Cont¨¦moslo todo
Todo tiene que ser evaluado y hecho p¨²blico, as¨ª pondremos los datos al servicio de quien est¨¦ en condiciones de usarlos para aportar respuestas
Conforme superamos el primer shock que nos provoc¨® la epidemia, vamos asumiendo que la lucha contra el virus no ser¨¢ cosa de d¨ªas o semanas, sino de meses o a?os. El objetivo para quienes toman las decisiones ser¨¢ reducir al m¨¢ximo el da?o humano (y aqu¨ª entra tanto la salud como los ingresos, dos dimensiones m¨¢s correlacionadas que separadas entre s¨ª), asegurando que la carga sea lo m¨¢s pareja y progresiva posible.
El problema es que nadie tiene una receta perfecta. Idealmente, deber¨ªamos ser capaces de clasificar a la poblaci¨®n en tres grupos: personas infectadas que pueden contagiar el virus, no contagiadas, y aquellas que ya pasaron la enfermedad. Pero hoy por hoy casi ning¨²n pa¨ªs del mundo dispone de la capacidad para ello. As¨ª que tendremos que dedicarnos a contar todo lo dem¨¢s.
Primero, tenemos que medir nuestra ignorancia. Estudios representativos que testean una muestra aleatoria de la poblaci¨®n ayudar¨¢n a medir la incidencia del virus en un momento determinado, pero es necesario construir indicadores que se mantengan en el tiempo. Un sustituto razonable podr¨ªa ser proyectar la evoluci¨®n de los fallecidos: asumiendo una letalidad determinada con base en estudios existentes se puede estimar la cantidad de casos reales. Esto nos dar¨ªa una mejor idea de la dimensi¨®n real de la epidemia.
Adem¨¢s, necesitamos medir comportamientos para calibrar las medidas de distancia f¨ªsica, que deberemos mantener para reducir la probabilidad de contacto entre personas portadoras y no portadoras del virus: cu¨¢nta gente entra, sale o permanece en lugares de encuentro. Tambi¨¦n es imprescindible, me temo, contar el sufrimiento: no solo el que provoca directamente la covid-19, sino tambi¨¦n el que se produce indirectamente: qui¨¦n est¨¢ perdiendo bienestar (f¨ªsico, material, emocional), d¨®nde, y cu¨¢nto.
Cont¨¦moslo todo. Pero hag¨¢moslo tambi¨¦n hacia fuera, para que cualquiera conozca la evoluci¨®n de cada n¨²mero. As¨ª, pondremos los datos al servicio de quien pueda trabajarlos para aportar respuestas. Pero adem¨¢s dispondremos de una referencia para cambiar criterios y decisiones. A los pol¨ªticos nunca les gusta decir ¡°me equivoqu¨¦¡±. Pero esta va a ser una habilidad valiosa, imprescindible, ante un reto de inusitada incertidumbre.@jorgegalindo
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