Y si fu¨¦ramos Europa
Ese elefante nos protege frente al desamparo que reina en buena parte del mundo
Despu¨¦s de toda una vida convencidos de que cada espa?ol llevaba dentro un seleccionador nacional de f¨²tbol, resulta que tambi¨¦n llev¨¢bamos dentro a un director de Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias. Y a lo mejor el cargo se nos queda corto al comprobar cu¨¢nto sabemos de pandemias y medidas de confinamiento. Y ya no te digo con vistas a la desescalada. Puede que de escalada no sepamos mucho, pero de desescalar son a?os de vocaci¨®n. Me recuerdan a un ni?o que conoc¨ª en un parque infantil, le encantaban los toboganes, pero solo bajar. Como Alexander Woollcott, que se hab¨ªa prohibido el juego salvo si ganaba. No s¨¦ si sucede igual en otros pa¨ªses, pero en Espa?a cuando se convoca a un comit¨¦ de expertos nos presentamos todos. Valga como ejemplo que se anunci¨® un concurso para dirigir RTVE y se presentaron 150 candidaturas. Un pa¨ªs que tiene dentro centenar y medio de personas que se creen capaces de presidir el ente radiotelevisivo o bien no tiene pudor o los Premios Nobel est¨¢n ama?ados. El concurso, por supuesto, se ha suspendido, y con motivo.
El abandono de la carrera por la presidencia de Bernie Sanders ha coincidido con el estallido de la crisis sanitaria en Estados Unidos. Era considerado un socialista radical porque ped¨ªa una salud p¨²blica universal, reivindicaba condiciones laborales justas y abominaba de que los j¨®venes estudiantes terminaran la carrera hipotecados por a?os. Quiz¨¢ la p¨ªrrica victoria de Sanders es que ha generado una duda en las mentes norteamericanas para el futuro inmediato: ?y si fu¨¦ramos Europa? Pero no, no se asusten. Pese a que los vaivenes caprichosos de su presidente les han complicado mucho la reacci¨®n al virus, y eso que llevaban ventaja a otros pa¨ªses, los sectores acomodados no resultan afectados en gran proporci¨®n y endurecen las medidas de autoprotecci¨®n, aislamiento y privilegio. Las im¨¢genes de los sin techo recluidos al raso en un aparcamiento de Las Vegas y obligados a guardar las distancias dibujadas en el suelo para los veh¨ªculos son elocuentes.
La esperanza de vida en el pa¨ªs comenz¨® a descender en 2015 y aunque gasta el doble por ciudadano en sanidad que Francia, los rangos de mortalidad infantil son dos veces m¨¢s altos y expulsa a 30 millones de ciudadanos fuera del amparo m¨¦dico. Los ilegales llegan entre otras cosas porque los empresarios se ahorran con ellos pagar la tasa de seguro m¨¦dico. Un efecto llamada m¨¢s. No parece un modelo que queramos para nosotros y sin embargo somos presionados para imitarlo. Basta ver la sumisi¨®n acr¨ªtica de los medios durante esta crisis con empresas dominantes en el comercio online, redes sociales o las plataformas audiovisuales que apenas nada dejan a la fiscalidad espa?ola para sostener ese servicio sanitario que tanto nos enorgullece desde hace un mes. A¨²n est¨¢ reciente el desprecio al sector del taxi, con sus valores de servicio p¨²blico, porque llegaba la modernidad del conductor espont¨¢neo. Europa tiene que afrontar en estos d¨ªas un verdadero infierno para sus finanzas, sus derechos civiles y sus plataformas nacionales de protecci¨®n social y sanitaria. Su esfuerzo consiste en preservar algo notable, aunque lo despreciamos a diario. Europa tiene mala prensa, pero ese elefante nos protege frente al desamparo que reina en buena parte del mundo. Peleemos por ello, pues como dijo el maestro, el d¨ªa que se avecina viene con hambre atrasada.
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