Infectados de desigualdad
No es lo mismo contagiarse en Europa que hacerlo en ?frica o Latinoam¨¦rica, con sistemas de salud muy fr¨¢giles y formas de vida al l¨ªmite
Cuando la pandemia pase, lo har¨¢, porque la Tierra continuar¨¢ girando sobre su eje ¡ªy no es un bulo¡ª, tomaremos conciencia de que nos toc¨® sufrir un cataclismo hist¨®rico inimaginable que nos pill¨® desprevenidos y marc¨® nuestras vidas. Lo contaremos a nuestros nietos como si se tratara de un cuento fant¨¢stico. ?rase una vez¡ Querr¨¢n saber c¨®mo fue posible que un microsc¨®pico virus confin¨® en sus casas a media humanidad, desafi¨® por un tiempo a la medicina y disloc¨® la vida econ¨®mica y social. C¨®mo un mundo tan tecnol¨®gica y cient¨ªficamente avanzado, con ingentes recursos econ¨®micos, corri¨® el peligro incre¨ªble de su laminaci¨®n.
El Museo de Historia Americana de Washington recolectar¨¢ diarios escritos, historias orales, v¨ªdeos, fotos del a?o de la plaga, que permitir¨¢n recordar a las futuras generaciones c¨®mo se trastoc¨® la vida en la tierra la primavera del 2020. Lo extraordinario es que cuando seguimos en el t¨²nel ya queremos saber c¨®mo ser¨¢ el mundo pospandemia. El virus de la impaciencia nos infecta en paralelo al del SARS-CoV-2.
El espejo de la pandemia nos devuelve una imagen de desigualdad insostenible que define nuestro orden econ¨®mico y social, que sobrevuela nuestro modo de vida y afecta a su sostenibilidad. Pero no es lo mismo infectarse en Europa que hacerlo en ?frica o Latinoam¨¦rica, con sistemas de salud muy fr¨¢giles y formas de vida al l¨ªmite. Su impacto es desproporcionado entre los pobres. En Nueva York, mueren dos veces m¨¢s los afroamericanos y los hispanos del Bronx que los blancos de Manhattan; el nivel de ingresos y de educaci¨®n, el no tener que ir a trabajar en metro, o el vivir hacinados, discrimina. Tambi¨¦n en Madrid la enfermedad no se ceba lo mismo en Legan¨¦s, o Puente de Vallecas, que en el barrio de Salamanca. El coronavirus actuar¨ªa como un acelerador de la injusticia social. La infecci¨®n de desigualdad ya la hab¨ªamos contra¨ªdo previamente. Tras la derrota del virus, ser¨¢ primordial establecer un nuevo contrato social que pal¨ªe, al menos, la brecha mundial de desigualdad.
Cerrar por decreto la vida corriente y la econom¨ªa ha sido f¨¢cil, abrirla no va a serlo tanto. Quedan m¨¢s que semanas, incluso meses, viviremos el verano de la pandemia, y tambi¨¦n su oto?o. Hasta 2021 no habr¨¢ una vacuna. Ni un momento preciso cuando todo est¨¦ bajo control y la vieja vida que conoc¨ªamos pueda reanudarse. La pandemia acelerar¨¢ la historia pero no la redefinir¨¢ (Richard Haas, Foreign Affairs). Ser¨¢ una estaci¨®n en el camino que el mundo ha estado transitando durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Ante el declive del liderazgo de Estados Unidos, China aprovechar¨¢ el vac¨ªo resultante. Puede estar agotado el viejo orden internacional, puede que el orden liberal capitalista y con ¨¦l nuestro estilo de vida, necesiten un reinicio. Pero el capitalismo de Estado de China y su control orwelliano de la poblaci¨®n no son el modelo alternativo a seguir. China no est¨¢ ganando como quiere hacer creer su eficiente propaganda mundial.
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