Cuidado con las leyes para combatir al virus
La oposici¨®n deber¨ªa apoyar al Gobierno, pero tambi¨¦n ofrecer alternativas y, sobre todo, hacer que este rinda cuentas estrictas de sus medidas
No hay dudas de que el coronavirus es una emergencia global, como tampoco de que los Gobiernos la utilizar¨¢n para ampliar sus poderes. Y una vez la amenaza haya pasado, es probable que algunos de ellos no renuncien a esos nuevos poderes.
Resulta crucial que los partidos de oposici¨®n concuerden en t¨¦rminos generales con las medidas para enfrentar lo que parece una excepcional crisis de salud p¨²blica. Pero la l¨ªnea entre Gobierno y oposici¨®n no se puede difuminar en nombre de la "unidad nacional". Las cr¨ªticas de los l¨ªderes de la oposici¨®n no se deber¨ªan descalificar como "peleas intestinas" ileg¨ªtimas. Y se debe fortalecer, no debilitar, los mecanismos que permiten que la oposici¨®n haga rendir cuentas a los Gobiernos por sus medidas.
Las emergencias tienen dos efectos: en los Estados democr¨¢ticos, concentran el poder en el Ejecutivo. Por lo general, los l¨ªderes que reclaman nuevos poderes pueden contar con el apoyo de los ciudadanos. Incluso el presidente estadounidense Donald Trump, cuyo desempe?o ha sido desastroso desde el comienzo, se est¨¢ beneficiando de una din¨¢mica de unidad nacional frente a la crisis.
El otro efecto es m¨¢s evidentemente pernicioso: en los pa¨ªses ya amenazados con lo que algunos polit¨®logos llaman la "autocratizaci¨®n" (el reverso de la democratizaci¨®n), los l¨ªderes est¨¢n haciendo uso de la crisis de la Covid-19 para deshacerse de los obst¨¢culos restantes a la continuidad de su r¨¦gimen.
El presidente ruso Vlad¨ªmir Putin se encuentra en proceso de hacerse presidente vitalicio. El primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu est¨¢ debilitando la Kneset y a los tribunales. El primer ministro h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n, pionero de la "autocratizaci¨®n" en la Uni¨®n Europea, puede ahora gobernar por decreto y desea suspender las elecciones y los referendos, adem¨¢s de dar al Gobierno la autoridad para encarcelar periodistas.
Muchos pol¨ªticos autoritarios recurren a pseudocrisis; en una real, pueden adoptar lo que parecen medidas perfectamente justificadas para arremeter contra sus oponentes. Las leyes antiterroristas promulgadas tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 a Estados Unidos se utilizaron rutinariamente para reprimir formas leg¨ªtimas de disenso pol¨ªtico.
Lo que caracteriza particularmente a la pandemia del coronavirus es que desactiva una de las maneras m¨¢s evidentes de protestar contra los Gobiernos. Cuando Putin anunci¨® cambios a la constituci¨®n pudo prohibir las manifestaciones sobre la base de que podr¨ªan facilitar la propagaci¨®n del virus. Cuando Orb¨¢n elimine las elecciones, podr¨¢ decir que el distanciamiento social no es compatible con un procedimiento que hace que todos los ciudadanos acudan al mismo lugar el mismo d¨ªa. Una precauci¨®n completamente razonable permite a los aut¨®cratas tomar medidas sin que nadie las cuestione.
Es importante que una instituci¨®n como la Comisi¨®n Europea monitoree estrechamente las medidas de emergencia en los Estados de la UE
?Qu¨¦ se puede hacer? En las democracias que funcionan, los parlamentos y los tribunales tienen que seguir trabajando. Pero si las empresas y el mundo acad¨¦mico pueden funcionar en l¨ªnea, no hay razones para estas instituciones conduzcan una "democracia a distancia".
Los parlamentos ¡ªcuyo poder en todo caso han ido mermando en beneficio del ejecutivo en las ¨²ltimas d¨¦cadas¡ª deber¨ªan aceptar el Gobierno selectivo por decreto solo por un tiempo limitado estrictamente y ¨²nicamente para circunstancias en que el r¨¦gimen jur¨ªdico convencional conlleve desventajas importantes para el manejo de las crisis. Si bien el estado de derecho, en contraste con el gobierno por decreto, podr¨ªa ser dificultoso cuando se debe desarrollar una vacuna con rapidez y desplegar recursos con celeridad, no existe absolutamente ninguna raz¨®n para suspenderlo (contrariamente a lo que han argumentado prominentes te¨®ricos de los estados de emergencia, como el jurista alem¨¢n Carl Schmitt).
El tema m¨¢s importante es que la oposici¨®n deber¨ªa apoyar al Gobierno, pero tambi¨¦n ofrecer alternativas y, sobre todo, hacer que este rinda cuentas estrictas de sus medidas. A menudo se olvida lo crucial que resulta para el funcionamiento adecuado de las democracias la institucionalizaci¨®n del papel de una oposici¨®n.
Los mecanismos para hacerlo var¨ªan. Pueden ser un procedimiento que permita a los l¨ªderes de oposici¨®n a responder inmediatamente a los discursos de los ministros, dramatizar las diferencias y mostrar una alternativa; umbrales bajos para crear comit¨¦s de consulta; d¨ªas de oposici¨®n, cuando los perdedores de una elecci¨®n fijan la agenda parlamentaria; incluso nombrar a figuras de la oposici¨®n para presidir comit¨¦s importantes (donde se hace gran parte del trabajo real en los parlamentos). El Gobierno est¨¢ autorizado para hacer las cosas a su manera, pero la oposici¨®n debe poder manifestar su opini¨®n en todas las etapas.
La primera ministra de Nueva Zelanda Jacinda Ardern ha propuesto una soluci¨®n plausible ante las medidas de confinamiento del pa¨ªs y la suspensi¨®n temporal del Parlamento. En lugar de crear una gran coalici¨®n o cubrir los desacuerdos leg¨ªtimos con la ret¨®rica de la "unidad nacional" incondicional, ha sugerido un comit¨¦ selecto presidido por el l¨ªder de la oposici¨®n, que pueda exigir que el Gobierno rinda cuentas de sus acciones.
Para prevenir que las medidas de emergencia se vuelvan permanentes ¡ªespecialmente si la atenci¨®n p¨²blica pasa a otro tema¡ª el jurista estadounidense Bruce Ackerman ha propuesto un ingenioso mecanismo de "escalera de s¨²per-mayor¨ªas": las leyes y decretos se pueden renovar peri¨®dicamente, pero solamente con mayor¨ªas cada vez m¨¢s grandes. Con ello el debate pol¨ªtico se centrar¨ªa en la pregunta de si es posible volver de lo nuevo a la normalidad previa. En particular, pondr¨ªa el foco de atenci¨®n sobre la protecci¨®n de los derechos b¨¢sicos (pi¨¦nsese en los intentos de la Administraci¨®n Trump y del Gobierno del primer ministro brit¨¢nico Boris Johnson de reclamar poderes de poner en detenci¨®n a ciudadanos durante la pandemia).
?Y los aut¨®cratas? Los l¨ªderes de oposici¨®n y la sociedad civil deber¨ªan usar todo el espacio que les queda para resistir. Sea lo que sea que hagan ser¨¢n difamados por Gobiernos que, incluso antes de la actual crisis, tend¨ªan a acusar de traici¨®n a la patria a quienquiera que se les opusiera.
M¨¢s importante todav¨ªa es que, aunque la atenci¨®n internacional sea m¨¢s bien escasa por ahora hacia todo lo que no sea la Covid-19, sigue siendo crucial alzar la voz contra los Putin, los Kaczynski y los Orb¨¢n del planeta. Por desgracia, sus ciudadanos pronto ver¨¢n c¨®mo sus cleptocracias han afectado a la salud p¨²blica. En estas circunstancias, cobra una enorme importancia el que una instituci¨®n como la Comisi¨®n Europea monitoree estrechamente las medidas de emergencia en los Estados de la UE.
Jan-Werner M¨¹ller es profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Princeton y autor del libro Democracy Rules, de pr¨®xima publicaci¨®n.
??Project Syndicate, 2020
www.project-syndicate.org
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