Fern¨¢ndez y Bolsonaro: dos miradas sobre un mismo virus
Las diferencias estrat¨¦gicas de Argentina y Brasil contra la pandemia son evidencia del dilema entre proteger la salud o la econom¨ªa
El viernes pasado, a las cero horas, Argentina se apag¨®. Casi todo el mundo se encerr¨® en sus casas. En un abrir y un cerrar de ojos, los argentinos empezamos a vivir en carne propia esas inveros¨ªmiles im¨¢genes que nos llegaban desde Mil¨¢n o de Par¨ªs: habit¨¢bamos ciudades, algunas de ellas gigantescas, que parec¨ªan abandonadas. Un par de horas antes, el presidente Alberto Fern¨¢ndez hab¨ªa anunciado su decisi¨®n de imponer lo que ¨¦l mismo llamo Aislamiento Social Preventivo Obligatorio.
La decisi¨®n de Fern¨¢ndez fue una de las m¨¢s prematuras del planeta. Italia entr¨® en cuarentena el 9 de marzo con m¨¢s de 400 v¨ªctimas fatales, Espa?a, el 14 con 120, y Francia, el 17 con 148. Cuando el plan se puso en marcha en Argentina, el 20 de marzo, solo dos personas hab¨ªan fallecido por coronavirus, y poco m¨¢s de cien se hab¨ªan infectado, seg¨²n los registros oficiales. En el momento de cerrar esta nota, solo nueve personas perdieron la vida por el virus que es estrella en el planeta. El pa¨ªs espera encerrado un ataque biol¨®gico que puede ser grav¨ªsimo, o no serlo.?
Durante los mismos d¨ªas, del otro lado de la frontera, en el gigantesco Brasil, Jair Bolsonaro aplic¨® la estrategia exactamente opuesta a la de Fern¨¢ndez: esto es, no hacer nada, o casi nada. Bolsonaro ha desplegado una intensa y agresiva campa?a en contra de las medidas restrictivas. Mientras las fronteras del mundo occidental se cerraban, los polic¨ªas y gendarmes comenzaban a patrullar las calles de las democracias para que nadie anduviera por ah¨ª y las econom¨ªas se frenaban, Bolsonaro se abrazaba con sus partidarios en manifestaciones y celebraba su fiesta de cumplea?os con decenas de amigos durante dos d¨ªas consecutivos.
-Esto es una histeria. Alguna gente va a morir. Pero no vamos a parar la econom¨ªa, dec¨ªa el brasile?o.
El lunes, la influyente empresa Datafolha difundi¨® una encuesta seg¨²n la cual el 73% de los brasile?os le ped¨ªan medidas extremas. Una periodista le pregunt¨® por eso a Bolsonaro. El presidente brasile?o se enfureci¨®: "La dosis del remedio no puede ser excesiva de manera que el efecto colateral sea m¨¢s da?ino que el propio virus. La prensa es important¨ªsima para divulgar verdades. Pero su pregunta es antipatriotica. Va en contra de los intereses del Brasil. Es una pregunta, disc¨²lpeme, infame. Ac¨²senme, si quieren, de agredir a la prensa".
Luego fundament¨®: "Nosotros no debemos llevar el p¨¢nico a las sociedad. Porque el p¨¢nico tambi¨¦n es una enfermedad m¨¢s grave que el virus. No podemos llevar ese sentimiento a la poblaci¨®n. Especialmente a quienes viven de la informalidad. Esas personas no pueden vivir m¨¢s de cuatro o cinco d¨ªas sin su sustento. La informalidad y las personas con p¨¢nico o depresi¨®n son las m¨¢s susceptibles de perder la vida por el virus. No tenemos como evitar las muertes". Pidi¨®, adem¨¢s, que se reabran cuanto antes las escuelas.?
El contraste fuerte entre Fern¨¢ndez y Bolsonaro replica un debate que se viene produciendo en el mundo desde que estall¨® la crisis. Casi toda la dirigencia pol¨ªtica mundial se resisti¨® a tomar las medidas que ahora se est¨¢n tomando, por el da?o que eso har¨ªa a la econom¨ªa. Personalidades mucho m¨¢s sofisticadas que Bolsonaro sostuvieron que, si bien el virus produc¨ªa muertes, un parate violento a la producci¨®n pod¨ªa ser a¨²n m¨¢s letal. Los l¨ªderes que llevaron m¨¢s lejos en el tiempo ese planteo fueron Donald Trump y Boris Johnson. Cuando la cifra de fallecidos comenz¨® a escalar en el Reino Unido y super¨® al n¨²mero de 300, Johnson retrocedi¨®. Trump, acorralado por los 10 mil nuevos casos que reconoce por d¨ªa Washington, aun zigzaguea. Bolsonaro no se mueve un mil¨ªmetro.
Ese mismo debate se dio en el gobierno argentino, que tambi¨¦n titube¨® durante el mes de febrero. Pero Fern¨¢ndez se rode¨® de los m¨¢s prestigiosos vir¨®logos e infect¨®logos que recogieron alarmados los datos que llegaban desde el norte de Italia. El mismo d¨ªa que el epidemi¨®logo norteamericano Anthony Fauci dijo ante el Congreso que podr¨ªa haber millones de infectados o muertos, Fern¨¢ndez tom¨® la decisi¨®n de ir a fondo: sacrificar el futuro econ¨®mico para evitar la propagaci¨®n del virus.
Es dif¨ªcil saber, a estas alturas, quien tiene raz¨®n de los dos. Seguramente, si la dirigencia pol¨ªtica espa?ola o italiana pudiera volver el tiempo atr¨¢s anticipar¨ªa las cuarentenas y los aislamientos. En este punto, Argentina ha recibido un da?o muy controlado. En Brasil fallecieron hasta el momento 59 personas: es la cifra m¨¢s alta de todo el hemisferio Sur, por mucha distancia con el segundo pero, al mismo tiempo, insignificantre en un pa¨ªs de 200 millones de habitantes.
Brasil y Argentina tienen algo a favor: quedan lejos. Parece un razonamiento demasiado sencillo pero tiene efectos contundentes. Por un lado, porque pudieron observar lo que pasaba en otros pa¨ªses antes de que llegue la epidemia. Por otra parte, porque la distancia es un factor minimizado por el an¨¢lisis de la evoluci¨®n de la pandemia: si Roma, que est¨¢ tan comunicada con Mil¨¢n, no ha sufrido a¨²n estragos importantes, puede ocurrir que tampoco se produzcan en Buenos Aires o en R¨ªo. Pero, al mismo tiempo, los sistemas de salud de Brasil y Argentina, sin ser los peores del mundo, est¨¢n lejos de los niveles de Berl¨ªn o Amsterdam: ambos pa¨ªses, en alguna medida, pagar¨¢n por su precariedad.
En medio de la angustia, Fern¨¢ndez prefiri¨® escuchar a los cient¨ªficos y Bolsonaro a los economistas. "Entre la vida y la econom¨ªa, yo elijo la vida", dijo el argentino. "Me piden que cierre las iglesias. ?C¨®mo voy a hacer eso? Es el ¨²ltimo refugio de los seres humanos. Los pastores saben guiar a las personas", fundament¨® el brasile?o.
Ojal¨¢ no est¨¦ tan equivocado como parece, porque en ese caso Brasil va a sufrir algo parecido a un holocausto. Esta historia reci¨¦n empieza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.