Otro aplauso

Esta primavera de 2020, que acaba de empezar, habr¨¢ que tomarla como una nueva arma de combate. Confinados en casa, con la angustia del encierro, cada uno puede purificar la mente y recuperar la moral imaginando el milagro que suceder¨¢ ah¨ª fuera en plena naturaleza. La eclosi¨®n de las flores va a coincidir con la curva m¨¢s alta de la pandemia. El polen trasportado por el viento, por los p¨¢jaros y los insectos se cruzar¨¢ con el aciago coronavirus en el espacio. Frente a cualquier cat¨¢strofe a la que nos conduzca la peste, el polen y las semillas sembradas esta primavera al final ganar¨¢n la batalla como siempre. El trigal que ahora se ondula sobre las colinas ser¨¢ el pan de ma?ana; entre los surcos abrir¨¢n las verduras su coraz¨®n de nieve; toda clase de frutas llenar¨¢ en verano los mercados callejeros y las cepas del vi?edo que est¨¢n despertando producir¨¢n en oto?o ese vino, que ser¨¢ necesario para brindar por el mal recuerdo de la tragedia. Las golondrinas han vuelto a sus nidos de anta?o, los p¨¢jaros chillan y se persiguen fren¨¦ticamente para copular en los tejados. Puede que al final nos salve de esta cat¨¢strofe humanitaria un poco de sol en la ventana y ese geranio que florece en el balc¨®n desde donde cada noche se aplaude el honor de nuestros h¨¦roes sanitarios. Ahora, al despertar cada ma?ana, comienza esta pesadilla que nos obliga a vivir como una realidad angustiosa la ficci¨®n de aquellos relatos de pestes medievales, de ciudades sitiadas y de naufragios que le¨ªamos en los largos veranos de la adolescencia, tumbados en la hamaca, sin imaginar que un d¨ªa ser¨ªamos protagonistas valientes o cobardes en una aventura semejante. En el barco de la isla del tesoro al tripulante que sembraba el des¨¢nimo en medio de la tempestad se le arrojaba al agua. Si el optimismo es un arma de combate, tambi¨¦n merece un aplauso la primavera.