?Por qu¨¦ L¨®pez Obrador abraza la austeridad ante la covid-19?
M¨¦xico tiene una larga historia de aumentar el gasto p¨²blico durante las crisis para beneficiar a millonarios. Tratando de evitarlo, pero sin proponer una alternativa, el presidente cava su tumba
Disfrazadas de medidas irremediables ante una crisis econ¨®mica sin precedentes, M¨¦xico tiene una larga y vergonzosa historia de usar dinero p¨²blico para solventar rescates y dar apoyos millonarios a unos pocos. Olvidadas estas acciones, justificadas con propaganda enmascarada de an¨¢lisis econ¨®mico, la historia reciente de M¨¦xico se cuenta a¨²n como cierta deferencia al poder. En la escuela nos dicen que no se pudo haber salido de la crisis de otra forma. No es verdad.
Es a todas luces evidente que las crisis en M¨¦xico no han servido para lo que hubieran podido servir: cambiar las reglas del juego. Por el contrario, los momentos de tensi¨®n econ¨®mica han profundizado las diferencias de poder. Surgieron ricos de las crisis que vivimos y de las que vivieron nuestros abuelos. En cada crisis, el Gobierno mexicano ha escogido ganadores. Los ganadores que hoy protagonizan nuestra desigualdad.
En este ensayo recopilo la historia contempor¨¢nea de las crisis en M¨¦xico y de c¨®mo han exacerbado inequidades, y reto la interpretaci¨®n original de nuestra historia de la mano de historiadores contempor¨¢neos. Las medidas de rescate, si bien eran irremediables, pudieron haber sido dise?adas en formas que favorecieran mucho m¨¢s a las clases medias y pobres. No fue as¨ª.
Detallo c¨®mo este pasado vergonzoso, el de las medidas anticrisis como regresividad negociada, supone una excusa perfecta para que L¨®pez Obrador mantenga una pol¨ªtica de austeridad que secretamente cultiva su poder de acci¨®n, su imagen pol¨ªtica y su capacidad de maniobra.
Y muestro lo que L¨®pez Obrador no ve: que su pol¨ªtica durante la covid-19 abre paso a la creaci¨®n de un s¨®lido movimiento opositor como el que ¨¦l alguna vez abander¨®, hace 25 a?os.
Las crisis que crean millonarios
Cuando en 1982 M¨¦xico enfrent¨® una profunda crisis de deuda, el amigazgo y el influyentismo fueron la directriz de las acciones contrac¨ªclicas. Como ha mostrado el trabajo de la historiadora Judith A. Teichman, se rescat¨® con singular atenci¨®n al sector privado m¨¢s pujante sin que existiera un programa para modernizar o apoyar a la peque?a y media empresa. El programa de ajuste, inapropiadamente llamado ¡°endeudamiento responsable¡±, tuvo por efecto otorgar un subsidio de 17.000 millones de pesos a la multinacional mexicana ALFA a la par de permitir que el salario m¨ªnimo perdiera un 40% de su valor en 24 meses.
Grandes corporativos empresariales, entre ellos el Grupo Monterrey, se convirtieron en los principales beneficiarios del Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios, un programa que cubri¨® con dinero p¨²blico el 40% de las p¨¦rdidas del sector privado por sus deudas en d¨®lares. Los beneficios, cr¨¦ditos y excepciones fiscales aplicadas posteriormente en 1986 se centraron en las empresas ALTEX (ALTamente EXportadoras) que eran ya de por s¨ª las m¨¢s grandes del pa¨ªs y en muchos casos compa?¨ªas internacionales.
As¨ª, mientras que en 1977 el 10% de los mexicanos m¨¢s ricos concentraban el 40% del ingreso total del pa¨ªs, para 1989 ya ten¨ªan el 49%. La clase media tuvo menos, la baja qued¨® sin cambio. Parte del problema fue que el entonces presidente Miguel De la Madrid, como acertadamente ha documentado la historiadora Louise Walker, imprimi¨® poca resistencia a las medidas draconianas que solicitaba el Fondo Monetario Internacional, porque ¨¦l mismo cre¨ªa que eran buenas ideas.
La crisis de 1994 no fue diferente. Se inform¨® a un grupo selecto de empresarios cercanos al poder la intenci¨®n de permitir una devaluaci¨®n del peso antes de que sucediera, lo que aparentemente, les permiti¨® proteger sus fortunas.
Adem¨¢s, como parte de las medidas para paliar la crisis se realiz¨® un rescate bancario que cost¨® 19 puntos del PIB y cuyos beneficios se concentraron en tan solo seis bancos, ni siquiera los m¨¢s grandes. Hoy sabemos que la mitad de la deuda que fue rescatada ven¨ªa solo de 600 pr¨¦stamos, y que muchos de ellos fueron hechos a familiares, accionistas o los mismos directivos del banco rescatado, como ha documentado el economista Stephen Haber de la Universidad de Stanford.
El rescate fue realizado sin penalizaciones para los banqueros irresponsables. Se capitaliz¨® a los bancos con dinero p¨²blico sin que se demandaran t¨ªtulos accionarios para el Estado, se compr¨® la cartera de baja calidad a un valor superior al de mercado, y para hacerlo, se invirtieron dos veces m¨¢s recursos del Estado que recursos privados. Peor a¨²n, a?os despu¨¦s los bancos fueron vendidos en beneficio de los accionistas rescatados. El banco Banamex, por ejemplo, fue adquirido por Citigroup sin pagar impuestos y sin que le fuera requerido reembolsar el rescate.
Al d¨ªa de hoy, la extensi¨®n de la corrupci¨®n con la que se realiz¨® el rescate bancario ha quedado sepultada. Cuando en 1998 se contrat¨® a Deloitte para realizar una auditor¨ªa forense que permitiera traerla a la luz, el auditor denunci¨® presiones para realizar su trabajo. Se alcanz¨® a descubrir que al menos 42.000 millones de pesos de las deudas rescatadas hab¨ªan sido pr¨¦stamos a familiares o directivos, y que otros 73.000 millones eran operaciones ilegales o irregulares. Aun as¨ª, el rescate de convirti¨® en deuda p¨²blica sin contar con la aprobaci¨®n del Congreso.
Se dice que el rescate bancario era necesario para proteger a los ahorradores. A lo mejor lo era, pero pudo ser mucho menos generoso. Solo el 13.5% del dinero pagado por el rescate fue destinado a los ahorradores, de acuerdo con los datos que compil¨® Enrique C¨¢rdenas, reconocido historiador econ¨®mico.
Adem¨¢s del rescate, la privatizaci¨®n de empresas paraestatales cre¨® una grosera concentraci¨®n de la riqueza. Solo nueve personas compraron el 38% de las empresas no bancarias, mientras que a la empresa mediana se le impidi¨® participar en cualquier compra. As¨ª, de 1993 a 1994 el n¨²mero de familias mexicanas en la lista de millonarios Forbes aument¨® en un 85%, cuando en el mundo solo subi¨® un 15%.
La ¨²ltima crisis mexicana, la financiera del 2008, tuvo un fuerte componente contra-c¨ªclico, aumentando la deuda en 10 puntos del PIB, pero algo volvi¨® a salir mal. El capital tuvo ganancias extraordinarias durante la recuperaci¨®n que no se tradujeron en mejoras salariales. M¨¦xico tiene hoy 12% m¨¢s trabajadores con sueldos de pobreza que en 2008. Ello sin contar que Felipe Calder¨®n, entonces presidente de M¨¦xico, aprovech¨® la ca¨ªda estrepitosa del PIB para proponer la desaparici¨®n de la Secretar¨ªa encargada de sancionar actos de corrupci¨®n de funcionarios p¨²blicos, y para desaparecer compa?¨ªas con sindicatos laborales aguerridos.
Por todo lo anterior, cuando L¨®pez Obrador argumenta que no adquirir¨¢ deuda porque no cometer¨¢ los errores del pasado, sus palabras resuenan como ciertas para las clases medias y vulnerables. Los sectores sociales que no tienen memoria de alguna crisis en la que la prioridad de rescate hayan sido ellos, celebran las formas de L¨®pez Obrador a contrapelo de lo que consideran son las peticiones de una ¨¦lite
La excusa perfecta
El mexicano promedio le teme a la deuda porque la relaciona con las crisis de las que solo unos cuantos salen bien librados.
Sin embargo, L¨®pez Obrador es m¨¢s astuto que esta postura. ?l se niega aumentar el gasto p¨²blico, no solo por los traumas antideuda del M¨¦xico contempor¨¢neo, sino porque entiende que la austeridad favorece su poder de acci¨®n e imagen pol¨ªtica.
Incurrir en deuda debilitar¨ªa su capacidad de maniobra pol¨ªtica. La deuda, de acuerdo a su lectura, deja a M¨¦xico sumiso y atado de manos ante el poder de inversionistas y bancos internacionales; entes frenta a los que L¨®pez Obrador tendr¨ªa que rendir cuentas y que castigar¨ªan cambios radicales en la pol¨ªtica p¨²blica.
Pemex es un ejemplo vivo de ello. Debido a su alt¨ªsimo endeudamiento privado, la petrolera mexicana pr¨¢cticamente opera bajo el permiso de calificadoras internacionales que sancionan duramente los sue?os de L¨®pez Obrador de recobrar la independencia energ¨¦tica. Los inversionistas maximizan ganancias, una ecuaci¨®n diferente y no necesariamente compatible con la que L¨®pez Obrador quiere maximizar.
El presidente mexicano tampoco quiere aumentar la deuda porque necesita mantener una imagen de responsabilidad fiscal que lo diferencie de los l¨ªderes populistas latinoamericanos que han aumentado el gasto p¨²blico al punto del desequilibrio macroecon¨®mico.
Si algo entiende L¨®pez Obrador es que la m¨¦trica que los capitales usar¨¢n para medir los aumentos en deuda de su Gobierno no ser¨¢ la misma que usaron cuando hace 12 a?os un gobierno de derecha, que contaba con la confianza de empresarios, aument¨® la deuda en 10 puntos del PIB para inyectar liquidez a los mercados. A un gobierno de izquierda se le juzgar¨ªa m¨¢s dura y cruelmente si incurre en deuda. Se le tachar¨ªa de irresponsable r¨¢pido y laxamente, se le acusar¨ªa de populista y clientelar a¨²n si aumentara la deuda para leg¨ªtimamente dar transferencias a los pobres e informales. Los inversionistas ya tienen sembrado un problema de desconfianza ideol¨®gica ante todo lo que haga L¨®pez Obrador y por ello, su reacci¨®n podr¨ªa incluso, agudizar la crisis.
Esto es a¨²n m¨¢s delicado porque el pa¨ªs que L¨®pez Obrador tiene hoy en manos es m¨¢s fr¨¢gil. Aun siguiendo las pol¨ªticas de austeridad draconianas, debido a la depreciaci¨®n del peso, la deuda mexicana ya ha aumentado en 7 puntos del PIB en 2020. Si el Gobierno decidiera aumentar en 10 puntos m¨¢s la deuda, no est¨¢ claro? si los mercados reaccionar¨ªan con calma.
Finalmente, existe tambi¨¦n el dilema de su persona pol¨ªtica. L¨®pez Obrador hizo carrera a partir de pertenecer al ala de izquierda del PRI y eventualmente conformar el PRD. Parece que muchos analistas han olvidado que desde sus documentos de trabajo fundacionales el PRD se dec¨ªa movilizado por ¡°la creciente sangr¨ªa (sic) que representa la carga de la deuda externa en los niveles de vida¡±.
L¨®pez Obrador, como animal pol¨ªtico, concibe a la deuda p¨²blica como su n¨¦mesis y al Fondo Monetario Internacional como su ant¨ªtesis. Recurrir a una l¨ªnea de cr¨¦dito con ellos ser¨ªa para ¨¦l traicionar 25 a?os de carrera pol¨ªtica.
Aceptar un plan econ¨®mico, sin deuda, que aumente el gasto p¨²blico al reasignar gasto es dif¨ªcil tambi¨¦n porque las pocas propuestas que est¨¢n sobre la mesa provienen de los mismos grupos empresariales que han aprobado los rescates pasados. La propuesta m¨¢s discutida hasta ahora, la hecha por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), es regresiva. Solicita apoyo para las empresas en general, sin condiciones en tama?o o giro, y busca medidas macroecon¨®micas que ayuden a empresas exportadoras y multinacionales, las m¨¢s grandes y s¨®lidas. No proponen nada sobre c¨®mo derrocar sus monopolios, empoderar a los peque?os, aumentar recaudaci¨®n, o imponer condiciones vinculantes a la protecci¨®n del empleo.
Lo que L¨®pez Obrador no ve
Es por ello que, si por algo hay que criticar a L¨®pez Obrador, no es porque no acepte las propuestas hechas por empresarios organizados, sino porque no proponga una forma distinta de aumentar el gasto p¨²blico.
L¨®pez Obrador comete un grave error de falta de visi¨®n.
Asume que la deuda p¨²blica siempre ser¨¢ usada para crear millonarios post-crisis sin entender que ello no es irremediable. La deuda puede ayudar a los m¨¢s necesitados y ser pagada con contracciones al gasto cuando la econom¨ªa mejore. Incluso, los apoyos a las empresas grandes pueden ser dados bajo la condici¨®n de que se mantenga el empleo, se cancelen los mecanismos de evasi¨®n fiscal y se paguen salarios dignos a los trabajadores.
La crisis de la covid-19 podr¨ªa ser usada para repensar la relaci¨®n entre M¨¦xico y sus ¨¦lites, y entre las crisis y los 52 millones de pobres mexicanos.
Incluso, se podr¨ªa pedir a las empresas beneficiadas que se comprometan a lograr la paridad de g¨¦nero en sus consejos directivos, que firmen convenios de ¨¦tica que reduzcan la corrupci¨®n privada y que cedan ante una reforma fiscal radicalmente progresiva en 2021. Un impuesto extraordinario de un 6% a la riqueza de las 350 familias mexicanas m¨¢s ricas podr¨ªa casi duplicar el gasto en salud p¨²blica en M¨¦xico.
Pero L¨®pez Obrador no lo ve. El presidente mexicano sabe c¨®mo no repetir la historia, pero no sabe c¨®mo crear un mejor futuro. De continuar por este camino, su actuar dejar¨¢ una clase debilitada y resentida que, como sucedi¨® en los ochenta, se organizar¨¢ en contra de quienes detentaban el poder.
En su juventud L¨®pez Obrador fue de esos movilizados. Hoy se podr¨¢ ver surgir, de las filas de los agraviados, a su sucesor.
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