¡°?Es usted enfermera? ?Pues largo de aqu¨ª!¡±
La crisis del coronavirus ha hecho alternar en Francia propuestas solidarias con amenazas y discriminaci¨®n
Aunque tambi¨¦n en casa haya mil cosas por hacer, siempre hay alguien que se aburre. A veces, ning¨²n otro lugar es tan secreto y tan vac¨ªo. En Francia, mientras a las ocho de la tarde los balcones se llenan de aplausos en homenaje al personal sanitario, hay quien escribe notas como esta: ¡°Conociendo su profesi¨®n, ?ser¨ªa posible para garantizar nuestra seguridad que no tocara las puertas de las zonas comunes de la finca o que en los pr¨®ximos d¨ªas se alojara en otro sitio? Y ?podr¨ªa pasear a su perro m¨¢s lejos? No se lo tome a mal, pero yo y los vecinos nos sentiremos m¨¢s seguros. Amistosamente, 22 de marzo 2020¡±.
Esto no es broma, es lo que se encontr¨® Sophie, auxiliar de enfermer¨ªa, de 24 a?os, en la puerta del edificio de Toulouse en el que habita.
Si Sophie fuera la ¨²nica v¨ªctima de esta nueva muestra de la sofisticaci¨®n que puede alcanzar la discriminaci¨®n, este texto quiz¨¢ no tendr¨ªa sentido. Sin embargo, el mismo d¨ªa, en Par¨ªs, habitantes de un edificio del distrito XX se opusieron a la mudanza de una enfermera. El propietario hab¨ªa recibido por parte de los vecinos mensajes as¨ª: ¡°No queremos que nuestras familias ni los residentes corran este riesgo¡±. Con lo que pidi¨® a la enfermera que se fuera. ¡°Cuando me devolvi¨® la llave, me di cuenta de que la estaba echando, y de que era vergonzoso¡±, confes¨® luego en France Inter.
Para algunos, el enemigo ya no vive en la banlieue, ya no es extranjero, ya ni siquiera es un virus; el enemigo es el personal sanitario que vuelve a casa a descansar para volver cuanto antes al trabajo. Evelyn, jubilada, llam¨® entre l¨¢grimas a la radio RMC el 25 de marzo para explicar c¨®mo su hija, enfermera aut¨®noma, encontr¨® en el parabrisas de su autom¨®vil este mensaje: ¡°Le agradecemos que no aparque su coche cerca de los nuestros¡±.
No, no es f¨¢cil encontrar a la persona correcta que hace lo que debe en el lugar adecuado y en el momento preciso, pero sorprenden estas acciones en un pa¨ªs que se ha volcado en la fraternidad y se muestra ingenioso en eso. Un ejemplo es la Copa del Mundo del Confinamiento, que arrasa en Facebook y que propone desaf¨ªos solidarios como dejar palabras de ¨¢nimo sobre el felpudo del vecino, donar sangre, declamar ¡°que je t¡¯aime¡± en favor de los vendedores del s¨²per o instalar la aplicaci¨®n ?WeActForGood.
France Inter ha inaugurado la secci¨®n Cartas de interior. La actriz Ariane Ascaride, a quien uno nunca se cansa de ver en las pel¨ªculas de Robert Gu¨¦diguian, envi¨® una titulada Hoy te pido perd¨®n que difiere mucho de las notas de las que habl¨¦ al principio. En ella se dirige a un adolescente a quien, al salir de casa a hacer la compra con el temor a contagiarse, ve jugar al f¨²tbol en un descampado: ¡°(¡) Si est¨¢s afuera, es que no debe ser f¨¢cil permanecer no s¨¦ cu¨¢ntos en un apartamento siempre demasiado estrecho. Tus padres trabajan, los dos, limpiando hospitales sin protecci¨®n o llev¨¢ndonos paquetes (¡). Te pido perd¨®n por no haber sido suficientemente activa para que esta sociedad sea m¨¢s justa¡ No s¨¦ c¨®mo hablarte para que me entiendas, yo soy solo una pobre loca con mascarilla, guantes y gafas que pasa cerca de ti y a quien t¨² miras con una peque?a sonrisa ir¨®nica porque no eres malo, eres un adolescente que no ha tenido la suerte de mis hijos¡±.
No s¨¦, pero cada vez que la leo recuerdo a la joven que escribi¨® a su vecina enfermera rog¨¢ndole que se fuera a vivir a otra parte.
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