Vulnerables e invisibles

La crisis del coronavirus est¨¢ golpeando con especial intensidad a los colectivos sociales en situaci¨®n econ¨®mica m¨¢s precaria y entre estos se encuentran sin duda los inmigrantes. Muchos de ellos se han quedado sin ingresos y soportan las duras condiciones del confinamiento en espacios min¨²sculos que tienen que compartir en condiciones penosas. En esta fase de la epidemia, el mayor riesgo de contagio se produce en el espacio intrafamiliar. Las precarias condiciones en las que viven muchos extranjeros hacen que se hallen mucho m¨¢s expuestos. Especialmente penosa es la situaci¨®n de los que se encuentran en situaci¨®n irregular, pues adem¨¢s de vulnerables son tambi¨¦n menos visibles para los radares de la ayuda social. Muchos no se atreven a salir a la calle para comprar comida o pedir ayuda si est¨¢n enfermos por miedo a ser descubiertos.

La pandemia ha puesto de relieve la fragilidad de los mecanismos de gesti¨®n de la inmigraci¨®n. Las restricciones impuestas en m¨¢s de 120 pa¨ªses a los ciudadanos procedentes de Espa?a han obligado a paralizar los tr¨¢mites de expulsi¨®n y a vaciar, como ped¨ªa el Defensor del Pueblo, los siete centros de internamiento de extranjeros (CIE). Su ¨²nica misi¨®n es albergar a inmigrantes pendientes de repatriaci¨®n forzosa, pero si esta no es posible no tiene sentido mantenerlos abiertos con el riesgo de que se conviertan en focos de contagio. El problema es que las organizaciones humanitarias a las que son derivados los internos apenas tienen medios para proporcionales un refugio seguro.

En esta crisis hemos podido comprobar hasta qu¨¦ punto la sociedad espa?ola depende de la labor callada de los inmigrantes en el cuidado de personas mayores y en trabajos del campo tan fatigosos como mal pagados. Hasta el punto de que la recolecci¨®n de las cosechas est¨¢ en peligro porque el cierre de fronteras impide la llegada de temporeros. La mayor¨ªa de las personas que habitualmente realizan estos trabajos en el servicio dom¨¦stico y en la agricultura viven en condiciones precarias y muchas est¨¢n tambi¨¦n en situaci¨®n irregular. Algunas de las medidas adoptadas por el Gobierno pueden paliar su situaci¨®n, pero son insuficientes. La renovaci¨®n autom¨¢tica de los permisos de trabajo que expiren hasta el 30 de junio es una medida acertada, y habr¨¢ que extremar la vigilancia para que no se produzcan situaciones de abuso. Tambi¨¦n es positivo que se haya paliado con permisos laborales especiales la an¨®mala situaci¨®n de los menores no acompa?ados que estaban bajo la tutela de la Administraci¨®n y que al cumplir los 18 a?os se quedaban en la calle con permiso de residencia, pero no de trabajo.

Todo ello ofrece cierta cobertura legal y social, pero es transitoria y no resuelve el problema de fondo. La crisis del coronavirus ser¨ªa una buena ocasi¨®n para plantear, como ha hecho el Gobierno portugu¨¦s, una soluci¨®n m¨¢s estable y duradera a los inmigrantes que ya viven en Espa?a, cuya contribuci¨®n a la econom¨ªa es tan importante. Ser¨ªa una forma de cambiar el paradigma de la inmigraci¨®n y avanzar en la integraci¨®n de estos colectivos, a los que se debe proporcionar la misma protecci¨®n frente al virus que al resto de la ciudadan¨ªa.