ªa llevado otra liga inesperada en el ¨²ltimo minuto. El Depor gan¨® la liga cinco a?os despu¨¦s, pero ?uki? no volvi¨® a lanzar ning¨²n penalti.
El asesinato de Aitor Zabaleta
El shock: El hincha de la Real Sociedad falleci¨® tras ser apu?alado por un ultra del Atl¨¦tico de Madrid.
Lo que pas¨®: El 8 de diciembre de 1998, Aitor Zabaleta y su novia viajaron con su pe?a de la Real Sociedad a Madrid para presenciar el partido de su club contra el Atl¨¦tico de Madrid. Antes del encuentro se dirigieron a un bar en las cercan¨ªas del Calder¨®n que les recomend¨® un polic¨ªa, El Alegre. A pesar de que Zabaleta no llevaba ning¨²n s¨ªmbolo del equipo donostiarra ¨Csu novia llevaba una bufanda¨C, un grupo de hinchas del Atl¨¦tico se abalanz¨® sobre ellos. La pelea fue aumentando su intensidad y los hinchas de la Real abandonaron el lugar, pero Zabaleta se qued¨® rezagado. Algo que aprovech¨® Ricardo Guerra, de 24 a?os, que le asest¨® una pu?alada en el coraz¨®n.
Su novia describi¨® sus ¨²ltimos minutos durante el juicio: "Cre¨ªamos que hab¨ªa sido en el brazo, sin importancia, pero poco despu¨¦s se sent¨® en una furgoneta de la Polic¨ªa Municipal y su cara comenz¨® a ponerse blanca. Se ech¨® sobre m¨ª y me dijo: 'Vero, me estoy muriendo'. Luego, lleg¨® una ambulancia y no volv¨ª a verle".
Zabaleta muri¨® horas despu¨¦s en la Fundaci¨®n Jim¨¦nez D¨ªaz y Guerra fue detenido horas m¨¢s tarde. En abril de 2000 fue condenado a 17 a?os de prisi¨®n por asesinato. ¡°La pu?alada fue propinada de forma s¨²bita, sorpresiva e inesperada, lo que impidi¨® toda posibilidad de defensa de la v¨ªctima¡± especificaron para sumarle el agravante de alevos¨ªa.
En 2018 Ricardo Guerra, volvi¨® a ser detenido, esta vez en B¨¦lgica y por realizar el saludo nazi.
La muerte de Antonio Puerta
El shock: El jugador del Sevilla Antonio Puerta se desvanec¨ªa en el campo ante millones de espectadores.
Lo que pas¨®: En la primera jornada de la liga 2007-2008, el debut liguero del Sevilla se segu¨ªa con expectaci¨®n: el a?o anterior hab¨ªa ganado tres t¨ªtulos y era uno de los equipos a batir de la competici¨®n. Pero lo que acapar¨® los titulares aquella noche no fue ninguna filigrana de sus estrellas.
A la media hora de juego y cuando el Getafe ya se hab¨ªa adelantado, Antonio Puerta, lateral izquierdo del Sevilla, se desplomaba en el suelo, volv¨ªa a levantarse y volv¨ªa a caer. El jugador sali¨® por su propio pie del campo, pero en el vestuario volvi¨® a desvanecerse cinco veces m¨¢s. El entrenador Juande Ramos le sustituy¨® y el partido acab¨® 4-1. La afici¨®n se fue a casa feliz por el resultado, pero preocupada por un jugador de la cantera que, adem¨¢s de en el primer equipo, se hab¨ªa hecho un hueco en la selecci¨®n.
Tras unas horas de incertidumbre, trascendi¨® que estaba en la UCI con respiraci¨®n asistida. Tres d¨ªas despu¨¦s, fallec¨ªa en el Hospital Virgen del Roc¨ªo de Sevilla. El Sevilla, que en aquel momento estaba en Grecia para disputar un amistoso, volvi¨® inmediatamente. El club estaba devastado y la afici¨®n tambi¨¦n. Hasta los b¨¦ticos firmaron la paz con sus eternos rivales y los acompa?aron en su dolor. El defensa hispalense estaba a punto de ser padre. Su novia estaba embarazada de seis meses.
En 2009 el espa?olista Dani Jarque falleci¨® en id¨¦nticas circunstancias en Italia, en el hotel de concentraci¨®n (no estaba realizando ning¨²n esfuerzo). Otros jugadores como De la Red y Casillas tuvieron m¨¢s suerte y, aunque no pudieron continuar con sus carreras deportivas, s¨ª salieron de episodios dram¨¢ticos similares con vida.
La batalla campal del Manzanares
El shock: Tras una pelea multitudinaria a orillas del Manzanares, un hincha gallego falleci¨® tras ser apaleado.
Lo que pas¨®: Hasta El 30 de noviembre de 2014 las im¨¢genes de hinchas reuni¨¦ndose para zurrarse formaban parte de las noticias disparatadas que cerraban los informativos. Eran, generalmente, rusos fornidos y ebrios de vodka. Pero aquella ma?ana de domingo esos hinchas eran gallegos y madrile?os y no se atizaban en medio de la tundra sino a orillas del Manzanares, en Madrid. Unos, los Riazor Blues, de extrema izquierda, otros, el Frente Atl¨¦tico, vinculados a la extrema derecha, hab¨ªan quedado v¨ªa WhatsApp antes del encuentro que sus equipos jugar¨ªan a las doce del mediod¨ªa y llegaron a la cita armados de porras, bates, bengalas, cuchillos y pu?os americanos. La brutalidad de la pelea qued¨® reflejada en las grabaciones v¨ªa m¨®vil de decenas de transe¨²ntes sobrecogidos. Dos ultras del Depor fueron apaleados y lanzados al r¨ªo. Uno sali¨® con vida; el otro, no.
Francisco Javier Romero Taboada, "Jimmy", coru?¨¦s de 41 a?os, padre de un ni?o y miembro de la facci¨®n m¨¢s violenta de los Blues, falleci¨® en el hospital poco despu¨¦s de ser rescatado a causa de un traumatismo craneoencef¨¢lico.
A partir del fallecimiento de Jimmy se tomaron medidas para el control de ultras en los estadios y sanciones econ¨®micas millonarias para los violentos, pero tambi¨¦n para los que los instigan, los protegen o los acogen en sus clubs.
El infierno tinerfe?o del Real Madrid
El shock: El Real Madrid volv¨ªa a perder la Liga en el ¨²ltimo partido, ante el mismo rival y en el mismo escenario.
Lo que pas¨®: Cuando los seguidores del Real Madrid vieron el calendario de la Liga 92-93 arquearon las cejas. La casualidad hab¨ªa querido que en la ¨²ltima jornada volvieran a enfrentarse ante el mismo rival y en el mismo campo en el que un a?o antes hab¨ªan visto volar su t¨ªtulo de Liga. El 7 de junio del 1992 el Madrid hab¨ªa llegado como l¨ªder cargado de esperanzas al Heliodoro Rodr¨ªguez. No parec¨ªa un partido complicado porque el rival no se jugaba nada. El Madrid depend¨ªa de s¨ª mismo y a la media hora ya llevaban una ventaja de dos goles. Los merengues se encaminaban a Cibeles, pero entonces el Tenerife acort¨® distancias. El empate fue obra del Madrid en propia meta y, para rematar el rosario de desastres, una cesi¨®n incomprensible del hist¨®rico Sanch¨ªs cuando el equipo ya era un flan permiti¨® a Pier regalarle la liga a un Barcelona que s¨ª hab¨ªa hecho su trabajo frente al Athletic de Bilbao.
Por eso un a?o despu¨¦s aquella coincidencia pareci¨® una broma pesada. Los madridistas no hab¨ªan olvidado las l¨¢grimas de impotencia de M¨ªchel y ah¨ª estaban de nuevo Bar?a y Madrid llegando igualados a la ¨²ltima jornada. Otra vez el Madrid depend¨ªa de s¨ª mismo: s¨®lo ten¨ªan que vencer a su N¨¦mesis de la temporada anterior y otra vez el equipo de Valdano, ex jugador del Real Madrid y futuro entrenador y director deportivo de los blancos, les proporcion¨® el m¨¢s amargo de los castigos. El Madrid jug¨® atenazado por el miedo y a los diez minutos Dertycia puso el primer clavo en el ata¨²d blanco. El 2-0 lleg¨® antes del descanso y a partir de ah¨ª el Madrid lo intent¨® todo, pero hasta ellos mismos cre¨ªan ya en la maldici¨®n de Tenerife. Mientras tanto, el Barcelona cumpl¨ªa con su tr¨¢mite y una vez m¨¢s recib¨ªa un regalo inesperado. Las im¨¢genes de un M¨ªchel hundido siendo consolado por Quique Estebaranz fueron portada de los medios deportivos del d¨ªa siguiente, un d¨ªa en el que todos los madridistas esperaban estar celebrando la revancha.
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