?Por qu¨¦ Italia es, despu¨¦s de China, el pa¨ªs m¨¢s afectado por la Covid-19?

Covid-19. Una corona. ?Y tal vez nos aguarde otro coronavirus dentro de poco tiempo? ?Es posible que hayamos comenzado la Tercera Guerra Mundial? Una guerra biol¨®gica, ecol¨®gica, qu¨ªmica. Al fin y al cabo, muchos piensan que el coronavirus es un producto de laboratorio. ?Qui¨¦n lo ha creado? Quiz¨¢ las palabras recientes de Mike Pompeo sean ¨²tiles en medio de toda la desinformaci¨®n que circula. ?Cu¨¢les son hoy las potencias mundiales? Rusia y China. Y eso ya es significativo. Tal como est¨¢n las cosas, China ha vencido en esta guerra rel¨¢mpago, no solo biol¨®gica y qu¨ªmica sino tambi¨¦n social, que est¨¢ modificando nuestros comportamientos y suscitando el miedo, la discriminaci¨®n, la agresividad, la disociaci¨®n de lo social.

Pero fij¨¦monos en el momento actual, intentemos elaborar lo que Michel Foucault llam¨® la ¡°ontolog¨ªa del presente¡±: ?Por qu¨¦ Italia es, despu¨¦s de China, el pa¨ªs m¨¢s afectado por el nuevo coronavirus? ?Quiz¨¢, adem¨¢s de un problema de salud y una emergencia, estamos sobre todo ante una cuesti¨®n geopol¨ªtica? Si Italia es el puerto de llegada de las migraciones procedentes de ?frica, ?no est¨¢ claro lo que se juega en esta guerra? Recursos minerales, energ¨ªas renovables. La luz. El sol.

?Qui¨¦n ha vendido Italia a China?

Pero procedamos de forma ordenada y aventuremos: ?Qui¨¦n ha vendido Italia a China? Recordamos bien la conmovedora situaci¨®n en la que se grit¨® por primera vez un nombre. Vox populi. Rodot¨¤. Rodot¨¤. Un himno. Una canci¨®n. Por el difunto jurista que quiz¨¢ habr¨ªa salvado al pa¨ªs. ?Pero no hubo tambi¨¦n otro presidente fallido? Apu?alado por 101 compa?eros, una conjura, dicen. ?l es quien malvendi¨® durante decenios la naci¨®n italiana a China, contra toda opini¨®n y toda l¨®gica geopol¨ªtica. Y ahora aspira de nuevo a la presidencia, cuando expire el mandato del sabio y prudente Mattarella. Pero es posible que el momento fundamental se remonte a m¨¢s atr¨¢s y est¨¦ relacionado nada menos que con el sue?o de Altiero Spinelli, prisionero en la isla de Ventotene: Europa. La unidad. Y no el euro precisamente.

La desuni¨®n. El desequilibrio financiero, puesto hoy en evidencia por las tribulaciones de Christine Lagarde. Entonces, ?qu¨¦ y qui¨¦n? El nacimiento del euro y el establecimiento del mecanismo de cambio. Hoy, los eurobonos, ?y qu¨¦ m¨¢s? El pacto fiscal: el equilibrio presupuestario previsto en la constituci¨®n italiana. Una actuaci¨®n inoportuna, literalmente out of joint, descoyuntada, como dice Shakespeare.

En definitiva, Italia aplastada por el eje franco-renano y malvendida a la potencia china. Esa Italia que es hoy el puerto de Europa, el puerto al que Francia y Alemania niegan hoy los instrumentos esenciales para derrotar al coronavirus, hasta el punto de que Putin y la misma China han tenido que intervenir para salvar la zona roja del planeta. Porque si hay algo que todav¨ªa est¨¢ funcionando en Italia es la sanidad p¨²blica: m¨¦dicos y enfermeros que est¨¢n muriendo sobre el terreno para salvar vidas humanas, en un n¨²mero cada vez mayor que no puede sino llevar a las l¨¢grimas. Y en este contexto, el primer ministro Conte se est¨¢ mostrando a la altura de la emergencia, con un confinamiento indefinido para proteger la vida humana.

?D¨®nde est¨¢ hoy la Europa so?ada por Spinelli en Ventotene, tras la Segunda Guerra Mundial?

Pero a esto se a?ade otro factor: la movilizaci¨®n desde abajo, los voluntarios, los donantes de sangre. Lo que en otra ocasi¨®n denomin¨¦ ¡°la democracia de los cuerpos¡±. En la que debemos guiarnos, sobre todo, por una de las principales instituciones mundiales, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, que nos pone al d¨ªa constantemente sobre las actitudes y los comportamientos que debemos asumir frente a esta nueva emergencia mundial. Y no hay que olvidar la bendici¨®n urbi et orbi que imparti¨® el papa Francisco en unas circunstancias excepcionales: la plaza de San Pedro desierta, el mudo repiqueteo de la lluvia sobre los adoquines vac¨ªos, el oro de la bendici¨®n y la absoluci¨®n y el cuerpo de Cristo cubierto de llagas. Porque no se trata solo de empujar a la movilizaci¨®n a toda la poblaci¨®n, sino tambi¨¦n de recordar una vez m¨¢s que, en un mundo enfermo, ninguno de nosotros puede creerse sano.

Y aqu¨ª volvemos de nuevo al presente: el cierre de las fronteras y el derrumbe del tratado de Schengen debido al coronavirus. La Europa desunida. ?D¨®nde est¨¢ hoy la Europa so?ada por Altiero Spinelli en Ventotene, tras la tragedia de la Segunda Guerra Mundial? ?D¨®nde est¨¢ esa Federaci¨®n de los Estados Unidos de Europa que deber¨ªa tener un fisco, una defensa y ¡ªen estos momentos¡ª una sanidad comunes? Es decir, Europa. Una Europa unida.

Por otra parte, ?qu¨¦ pasa con las potencias emergentes como India y ?frica? ?No son quiz¨¢ esas zonas las que est¨¢n en juego en la nueva Tercera Guerra Mundial desencadenada por el coronavirus? La tecnolog¨ªa. Los recursos energ¨¦ticos y minerales. En resumen, ?qu¨¦ est¨¢ en juego con el coronavirus? Nada menos que el planeta.

Emanuela Fornari es profesora de Filosof¨ªa Te¨®rica y Social en la Universidad Roma III.

Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.