La salida es verde

La salida a la crisis econ¨®mica provocada por el coronavirus solo puede ser inspirada en clave verde, producida de manera sostenible y renovable en su modo de provisi¨®n energ¨¦tica. Cierto que los grandes terremotos suscitan s¨ªndromes de retorno al pasado, a lo que un d¨ªa fue seguro, aunque jam¨¢s goce de nuevo de la posibilidad de volver a serlo. As¨ª, algunos angustiados reaccionarios sue?an, lo mismo en China que en Polonia, con el retorno a las centrales sustentadas en carb¨®n mineral, o en relajar otros avances ya pactados hacia energ¨ªas m¨¢s limpias y menos contaminantes.

Pero las crisis abren tambi¨¦n oportunidades para implantar nuevas ideas o para acelerar propuestas recientes. Es lo que sucede ahora. Un grupo de 10 Gobiernos de la Uni¨®n Europea, en su mayor¨ªa del norte ¡ªpero que incluye tambi¨¦n a Espa?a, Portugal e Italia¡ª, ha reivindicado la necesidad de confirmar que el Pacto Verde, bajo cuya advocaci¨®n la nueva Comisi¨®n inici¨® su mandato el pasado oto?o, no solo no es una antigualla, sino que se trata de la respuesta reformista necesaria para reorientar un modelo de producci¨®n y consumo que prest¨® grandes servicios al bienestar continental, pero que est¨¢ hoy aquejado de rigideces insufribles e ineficientes.

Afirman esos Gobiernos ¡ªen sinton¨ªa con el vicepresidente del ramo, Frans Timmermans¡ª que las inversiones en movilidad sostenible deben mantenerse como prioridad, que las energ¨ªas renovables tienen que reemplazar cuanto antes a las f¨®siles y que la eficiencia energ¨¦tica ser¨¢ un arma clave para la reactivaci¨®n tras la par¨¢lisis del coronavirus. Y que todo ello no ha de verse ralentizado por el aplazamiento de la cumbre de Glasgow sobre el cambio clim¨¢tico (COP 26, la sucesora de la que tuvo lugar en Madrid), prevista para noviembre y que deb¨ªa imprimir un aceler¨®n a los compromisos de reducci¨®n de emisiones contaminantes.

?Por qu¨¦ esta crisis puede convertirse en una gran ocasi¨®n para afianzar y activar m¨¢s velozmente los objetivos medioambientalistas? Porque la experiencia cotidiana de aislamiento que viven centenares de millones de europeos apunta con fuerza a principios y valores compartidos de gran utilidad y mejor futuro. Entre ellos, una revalorizaci¨®n de la esfera p¨²blica como espacio de resoluci¨®n de los reveses comunitarios. As¨ª, los sistemas nacionales de salud empiezan a gozar del favor entusiasta de quienes m¨¢s recelaban de ellos: los ultraliberales brit¨¢nicos (Boris Johnson) o los ultraconservadores espa?oles.

La crisis puede ayudar tambi¨¦n a favorecer una nueva sensibilidad social sobre la priorizaci¨®n del gasto ¡ªfamiliar y colectivo¡ª en favor de las necesidades esenciales urgentes; una cierta propensi¨®n a la frugalidad, de momento obligada; una interiorizaci¨®n de los valores de la econom¨ªa circular y de una movilidad menos nerviosa; un acicate al pensamiento a largo plazo en vez de someterse a la pulsi¨®n inmediatista. Y la convicci¨®n de que la esfera empresarial puede, y debe, aportar tambi¨¦n su propia iniciativa y visi¨®n. Todas estas actitudes, que se van fraguando en el laboratorio del aislamiento forzado y solidario, sirven para contribuir a sintonizar con los valores de proporcionalidad y cohesi¨®n caracter¨ªsticos de la cultura ecol¨®gica.