Proteger la cultura
Gobiernos y entidades privadas est¨¢n obligados a poner recursos para evitar que el coronavirus destruya el tejido que sostiene a los creadores
La primera intervenci¨®n sobre la crisis del coronavirus del ministro de Cultura, Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Uribes, ha disgustado al sector, que a trav¨¦s de distintas voces ha manifestado sentirse desprotegido y ninguneado. Afirm¨® que no es el momento de activar recursos espec¨ªficos porque existen otras prioridades, as¨ª que las cr¨ªticas le han llovido de todas partes. El golpe que las semanas de confinamiento ha dado a unas actividades que en buena medida tienen su raz¨®n de ser en el encuentro con el p¨²blico ha sido dur¨ªsimo. La respuesta al descalabro no es, sin duda, f¨¢cil de articular, pues los problemas de un gran museo no son los de una productora de cine, ni los de las peque?as editoriales tienen que ver con los de los profesionales que intervienen en un montaje teatral, por dar noticia de la variedad de palos de un mundo muy diverso.
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La aportaci¨®n al PIB de la cultura fue en 2019 del 3,2%, unos 40.000 millones de euros; da trabajo a m¨¢s de 700.000 personas, un 3,6% del empleo del pa¨ªs, y adem¨¢s aporta valor a?adido a la industria tur¨ªstica y a la llamada marca Espa?a.Sus peculiares caracter¨ªsticas, con casu¨ªsticas tan distintas, introducen notables fragilidades en el sector: muchas de las empresas no tienen asalariados fijos; gran parte de los empleos suelen ser intermitentes; d¨¦biles o inexistentes los marcos desde los que los trabajadores pueden defender sus derechos; desdibujados en algunos casos los marcos jur¨ªdicos que los regulan. El ministro pudo tener raz¨®n al hablar de que la prioridad actual es la de salvar vidas, pero la competencia de su gabinete es elaborar una estrategia clara, rotunda y consensuada con los distintos actores del sector para plantar cara a los grav¨ªsimos problemas que se anuncian y que dibujan una situaci¨®n devastadora para el mundo de la cultura. Ese es su trabajo.
La inquietud ante las todav¨ªa t¨ªmidas y vagas respuestas que ha dado el Gobierno a sus problemas es, pues, l¨®gica. Una parte importante de los creadores y productores ha tenido que reinventarse en los ¨²ltimos a?os, cuando las nuevas tecnolog¨ªas facilitaron e impusieron formas de consumo que pasaban por el gratis total, y la precarizaci¨®n ha sido la regla para trabajos que no siempre se ajustan a modelos establecidos. El sector lleva tiempo operando en condiciones adversas y dif¨ªcilmente puede hacer frente ahora a una situaci¨®n todav¨ªa m¨¢s comprometida. Y sin embargo, durante estas semanas de reclusi¨®n se ha vuelto a descubrir hasta qu¨¦ punto la cultura es necesaria. Urge buscar estrategias, medidas y fondos espec¨ªficos para proteger la infinita variedad de expresiones culturales, y no escudarse en verdades de Perogrullo. La cultura necesita respuestas concretas. Otros pa¨ªses de nuestro entorno ya han empezado a tomar iniciativas. Im¨ªtenles.
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